A un año del asesinato de Valentino Blas Correas, a manos de la Policía, hecho que se convirtió en emblema de lucha contra la violencia institucional; familiares y amigos convocan a participar de una marcha de silencio que se realizará hoy, a partir de las 18, desde Colón y General Paz. La madre del joven, en dialogo con Prensared, habló de la causa, de las vivencias familiares, y de cómo este doloroso acontecimiento cambió su modo de pensar.
Por Miguel Apontes*
Soledad Laciar se muestra muy tranquila, a pesar del dolor. Se cumple un año de la absurda muerte de su hijo Valentino Blas Correas. Y narra cómo transformó su bronca en compromiso para luchar e involucrarse contra este flagelo recurrente en Córdoba: la violencia institucional.
“Tomé esta decisión de involucrarme, después que pasó lo de Joaquín (Paredes, el chico asesinado por policías poco después de Blas, en Paso Viejo). Me pregunté ¿dónde estamos? Me contacté con otros familiares; de la Mesa de Derechos Humanos nos invitaron, hubo un intento de conformar una comisión. Pero no se pudo hacer presencial. Sigo creyendo-reafirma- que podemos afianzar esta comisión, porque estoy convencida que la lucha es entre todos y todas. Hay gente con mucho odio, que lo entiendo pero no comparto. Con la violencia no vamos a lograr nada. Acepto que hay papás muy enojados, yo estaría peor si en la causa de Blas no hubiera imputados”, reflexiona.
Aclara que “Es una lucha muy básica quedarme en la Policía, estoy convencida que la responsabilidad es más arriba; al gobierno le sirve esta Policía, tantos años gobernando y no han modificado las cosas. Creo que hay buenos policías, se han comunicado conmigo, me mandaron mensajes, diciéndome que apoyaban mi lucha me decían ‘denuncié y me sacaron de la fuerza’. A lo mejor es una utopía, pero no voy a cambiar el rumbo, creo que les serviría que sea una loca, desquiciada; sería más fácil atacarme. La que declara en los medios soy yo, no me pongo una careta, ante todo está el nombre de mi hijo”, añade.
Soledad se refirió en particular a la causa, que instruyó desde el primer momento el fiscal José Mana. “Comparado con otros casos, debo decir que está súper bien. Hay 13 policías imputados y tres empleados de la clínica Aconcagua. Hay imputados de todos los rangos, aunque creo que hay implicados de más arriba. Por ejemplo, todavía nadie me contesta quién dio la orden de plantar un arma. Para mis adentros digo ‘alguien llamó y dijo arreglen esta cagada’. No se llegó hasta donde se debía llegar”.
En julio, fue recibida por el titular de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. “A todo esto, el silencio del Gobierno, las cosas que no me cierran, lo planteé cuando fui a Buenos Aires y me reuní con (Horacio) Pietragalla”.
La responsabilidad está más arriba
Y abunda sobre cómo, a pesar del impacto político del caso, el Ejecutivo no parece haber reaccionado como se esperaba. “Tenemos el mismo ministro de Seguridad, el silencio que hay en Córdoba es inexplicable, ni siquiera hablarme, recibirme para una foto. A mí nunca me vinieron a ver. El día siguiente del crimen, el ministro de Justicia me mandó un mensaje de texto con las condolencias; le dije que las puertas de mi casa estaban abiertas. El ministro de Seguridad (Alfonso) Mosquera me envió un mensaje el 17 de agosto, le dije que quería reunirme con el gobernador, pero me contestó que el que estaba a disposición era él y ahí terminó la charla. Una falta de empatía total. Para muchos Blas es un número, víctima número tal, para mí es mi hijo”.
La familia de Blas insiste con las responsabilidades políticas que no se dilucidan. “Creo que el Poder Ejecutivo es el principal responsable, son los jefes de la Policía, pero el pedido es a todos los poderes, al Legislativo y al Judicial también”.
La señalización que no fue
“Desde marzo venía hablando con Mariano Przybylski (director Nacional de Políticas contra la Violencia Institucional), y me preguntó si estaba de acuerdo con hacer una señalización, acepté, lo consideré un mimo. Me propuso también abrir una mesa de diálogo y participé del primer zoom. Me pidieron una foto, dijeron que iban a pedir la autorización a la Municipalidad y después todo pasó para el año que viene. No se podía hacer porque los carteles entraron fuera del presupuesto. Les pedí que no fuera la señalización en el lugar donde recibió los disparos Blas, dije que si debía elegir un lugar ése era la Plaza de la Intendencia porque al frente está también Tribunales. El cartel no era agresivo ni mucho menos, pedía memoria, verdad y justicia. Dije que el cartel lo pagaba yo si era necesario y me respondieron que eso no se podía. Fue muy doloroso. Esto es una cuestión política, seguramente pidieron autorización de arriba y no la dieron. Me queda el dolor, porque otra vez se juega con los sentimientos. Pero no me enojo”.
