Tanto la fiscalía como la querella dieron a conocer las conclusiones finales y solicitaron penas. Facundo Trotta, María Laura Bazo Queirolo y Adriana Gentile, solicitaron perpetua para Osvaldo Quiroga. Mientras que para Rodolfo Salgado, los fiscales pidieron 10 años y la querella 15. En la próxima audiencia alegará la defensa.
Por Katy García*
En la ciudad de Córdoba, el pasado lunes, en el edificio donde funciona el TOF3, los fiscales Facundo Trotta y María Laura Bazo Queirolo, alegaron en el marco del juicio Videla ordenado por la Corte Suprema. También lo hizo la representante de las familias querellantes, Adriana Gentile. Ante el Tribunal expusieron las conclusiones finales y solicitaron las penas para los imputados Osvaldo César Quiroga (exmilitar) y Rodolfo Salgado (expolicía) imputados, por delitos de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de estado. Para Quiroga solicitaron, tanto la fiscalía como la querella, prisión perpetua, inhabilitación absoluta y costas, por los delitos de homicidio calificado por alevosía en tres hechos, como coautor, en perjuicio de Miguel Hugo Vaca Narvaja (h), Gustavo Adolfo de Breuil, y Arnaldo Higinio Toranzo. Para Salgado, la fiscalía pidió 10 años, por los delitos de privación de la libertad agravada, imposición de tormentos agravados, como coautor y la querella, requirió 15.

Los hechos y el Capitán
“No está en discusión la existencia de los hechos. Quedó acreditado en todas las instancias que, el 12 de agosto de 1976, una comitiva a cargo del imputado Quiroga, retiró de la UP1 a los detenidos especiales Miguel Hugo Vaca Narvaja (h), Gustavo Adolfo de Breuil, Eduardo Alfredo de Breuil y Arnaldo Higinio Toranzo, dijo Facundo Trotta, al comienzo de su exposición.
Después, los trasladaron a dependencias del Tercer Cuerpo de Ejército donde se los encerró en una habitación. Personal militar, les saca las esposas y las reemplaza por ataduras con trapos, y los amordazan. En un móvil, lo ubican a Eduardo de Breuil y en el otro a los tres detenidos. En cercanías del Chateau Carreras (actual Kempes) los bajan, y los asesinan con armas de fuego. A Eduardo lo bajan, le quitan las vendas, y lo obligan a observar los cuerpos sin vida, completó.
De acuerdo a los testimonios de Eduardo de Breuil, realizados en 1984 y en 2010, quien los llevó y se encargó del procedimiento “es el Capitán”. La persona fue siempre la misma: quien habló con Vaca Narvaja, el que les repetía “mal día hoy”, advirtiendo lo que les iba a pasar. El que le ordena a los soldados que bajen y miren si no había “moros en la costa, que preparen las armas y tiren, y que recojan las vainas”. El que sube al mismo vehículo con el testigo, y el que lo baja, para que vea los asesinatos, describe el fiscal.
“Terrible desde donde lo veamos”, dijo Trotta, refiriéndose al último acto de obligar a la víctima que observe los restos de su propio hermano. “No puede haber otro capitán que no sea Quiroga”, sostuvo y aseguró que “el testimonio de De Breuil es contundente y no hay margen de dudas de que fue él, sea o no Capitán”, remató. Además, estaba a cargo de la comitiva y firmó el recibo. Quien actuó fue Quiroga, integrante de la misma unidad del Regimiento de Infantería del Área Aerotransportada II, cuya base permanente se encontraba en la UP1 donde se torturaba y mataba a los presos políticos alojados en la cárcel, como quedó acreditado en el juicio de 2010.
En esa línea, dijo que está demostrado que “(Enrique Pedro) Mones Ruiz y Miguel Ángel Pérez, pertenecían a esta unidad, fueron condenados por 28 tormentos agravados y un homicidio calificado, por el asesinato de Raúl Bauducco, cometido en el interior de la UP1”. La Corte Suprema había señalado en su fallo que “el arma característica del régimen represivo en Córdoba fue la Infantería Aerotransportada, representada por el Regimiento de Infantería II, dependiente de la IV Brigada, a cargo de Pino Cano que constituyó una unidad de relevancia. Cabe destacar que las víctimas estuvieron en el lugar hasta que él ordenó su traslado tarea que realizó Quiroga”, agrega. No es menor entonces que Quiroga se desempeñe dentro del cuerpo del ejército. En ese sentido, precisó, que uno de los errores que cometió el TOF1 fue no relacionar la pertenecía a esa unidad con la responsabilidad penal.
Frente a esta relevancia del regimiento al que pertenecía Quiroga ¿¡“La defensa pretende hacernos creer que en este caso retiró a las víctimas solo para trasladarlos hasta los cuarteles del regimiento, sin saber el destino final y sin participar de los homicidios?”, interpela y analiza.
