La lucha de las Madres de barrio Ituzaingó: se presenta “Pararse en la dignidad”

Sol Iparraguirre, periodista especializada en derechos humanos y ambiente, presenta su libro “Pararse en la dignidad: la lucha de las Madres de Ituzaingó Anexo contra los agrotóxicos, en defensa de la vida”. El texto cuenta  la historia de quienes fueron pioneras en denunciar el modelo agroquímico que enferma, contamina y mata, y parieron una lucha que, hoy, veinte años más tarde, se replica en cada pueblo envenenado.

Por Myriam Mohaded*

“Aún hoy, siguen siendo más escuchadas en los países del Cono Sur que integran la llamada República Unida de la Soja, (Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia) y en gran parte de Europa y Estados Unidos, que en su propio terruño. Tras varios años de lucha barrial, cruzaron el charco y motorizaron el bloqueo por el que la multinacional Monsanto debió dar marcha atrás en la construcción de la mayor planta procesadora de maíz transgénico. Llevaron a juicio a los productores sojeros que los enfermaron, instancia sin precedentes en las luchas medioambientales de la América profunda. Y van por más” dice en la presentación María Soledad Iparraguirre,  quien presentará en el Cispren su libro, en Córdoba.   

El prólogo escrito por el biólogo e investigador del Conicet, Guillermo Folgueras, expresa que , “los venenos se siguen multiplicando en nuestro país, como así también los enfermos y los muertos. El Hospital Garrahan atiende a niños y niñas de diferentes regiones, en muchos casos  consecuencia directa de los agronegocios. Hoy el hospital recibe los ataques de un gobierno nacional que lo desfinancia y agrede. Cualquier estudio de agua de nuestro país suele mostrar entre seis y treinta venenos, mientras se denuncia el aumento en la prevalencia de enfermedades con un Estado que sigue negándolo todo. Las Corporaciones rigen gran parte de las políticas públicas y el número de transgénicos aprobados no para de aumentar.”

“Pararse en la dignidad” se presentará el próximo martes 14 a las 18 horas  en el Centro de Documentación del  Cispren (Ob. Trejo 365). La actividad contará con la presencia de su autora, las Madres de Ituzaingó y  el periodista Daniel Díaz Romero.

En diálogo con Prensared, su autora, comentó que el libro nació un poco “por casualidad porque, en realidad, no tenía conocimiento sobre el modelo agrotóxico. Marie Monique Robin, la autora de “El mundo según Monsanto”, venía a presentar su libro a La Plata, lugar en donde vivo y desde la editorial me preguntaron si quería un ejemplar. Cuando lo leí me di cuenta de que era una cuestión que me estaba pasando por un costado.  Por esos días, viajé a Alberti, en donde se hacía una actividad en el que participaban las Madres de Ituzaingó Anexo y allí conocí a Sofía Gatica y María Godoy”.

– La Madres de barrio Ituzaingó fueron pioneras de un modelo que se instaló en distintas poblaciones del país, ¿qué intenta transmitir en su trabajo?

En primer lugar, luchar sirve. Más allá que para las Madres,  la condena en el juicio a la fumigación haya tenido sabor a poco o a nada, porque consideran que quienes enferman y contaminan tienen que ir presos, sentó un precedente jurídico de que fumigar constituye un delito, en un juicio plagado de múltiples dificultades desde antes de su inicio. De eso me explayo en el capítulo dedicado al juicio de la fumigación.

Por otro lado, un poco es transmitir ese legado de lucha de unas madres de un barrio cordobés obrero, postergado, olvidado. El de un conjunto de mujeres amas de casa que no tenían formación política. Mujeres que se hicieron a los golpes en la calle, en la lucha, en defensa de la vida de sus hijos, de los niños que estaban enfermos en el barrio con leucemia, de las vecinas compañeras que veían con pañuelos en sus cabezas por los tratamientos de quimioterapia, y se empezaron a preguntar qué estaba pasando, por qué estamos enfermos. Un recorrido que inició en solitario Sofía Gatica, al que luego se le unieron las otras mujeres del barrio.

 –¿Cuál es el valor de estos testimonios hoy?

Es hacer visible ese legado de estas mujeres que admiro porque tuvieron un temple y unos ovarios dignos de ser imitados. Ellas arremetieron contra todo: contra la desidia,  el dedo que las apuntaba, tildándolas de locas. En la historia de nuestro país, otra vez las madres son tildadas de locas.

Cabe destacar que debieron enfrentar también a los propios vecinos que no creían en lo que pasaba y las enfrentaban diciendo que desvalorizaban las propiedades. Esa cuestión que se da mucho en las luchas socio o medioambientales y en los barrios carenciados porque, por cierto, siempre son los sectores más vulnerables. La gente que tiene otras posibilidades se va a vivir a lugares que están lejos de la contaminación.