El apoyo de La Bancaria
Soledad es trabajadora bancaria y cuenta cómo la organización gremial la apoyó y siempre la contuvo. “La verdad que desde el primer momento el sindicato se puso a disposición. Conozco a (Sergio) Palazzo (secretario General de la Asociación Bancaria), que conoce mucho a mi papá (Miguel Laciar, exjugador de Belgrano), que también era bancario. De tiempos en que organizaba los juegos deportivos para La Bancaria. Siempre me apoyaron, desde la comisión gremial, desde el gremio en Córdoba, Raúl Ferro me dio todo el apoyo para la marcha de hoy”.
La marcha. A un año del asesinato de Blas, este viernes, se convocó a una marcha pidiendo #JusticiaPorBlas. Partirá a las 18, desde la esquina de Colón y General Paz. “Queremos que la marcha sea como la del año anterior, en silencio, sin banderas. Aparte de La Bancaria, la Universidad Nacional también me ha dado su apoyo; ni qué hablar los medios y periodistas que se portaron muy bien. Salimos a marchar, pacíficamente; y eso molesta muchísimo. Queremos convocar a todos, de todos los partidos, para que se involucren. Veo el compromiso de tanta gente que lo hace de corazón. Y periodistas que se solidarizan, aunque a veces seguramente por las pautas que reciben del gobierno quizás sus medios no actúan igual. La lucha debe ser continua, para que esto cambie”.
Juan, el hermano que se puso al hombro la lucha
Es el hijo mayor de Soledad, a quién conocimos en las movilizaciones apenas sucedido el crimen de Blas. Hoy tiene 20 años y es su gran sostén. “Hace un mes atrás me dijo ‘esto no lo hago por Blas, él no va a volver, si su asesinato fue tan visible, tenemos que ayudar porque hay un montón de otros casos, que sirva para que se haga justicia con todos y que no suceda más’. De ahí que hablamos de violencia institucional, que no se trata de un loco con un arma, se trata de crímenes de Estado”.
Para la preparación de esta marcha, Juan organizó una reunión en la casa, con sus amigos que estudian periodismo y trabajan en medios. Coordinaron hacer entrevistas con otros familiares como los de José Ávila (de Villa El libertador, otro caso de muerte en 2020 a manos de policías), de Franco Amaya (asesinado en 2017 en Carlos Paz), familiares de los chicos de Colonia Caroya que iban en una moto y eran perseguidos por la Policía… “La mamá de Joaquín Paredes no pudo estar porque estaba con Covid”, contó Soledad.
Pondera el papel de Juan que tenía 19 años. “De repente, se encontró con esto, y se puso al hombro de manera tan noble la lucha por justicia para su hermano”. Y recuerda que en febrero, el día en que Blas hubiera 18 años. “Vinieron sus amigos, hubo choripaneada, porque se criaron en mi casa, me iba a trabajar y ellos se quedaban jugando en la play”.
Sus bebas, un reverdecer en medio del dolor
“Tengo una nena de un año y medio, que cuando Blas murió tenía seis meses; a los días del crimen de me enteré que estaba embarazada, fue muy fuerte. Ahora Martina tiene tres meses. En ese momento dije ‘cómo hago, depende solo de mí’. Fue fundamental enfocarme lo mejor posible en el embarazo y juntar fuerzas. Es difícil, pero creo que lo de Blas nos abrió los ojos. Y claro, a gran parte de la sociedad. Yo era de las que a veces justificaba un montón de cosas, por eso de que los medios te dan ese primer titular ‘lo mataron, le encontraron un arma’. Y esto me enseñó a no ser tan prejuiciosa”, reflexiona.
La causa
La instrucción de la causa importó una voluminosa acumulación de pruebas, con 23 cuerpos. Hay 13 policías imputados (ocho están presos) y si bien el fiscal José Mana solicitó la elevación a juicio, se descarta que pueda llevarse a cabo en el corriente año, en virtud de las apelaciones hechas por las defensas y sobre las que deberá resolver el juez de control.
Entre los acusados están los cabos Javier Catriel Alarcón y Lucas Damián Gómez (serían coautores penalmente responsables de homicidio calificado en tanto miembros de una fuerza policial; y homicidio agravado por el uso de armas de fuego). De ser declarados culpables, podría caberles la pena de prisión perpetua. En tanto, el excomisario Gonzalo Cumplido, fue sobreseído. Hay una causa también en la Fiscalía Anticorrupción, en la que Matías Bornancini investiga por abuso de autoridad a Ana Becerra, titular del Tribunal de conducta policial.
Además de las organizaciones citadas, manifestaron su apoyo la Mesa Provincial de Trabajo por los derechos humanos y el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren). Ambas adhieren al reclamo de justicia por Blas y de todas las víctimas de violencia policial en esta provincia.
*Periodista. Ilustración: Adrián Palmas. Foto ilustrativa archivo.
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