“Mire señor Juez: pensar que en el marco del terrorismo de estado implementado en nuestro país y concretamente en Córdoba bajo el manto de Luciano benjamín Menéndez, una unidad del ejército, como el Regimiento de Infantería Aerotransportada II, que había matado a una persona, ante todos, va a retirar a cuatro personas, una de ellas, con el peso que tenía Vaca Narvaja, y no va a participar de los asesinatos. Creer que fue así es ir contra de la lógica de la represión”, expresó, enfáticamente el fiscal y dijo que este fue otro de los errores que le señaló la Corte al TOF1.
Testimonios de una muerte anunciada
El fiscal comentó que mientras preparaba las conclusiones recordó que en este caso en particular las víctimas sabían lo que les iba a ocurrir y también cómo los testigos se quebraban emocionalmente en el mismo tramo en que lo hacían. Por caso, Enrique Asbert se había quebrado las dos veces que declaró incluso él mismo se conmovió en aquél momento cuando era secretario. En ambas situaciones, Asbert contó que Vaca Narvaja le confió que sabía que lo iban a matar, le pidió que lo velara en vida, y que le diga a sus hijos que lo perdonaran por no haber podido hacer el viaje por las sierras que les había prometido. También le había dicho que cuando lo trasladaban desde el campo La Ribera a la cárcel, el oficial le dijo a su amigo Vaca Narvaja: “te salvaste Pibe porque ya hemos cubierto el cupo de subversivos muertos por hoy” pero “te vamos a matar, el ejército argentino te va a matar”. Cuando lo vinieron a buscar, pudo ver desde otro ángulo y escuchar que se despidió con un grito ” Viva Perón, Carajo. Hasta la victoria siempre!
Luego analizó los fallos de la Cámara Federal de Casación, en relación al retiro y traslado al Tercer Cuerpo, donde fueron asesinados. Explicó también que respecto al destino final la Corte dijo que era conocido no solo por las víctimas sino por el personal de la penitenciaría. En este punto también tuvo en cuenta que las expresiones como “mal día hoy” dichas por Quiroga aluden al destino final y que el TOF 1 soslayó. Finalmente habló de la impunidad con que actuaron y que los falsos comunicados eran parte del método.

Estigmatizados por ser universitarios
Continuó con el alegato la fiscal Bazo Queirolo. Ratificó que se trata de delitos de lesa humanidad contra Luis Alberto Urquiza y otros policías (José María Argüello, Oscar Samamé, su hermano Horacio Samamé, Carlos Arnau Zúñiga y Raúl Urzagasti) fueron estigmatizados por ser estudiantes universitarios acusados de “traidores e infiltrados”. Entre el 12 y el 13 de noviembre, fueron secuestrados por personal del D2, interrogados y torturados en el lugar, llevados al campo la Ribera, sometidos a un Consejo de Guerra y trasladados a la Unidad Penitenciaria n°1 hasta que fueron absueltos y liberados.
Luego se centró en este caso específico que tiene como acusado a Rodolfo Salgado. Detalló quiénes conformaban la pirámide del D2: Telleldín, Esteban, Tissera y Romano, los mismos que luego lo torturaron junto a Salgado.
Narró, que la víctima, Luis Urquiza, en esa época era agente y se desempeñaba en la guardia del D2. El 12 de noviembre de 1976, personal de la dependencia junto al oficial sub-ayudante Salgado, se presentó a su domicilio y le dijeron que “el 1” (Telleldín) lo esperaba. Ingresó por la guardia del D2, donde lo esperaban los comisarios Tissera y Romano. Lo esposaron, le quitaron el arma y pudo ver porque no estaba vendado que dos comisarios y Salgado estaban torturando a su compañero Arguello. Seguidamente, lo trasladaron a Urquiza al banco de cemento donde Tissera, Romero y Salgado lo torturaron. Luego llegó El Gato Gómez le advirtió que con él todos hablaban. Lo extraño fue que presentaron como “prueba” el legajo de la Policía Federal, donde consta que fue detenido e incomunicado en el D2. Es decir que se trató de un secuestro, disfrazado como citación.
Los Pumas
Charlie Moore contó que “una mañana Tissera lo mandó a secuestrar a Urquiza porque encontraba vinculaciones con el ERP”. También se refirió al legajo penitenciario donde consta que pasó por los campos de concentración La Perla y la Ribera. Estuvo a disposición del PEN, enfrentó un Consejo de Guerra y terminó liberado dos años después. También denunció que los llamaban Los Pumas porque se arrastraban para desplazarse, por las tremendas torturas recibidas. Por otra parte, se refirió a los dichos de Salgado y su legajo. Era uno de los tres guardias junto a Gontero y Flores. De modo que el hecho está acreditado, “no estuvo al margen del terrorismo”, tampoco fue un hecho aislado “tuvo el poder y lo utilizó. El hecho está probado”, concluyó.
