Los U$S 6000 millones “libres” del Fondo Monetario Internacional (FMI) no alcanzan para cubrir la dolarización. La fiesta financiera terminó y quienes la disfrutaron pretenden que, nuevamente, sean los trabajadores quienes la paguen, analiza el autor.
Por Randy Stagnaro*
Diversos analistas coinciden en que el gobierno de Javier Milei perdió la iniciativa política. El nuevo escenario incluye la adopción de una actitud más confrontativa por parte de grandes y diversos sectores de la población, una volatilidad financiera cada vez más acentuada y un debate entre diferentes sectores del empresariado que comienzan a ver que sus intereses son divergentes y reclaman al gobierno acciones que los cubran de estallidos financieros.
Algunos ubican ese punto de inflexión en el discurso que dio Milei en el Foro de Davos, a fines de enero. Pero los mercados ya venían picando boletos desde antes. Apenas comenzó 2025, comenzó una demanda cada vez más acentuada de dólares y un desarmado de las inversiones en pesos. O sea, dejaron de pedalear en la bicicleta financiera.
La criptoestafa le agregó presión a un gobierno que ya venía golpeado. A tan sólo un año de inaugurado su mandato, los hermanos Milei comenzaron a sentir el apretón de las investigaciones judiciales en Argentina y en Estados Unidos, esta última la más preocupante para el dúo por el peso de los estudios de abogados involucrados en las demandas.
El escenario se complicó para el gobierno con el regreso de las empobrecidas masas a la calle. Primero con la marcha de repudio a los dichos de Milei en Davos y después con el multitudinario acompañamiento a las movilizaciones de jubilados de los miércoles.
Esta confluencia de factores generó la situación de urgencia que llevó al gobierno a autolegalizar el nuevo préstamo del Fondo Monetario con un decretazo sin contenido. Pero al revés de lo que esperaban tanto Milei como su ministro de Economía, Luis Caputo, la corrida contra el peso se acentuó a partir de la aprobación de ese cheque en blanco en el Congreso.
Entre algunos analistas comienza a circular la duda sobre si el FMI busca un resultado político en contra de los intereses de la Casa Rosada. A medida que se conocen más detalles del próximo acuerdo, se acentúa la corrida contra el peso. La causa es la certeza de que los dólares “libres”, quizá U$S 6000 millones, no alcanzan para cubrir la demanda actual y futura de dólares, más con el cada vez mayor convencimiento de que el FMI impondrá una fuerte devaluación del peso.
Una acción así podría derivar en una crisis política en la que el ministro Caputo quedaría afuera de Economía y Milei expondría su debilidad por el agotamiento de su plan económico. De allí que La Libertad Avanza espere triunfar en las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires como forma de detener el deterioro en el que se encuentra, aunque la propia campaña electoral –faltan lejanos 50 días para la votación– podría acentuar el descrédito político del gobierno nacional.
Por el lado de las masas populares, la marcha del próximo miércoles y el paro general del día siguiente son oportunidades para ratificar un camino de confrontación con el gobierno que apunte a recuperar el poder adquisitivo perdido, los puestos de trabajo destruidos y los derechos conculcados y, al mismo tiempo, genere un muro para impedir nuevas acciones en ese sentido. La toma de la gráfica Morvillo, la primera bajo el gobierno de Milei, habla de esta voluntad de responder a los ataques patronales amparados por el gobierno.
La fiesta financiera terminó y quienes la disfrutaron pretenden que, nuevamente, sean los trabajadores quienes la paguen. Comienzan a estar dadas las condiciones para que eso no suceda.
*Editor del diario cooperativo Tiempo Argentino. Fuente https://www.tiempoar.com.ar/
www.prensared.org.ar