En un conversatorio virtual organizado por la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos, familiares de víctimas de violencia policial y estatal, solicitaron que los acompañen como querellantes en los casos que haga falta. Lo explicitó Soledad Laciar y lo refrendaron los demás participantes.
Por Katy García*
Durante el encuentro realizado el pasado viernes mediante videoconferencia con motivo del Día Nacional de Lucha contra la Violencia Institucional que se conmemora cada 8 de mayo, Soledad Laciar, mamá de Blas Correa (17); Claudio Mazzina, papá de Yamil Alexis (16); Soledad Paredes, mamá de Joaquín Paredes (14); Sandra Zarandón, mamá de Álvaro Zarandón (19) y Luis Ávila, padre de José Ávila (35), compartieron historias de dolor y de lucha. Coincidieron en solicitar el acompañamiento de los Organismos de Derechos Humanos presentándose como querellantes en situaciones puntuales. Acordaron que la unidad es fundamental porque “la lucha es colectiva”.
Mónica Piñeiro y Mary Luque, integrantes de la comisión de violencia institucional, abrieron y cerraron una jornada que busca tejer “una trama” para acompañar las luchas por justicia mediante el “trabajo conjunto”. También participaron periodistas de medios públicos y alternativos.
Peleamos contra un monstruo
Soledad Laciar, la madre de Blas Correa (17) asesinado por la policía el 6 de agosto de 2020, relató que su hijo venía con unos amigos en un auto y en un supuesto retén fueron perseguidos y baleados. Por el hecho “hay 18 policías imputados, de todos los rangos de la estructura policial”. Aclara que dos de ellos tienen causas; y tres son empleados de la Clínica Aconcagua donde le negaron atención médica. De ahí lo subieron al auto para buscar otro lugar cuando los detienen en la esquina de Chacabuco y Corrientes y fallece.
“Intentaron plantarle un arma; gracias a Dios no pudieron. Se demostró con pruebas que este es el modus operandi que tiene la policía. Vamos a seguir luchando contra quien sea”, afirmó Soledad y agregó: “Es muy duro darte cuenta, abrir los ojos, y descubrir en la provincia en que estoy. Es muy triste. Demasiado. Necesito de ustedes para seguir avanzando y poder ir contra el Tribunal de conducta (de la policía) y saber por qué los cambiaron (al área) anticorrupción”.
Soledad señala que el responsable político es el gobernador Juan Schiaretti. “Quiero que esto cambie y me prometí hacerlo hasta el final. No hubo ningún policía loco acá, hay una corporación y es una vergüenza que no están presos”, señala. “No tengo miedo. Y por eso tenemos que estar juntos. Hay mucha gente que nos apoya y hay que visibilizar todo lo que nos pase. Pido el acompañamiento porque peleamos contra un monstruo. La lucha es constante, en todos los lugares”.
Se nos ríen en la cara
“Se mece hace muy difícil resumir tantos años de sufrimiento. Hoy se cumplen dos años y seis meses desde que me arrebataron a mi hijo que vivía conmigo desde los tres años”, dijo, consternado, Claudio Mazzina.
Contó que a su hijo Yamil “lo hostigaron por cuestiones ideológicas y de género. Y el homicidio es el resultado de tantos años de injusticia”. Lo hirieron el 7 de noviembre de 2018, en Río Tercero, y falleció una semana después. Sabe que “fue una emboscada” llevada adelante por cuatro patrulleros y que fue informado como un accidente. “No hay ningún imputado. Venía de tomar una gaseosa tras jugar un partido de fútbol. No venía de robar”, como dijeron, afirma.
Según el expediente al que no accedió “fue un accidente, algo casual, que ocurrió y que la policía vio”. Manifestó que es hostigado y hasta tuvo que cambiar de letrado. El 3 de septiembre de 2018, dice, radicó una denuncia por amedrentamiento y burlas al joven pero el fiscal Alejandro Carballo no investigó. No se explica cómo no pudieron hacerlo si Colonia Almada tiene apenas 400 habitantes.
Muy angustiado, expresa que “Son bestias, no animales porque ellos no hacen daño” y enfatiza que “la salida no es individual” aunque cada uno “defiende como puede su posición”. Piensa que “Nos quieren divididos” y que hay que meter presión para que actúen los que tienen que hacerlo. “Se nos ríen en la cara, si no estamos juntos, como lo hacen conmigo. Me bailan en frente, o ponen una maleta en la puerta de mi casa haciendo un show para ellos”.
La salida es colectiva
La madrugada del 25 de octubre de 2020, Joaquín se dirigió a la casa un amigo para saludarlo por su cumpleaños y terminó asesinado por la espalda con balas de plomo. Fue en la localidad de Paso Viejo, “Los encerraron, los insultaron y les dispararon. Él tuvo miedo, corre, y cae muerto”, revive, Soledad Paredes, su madre.
Lo dejaron abandonado. Le piden ayuda a la enfermera que se niega a salir del lugar que estaba a doce metros. Tuvieron que ir a la comisaría a pedir auxilio. “La respuesta fue una balacera de más de 40 disparos”. Cuenta que la fiscal lo imputó al agente López de cuya arma salió la bala por homicidio. En tanto que a los otros cuatro participantes por abuso de autoridad. “Luchamos para que la fiscal cambie la carátula. Dos están en libertad, bajo fianza”, destaca.