Fueron delitos de lesa humanidad
Adriana Gentile, abogada querellante que representa a las familias de las víctimas (De Breuil, Toranzo, Vaca Narvaja y el sobreviviente Urquiza) adhirió a las conclusiones expresadas por la fiscalía sobre los dos hechos. Reafirmó que en la UP1 funcionaba un Centro Clandestino de Detención (CCD), donde el ejército desplegaba su aparato punitivo, sometía a los presos políticos a tratos inhumanos, torturas y fusilamientos.
En primer lugar se refirió al hecho ocurrido el 12 de agosto de 1976 cuando retiraron a Vaca Narvaja, Toranzo, Gustavo De Breuil y Eduardo De Breuil, con el objetivo de detectar la responsabilidad que le cabe al acusado Quiroga. Desarrolló lo analizado por la Cámara y la Corte respecto a la prueba y los fundamentos y afirmó que “la prueba principal se encuentra en el testimonio de Eduardo de Breuil” quien declaró en 1984 y en 2010.
Precisó cómo los sacaron ante la mirada de espanto de un grupo de mujeres que trabajaban en las oficinas del piso de abajo. Ratificó la existencia del Capitán, en todas las declaraciones. Sostuvo que no lo bajaron en el lugar, donde luego asesinaron a las tres víctimas. Fue después cuando lo llevan para que vea los cuerpos y le ordenan que cuando regrese a la penitenciaría cuente lo ocurrido. No solo eso. Le preguntó si sabía por qué los habían matado. Le dijo que no. Entonces le respo9nde: fue por represalia porque habían matado a un cabo días antes.
También expuso parte de los testimonios de los expresos políticos Humberto Vera, Gerardo Otto, Héctor López, Mario Paredes, Jorge De Breuil, Manuel Canizzo, realizados en 2010, además los de Baronetto y Asbert. Todos coinciden en que Vaca Narvaja era verdugueado y que sabían que los iban a matar. Recordó que Toranzo (20) era estudiante de historia y militaba en la Juventud Peronista.
Quiroga no supo decir a quiénes entregó a los detenidos. “En definitiva, no cabe ninguna duda que para matarlos había que sacarlos”. Y fue el jefe de la compañía el que los retiró, redondeó.
No fue un hecho aislado
A continuación Gentile alegó en la causa que tiene como imputado a Rodolfo Salgado. Al comienzo le dijo al Tribunal que adhiere a los argumentos de la fiscalía y desarrolló sus conclusiones. “En este hecho tanto la privación ilegítima de la libertad y los tormentos, está probado en la causa Gontero que no fue un hecho aislado: es un delito de lesa humanidad”, dijo tras relatar párrafos del testimonio de Urquiza y de sus compañeros detenidos, todos presos políticos, considerados subversivos y guerrilleros. También aportó otros testimonios que constan en la causa donde Salgado es nombrado por su participación relevante.
Manifestó que cuando fue a secuestrar a Urquiza previamente supo que torturaban a Arguello en el D2, entonces “no cabe duda de que este hecho fue cometido dentro del contexto del plan sistemático y generalizado aplicado en Córdoba porque las policías de las provincias estaban bajo la orden operacional del ejército y del Tercer Cuerpo. Llevaba 8 años de experiencia en la D2, de manera que tenía contacto directo con los secuestros. Más allá de las diferencias que podría haber tenido con la víctima consideró que “se valió de la estructura para poder cometer delitos, por eso insistimos que su actuación no fue circunstancial sino parte de la patota del D2 por eso se lo considera como autor responsable de privación de la libertad y tormentos agravados”. Solicitó 15 años de prisión.
Cabe recordar que Luis Urquiza se exilió en Dinamarca, luego de que lo liberaran en 1978, donde permaneció 15 años. En los noventa, volvió con su esposa e hijas con el proyecto de vivir en su provincia. Pero en 1997, tuvo que emigrar nuevamente porque cuando contó ante los medios de comunicación que durante el terrorismo de estado había sido secuestrado y torturado por un grupo de tareas de la llamada “temible D2”, dio nombres como el de Yanicelli y otros, explotó la persecución. Los mismos personajes de aquélla época nefasta seguían ocupando cargos altos en la policía durante el gobierno de Ramón Mestre. La causa Gontero se unificó con la Causa Videla. Urquiza se constituyó como querellante con el patrocinio de María Elba Martínez y Hugo Vaca Narvaja (n).
Este juicio ordenado por la Corte Suprema que comenzó el pasado 13 de agosto caratulado como Videla y otros, se realiza porque en 2010, los imputados fueron absueltos. El ministerio público fiscal y la querella apelaron tales fallos ante ante la Cámara Federal de Casación Penal y la Corte Suprema y les dieron la razón.
La próxima audiencia se realizará el 4 de noviembre en la sala de audiencias del TOF1, ubicada en el segundo piso de la Torre de Tribunales Federales. El juicio es oral y público. Puede asistir cualquier persona mayor de edad, con el DNI.
* Periodista. Agencia Prensared. Fotos gentileza Alexis Oliva.
www.prensared.org.ar

