Defensores de Quiroga y Salgado solicitan  la absolución de ambos

Natalia Bazán y Pedro Leguiza, expusieron las conclusiones finales del juicio n° 19 que comenzó el 13 de agosto del corriente año. Una y  otro, rebatieron los argumentos y los pedidos de pena, de la fiscalía y la querella.  Ambos, solicitaron la absolución de los imputados  por delitos de lesa humanidad, cometidos casi medio siglo atrás. Última palabra y sentencia:13 de noviembre a las 9:30.

Por Katy García*

En la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de Córdoba (TOF1), Natalia Bazán y Pedro Orlando Leguiza, defensores de Osvaldo César Quiroga y Rodolfo Salgado, respectivamente, expusieron las conclusiones finales del nuevo juicio de reenvío ordenado por la Corte Suprema. Ante el tribunal presidido por Facundo Zapiola, junto a Cristina Edith Giordano y Mario Martínez (vocales) y las partes, ambos defensores solicitaron la absolución de sus asistidos, por falta de pruebas certeras.  En caso contrario,  le piden al Tribunal que continúen en libertad como hasta ahora porque siempre han estado a derecho, por la edad y los problemas de salud.

Justicia le duela a quien le duela

La abogada pública, Natalia Bazán, que asiste a Osvaldo César Quiroga expuso ante el tribunal y las partes las conclusiones finales en este juicio de reenvío que tramita el TOF1.

¿Qué pasa con la garantía del plazo razonable en este tipo de  juicios de lesa humanidad? lanzó al inicio y explicó que su defendido antes del Juicio de la UP1 realizado en 2010, fue citado dos veces por el poder judicial. Una, durante el Juicio de la verdad en 1984 y  otra en 2007, cuando la jueza Garzón de Lazcano, lo citó a indagatoria, lo procesó y después de dos años elevó la causa a juicio, que recayó en el TOF1.

En 2010, fue absuelto, fallo que a su entender “lo perjudicó” porque desde aquél momento sufre “la pena del banquillo” refiriéndose al tiempo transcurrido. En ese sentido, subrayó que los jueces deben diferenciar entre acusado y condenado de lesa humanidad.

Tras reconocer que si bien Argentina es un modelo en el mundo de juzgamiento a quienes perpetraron graves delitos de lesa humanidad como dijo el fiscal Trotta  ¿“cómo puede ser que a casi 50 años a nadie le haga ruido que 15 años después se haga un nuevo juicio pasando por alto esta circunstancia. ¿Es legal, es legítimo?” dijo, enfáticamente, y agregó que “no se puede alcanzar justicia a cualquier costa y tampoco tomar el fallo de la Corte como una orden”, sostuvo.

“Lo que busca ésta defensa es lograr justicia le duela a quien le duela”, dijo, citando a Hannah Arendt. También citó la tragedia de Antígona.  “Cualquier  decisión que no se respete en  un plazo, no es justicia”, por eso solicitó  que se declare la  insubsistencia de la acción penal, por el tiempo transcurrido. “Estamos en una situación de nulidad absoluta”, completó y cuestionó el pedido de penas por parte de la fiscalía.

Le advirtió al Tribunal que el planteo de fondo tiene que ver con la  existencia del “sesgo cognitivo” –efecto psicológico que tiende a distorsionar la interpretación de la información- que en este caso actuó a través de las indicaciones de los jueces de dos tribunales que le marcaron el camino al fiscal y que él se dejó llevar. En ese orden, para la abogada, fue centrarse solo en el testimonio de Eduardo de Breuil y que no haya habido ninguna prueba nueva. Concretamente afirmó  que la “simplificación de la prueba”, perjudica al acusado.

Acerca del testimonio del sobreviviente dijo que fue sincero, que actuó de buena fe, pero a la vez complejo, porque  no puede ser “imparcial” ante lo que ocurrido porque se encontraba en estado de shock. , esto es, porque estaba en shock. Asimismo, rebatió el argumento que por pertenecer al Regimiento de Infantería II bastaba para condenarlo. Puso como ejemplo, que cuando se produjeron los dos asesinatos dentro de la UP1 “a la vista de todos los detenidos, con total impunidad” los autores fueron identificados y condenados. En ese sentido, afirmó que “Quiroga nunca fue considerado un torturador”, entre otras  consideraciones como el legajo que no registra condecoraciones, como Mones Ruiz. “Son casos incomparables, afirmó. Añadió que los traslados eran habituales lo mismo que las firmas  como pasó con D’aloia y López que fueron absueltos.