El 2 de noviembre, el día en que cumpliría años, hicieron una marcha de antorchas pidiendo justicia. No es fácil protestar, en ningún lado. Pero en una localidad chica es mucho más difícil. Porque a las personas que concurren les toman fotos en un claro intento de amedrentar. “La gente tiene miedo. En Tribunales pasó lo mismo. Nunca vamos a hablar de venganza. Hay una justicia y se va a hacer. Sé que no me van a devolver la vida de mi hijo pero vamos a luchar”, afirma. Enfatiza que “La salida es colectiva” y que “multiplicar las voces” es muy importante.
Ocho años de impunidad
Sandra Sarandón, la mama de Alvaro, se retrotrae al 8 de febrero de 2013 cuando su hijo le avisó que iba a la casa de un amigo y que si no volvía hasta las tres de la madrugada era porque se quedaba en la casa de la abuela de Enzo. Nunca más lo vio. Con el tiempo pudo reconstruir que esa noche en Laboulaye, allanaron esa casa y que hubo una balacera. “Lo corrieron dos cuadras y media y lo mataron por la espalda. Lo llevan a un centro de salud, esposado”, sostiene. Ella se enteró recién al otro día.
Lleva ocho años con el corazón en la boca porque además de la impunidad teme por el hostigamiento a sus otros hijos. “Mandan ellos. Tengo terror de que les pase algo y tengo que decirles que bajen la cabeza… cuando los paren en la calle”, dice, con voz entrecortada.
Sobre la cusa manifestó que hubo un solo imputado que terminó absuelto. Cazó la sentencia y hasta ahora sigue esperando la apertura de un nuevo juicio.
No tiene nombre
Luis Ávila, una vez que superó unos problemas de conexión, resumió que a su hijo José lo asesinaron dentro de la casa de un amigo. Que hubieron muchas versiones y como en la mayoría de los casos intentan acusar y desprestigiar a la víctima con comentarios que “nada tienen que ver porque yo conozco a mi hijo”. Y añadió: “Lo que pasa con esta policía, no tiene nombre”. El hecho ocurrió en Villa libertador, el 7 de julio de 2020. No accedió al expediente directamente pero si lo hace su abogado. Considera que la investigación fue buena y destacó la labor de un subcomisario. La bala que terminó con la vida de su hijo salió de un arma de 9 mm. Los causantes fueron atrapados a la madrugada y trasladados a la cárcel. La familia espera que pronto se realice el juicio.
Medios
En relación a la visibilidad mediática las experiencias fueron dispares. En el caso de Soledad está conforme porque “mi marido tuvo la lucidez” de actuar rápidamente y conectarse con productores de Cadena 3 y Canal 12 y la difusión fue inmediata en todos los medios locales y nacionales. No fue el caso de Claudio que ni los medios locales ni de la capital tomaron sus denuncias. En cambio reconoce que “los medios independientes como La Tinta, Cítrica, la Garganta Poderosa, Anred, si lo hicieron. Con respecto a Joaquín la familia dijo que al principio divulgaron que “hubo una gresca” pero rápidamente se revirtió.
Otras vivencias transitadas
Participaron de la reunión como invitadas Miriam Medina, la madre de Sebastián Bordón, el joven que viajó desde Moreno, provincia de Buenos Aires, junto a sus compañeros para disfrutar del viaje de fin de curso en Mendoza y terminó asesinado por efectivos policiales. Fue en 1997, durante la presidencia de Carlos Menem. También lo hizo Viviana Alegre, la mamá de Facundo Rivera Alegre, quien salió el sábado a la noche a un baile donde tocaba la banda de Damián Córdoba. Desde el domingo 19 de febrero de 2012, le falta a su familia y a la sociedad. Ambas contaron las vicisitudes que atravesaron en un camino plagado de obstáculos. Pero también recordaron cómo se hermanaron con otras familias y organizaciones de derechos humanos. “Hay que decir las cosas por su nombre los que torturan son torturadores y los que matan son criminales”, recomendó, Miriam. Por su parte, Viviana Alegre afirmó que “cuando un policía jala un arma es porque está apoyado por el poder político” y recordó que hubo un juicio pero Facundo sigue desaparecido.
También compartió su experiencia la hermana de Andrea Viera “la primera mujer muerta por torturas en democracia”. Hace 19 años, fue detenida en una comisaría junto a su compañero. Por los golpes fue trasladada en coma profundo y a los 12 días murió. “Dentro de la tragedia tuve la suerte de que los cuatro Organismos de derechos humanos-Madres, línea fundadora, Abuelas, Familiares e hijos- me acompañen” aunque “Nunca tuvimos justicia completa”. Forma parte del Programa Nacional de lucha contra la impunidad del ministerio de justicia de la nación que existe desde 2003.
Sobre el final desde la comisión de violencia institucional manifestaron su voluntad “de seguir adelante” y avanzar “en el fortalecimiento de las familias de las víctimas porque la lucha es colectiva”. En ese orden destacaron la importancia de “la prensa con su tarea de preguntar, investigar, e informar a la población”. Convocaron “ a seguir juntos y armar redes”.
*Agencia Prensared| Foto ilustrativa Agencia Télam.
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