En definitiva, es transmitir eso que se puede avanzar. La justicia para ellas llegó tardísimo y con sabor a poco, pero de hecho el barrio cambió porque nunca más se pudo fumigar en Ituzaingó Anexo. También es un ejemplo de organización comunitaria hacia el resto de las comunidades que, hoy por hoy, en muchos puntos del país, en las provincias, en lo que es el Nodo Sojero, por ejemplo, Pergamino y Córdoba, pero también en provincias, en localidades de la provincia de Buenos Aires, en Santa Fe, en Entre Ríos, en Chaco, Misiones hay centenas de casos de barrios pulverizados que son afectados con las mismas patologías de cáncer, leucemia, diabetes, enfermedades respiratorias y todos merecen vivir en un ambiente sano.

 – Bajo tu perspectiva, ¿qué significa la lucha de las Madres de barrio Ituzaingó en este contexto negacionista?

Estamos padeciendo un gobierno de ultraderecha confeso, de negacionismo climático. Y, justamente, es un momento ideal para hablar de la lucha de las madres como pioneras, de lo que lograron y todo lo que falta.

Es  un porque muchos de los colectivos o las organizaciones medioambientales están desarticuladas, pero no por falta de interés en seguir defendiendo la tierra, el agua, la vida, sino porque están preocupados en llegar a fin de mes. Es un  contexto dificilísimo por donde se lo mire, complejo, en el que se ha roto el tejido social, y esa lucha de un ambiente sano está más viva que nunca.

Hoy tenemos los ríos contaminados, el agua contaminada con agroquímicos. Prácticamente no hay ciudad del país donde el agua sea potable. No estamos tranquilos consumiendo la que sale de nuestras canillas. Y, en muchas localidades está comprobado que  posee más de una decena de agroquímicos. Entonces,  la lucha de ellas, del grupo de mujeres que emergió e irrumpió de una manera notable, que llegó hasta resquebrajar los estamentos más conservadores de la ciencia, que terminó acompañándolas,  es notable y digno destacar y visibilizar.

– ¿Por qué  su publicación ahora?

En este contexto que es desolador,  tiene que ver con el por qué de este libro ahora, ya que cuando las Madres arrancaron con esta lucha, cuando el barrio estaba enfermo, alrededor de 30 o 40 millones de pesticidas por año  se usaban en la agricultura industrial. Hoy son 680 millones de litros por año los que se pulverizan en nuestro país en todas las localidades, que requieren cultivos que son transgénicos.

Entonces,  es un cóctel venenoso con químicos que se fueron aprobando en los últimos veinte años, que es una carga química absolutamente tóxica, que quedó demostrado en el juicio de Ituzaingó Anexo y que llegan a las poblaciones aledañas y pueden ser transportados los químicos por la deriva de los vientos.

Esos datos, por ejemplo, que antes no teníamos, se dieron a luz en el juicio de Ituzaingó Anexo. Ahí radica mucho de la relevancia de ese juicio y de la lucha de las madres. Con este gobierno que niega el cambio climático y prioriza los negocios con las corporaciones, es mucho más claro el porqué de la relevancia de que sean visibles las gestas de todas estas personas. No sólo de las Madres de Ituzaingó Anexo sino de todas las comunidades de los pueblos fumigados que siguen en lucha. Por ejemplo, algunas medidas concretas del gobierno de Milei fueron la baja en los aranceles de los químicos más usados, la aprobación en julio del año pasado del uso de drones para fumigar, el aceleramiento de elementos transgénicos- solo en 2024 se aprobaron 25- y  toda una anuencia de políticas de transgénicos  que profundiza más la dependencia, el saqueo de los recursos y la contaminación de bienes ambientales.

– ¿En qué estado están hoy las muertes invisibles del agronegocio?

Siguen precisamente sin mostrarse, y también por esa razón el libro “Pararse en la Dignidad“ se presenta como un granito de arena más de toda la serie de denuncias y trabajos previos de compañeros muy valiosos, que tanto a través de textos o trabajos audiovisuales denuncian este genocidio por goteo, que le llamamos a la implementación del modelo de monocultivo.

También da cuenta de no solo las víctimas de barrio Ituzaingó Anexo que fue la lucha que dispararon las Madres, sino las 193 muertes que constaban en el expediente, no tuvieron justicia. Tampoco las que se fueron dando en distintas localidades, como  Pergamino, Exaltación de la Cruz, Corrientes, en el trabajo de las familias que viven contaminadas con las tomateras. Que es otro de los casos, el caso del Kily Rivero, de su hermana y su mamá, que falleció hace un año atrás.

La de Susy Márquez  es otra muerte invisible, cuyo testimonio está en el libro, y falleció en el 2024. Entonces, en memoria de esas personas y de las que ningún Estado se hace cargo, apunta este trabajo.

 

*Periodista. Agencia Prensared. Imágenes: Gentileza de Sol Iparraguirre.

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