También impugnó la figura del “Capitán” que el testigo reconocía por la voz lo mismo que la frase “mal día hoy”. En síntesis, rechazó los argumentos del fiscal Trotta, basado en la voz porque no son fiables. También cuestionó entre otras cosas que no haya valorado “la situación emocional del testigo que fue la punta del ovillo para decir para decir que fue él”. Destacó que “Nunca lo ubicó De Breuil, cuando salió su foto en todos los medios nacionales”, señaló y mostró una foto de época.

En el  segundo tramo, puso en foco el punto central, esto es, dónde y a quienes entregó el imputado, a los detenidos. La letrada aseveró que  Quiroga  los entregó en la zona de la mosaiquería cuando en ese momento declaraba una mujer de apellido Fransesi hecho que “quedó corroborado”.

Respecto a las amenazas previas de muerte que recibió  Vaca Narvaja, contado por los testigos  porque la víctima les había expresado que “sabía que lo iban a matar”, dijo que su defendido no tuvo nada que ver porque cuando lo llevaron al Campo de la Ribera, en junio, junto al Diablito Funes y a Federico Bazán, les dijeron que los iban a matar.  También negó que haya sido su asistido quien  le preguntaba a Vaca Narvaja sobre unos terrenos y que insultaba a su padre, porque en ese momento lo habían enviado a Tucumán para que se sume al Operativo Independencia. Respecto a la frase “mal día hoy” que le adjudican, también fue rechazada. A la vez, le quitó seriedad al reconocimiento de la voz y la descripción de los rasgos físicos que consideró, muy genéricos.

Aseguró que la función de Quiroga era entregarlos en ese destacamento y que se arrepiente no haber preguntado quién los recibió. En síntesis, sostuvo que no se agregó nada nuevo al juicio, situación que no conduce a certeza alguna de manera que existe una “duda insuperable”. Solicitó  la absolución,  porque solo hay indicios. En caso de que haya condena solicitó que siga en libertad.

 No hay pruebas

El defensor privado  Pedro Orlando Leguiza adhirió a los conceptos  expuestos por su colega que beneficien a su cliente. Reiteró que su asistido fue absuelto dos veces,  por seis jueces. Aseguró que Salgado no cometió el delito privación de la libertad   y tampoco de tormentos  porque “la guardia no era un lugar de tortura” sino una oficina donde llegaba  la gente de afuera.  También agregó que la esposa de Urquiza había reconocido que fue citado y que el oficial Salgado lo buscó.  Pero ese mismo día, agrega, otro personal del D2 si fue al domicilio, allanaron su domicilio,  detuvieron a la señora y que eso consta en el expediente.

Afirmó que los señalados como torturadores por Urquiza eran Tissera y Romano.  Respecto a Charlie Moore, a quien señaló como “colaborador”, dijo que nunca lo había nombrado a Salgado. Añadió que  “los expolicías detenidos no lo nombraron a Salgado como un interrogador” porque siempre trabajó en la guardia y no participó de estos procedimientos. “Sólo está la acusación de Urquiza”, dijo tras aclarar la diferencia entre indicio y prueba. Ratificó lo dicho por su asistido cuando declaró que fueron al domicilio de Urquiza a entregarle una citación. Que habían trabajado juntos y se conocían. Y que al regresar de su descanso de 48hs “fue grande su sorpresa” cuando  pudo leer en el libro de novedades un parte que informaba que había sido detenido por infracción a la ley 20840. “Salgado no tuvo más contacto porque no se podía relacionar con los detenidos”, afirmó.

Luego repasó el proceso de las absoluciones  y las apelaciones que lo trajeron 15 años después a este nuevo juicio. Reiteró que no hay ninguna evidencia de su participación y que hasta ahora él sigue en situación de inocencia.

Por lo expuesto, expresó que además de las dos sentencias absoluciones, la falta de pruebas e indicios,  no existen elementos procesales que puedan tomar otra resolución que no sea la absolución de mi defendido. Por eso, solicito su absolución total y definitiv”.  En el hipotético caso de que hubiera una condena solicitó que continúe en libertad como ahora  por su situación de salud.

Al inicio del juicio la defensora Bazán planteó la nulidad de este segundo juicio porque consideró que “afecta el derecho de defensa, el debido proceso y la garantía del non bis in ídem”, esto es, juzgar dos veces  por un mismo hecho, razonamiento al que  adhirió su colega. Tal pedido fue rechazado por las partes y el Tribunal.

La próxima y última audiencia se realizará el  13 de noviembre a las 9:30, en la sala de audiencias de Tribunales federales, ubicada en el segundo piso. El juicio es oral y público. Quien quiera asistir debe ser mayor de edad y contar con el DNI.

*Periodista. Agencia Prensared https://prensared.org.ar/Imágenes gentileza Sofia Marciale. 

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