Comenzó el 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. Durante tres días el movimiento feminista y transfeminista debate sobre temas centrales.
Por Emilia Holstein*
Mientras los contingentes de mujeres y disidencias van llegando a la capital norteña algo se hace evidente: el Encuentro no es el único hecho histórico que está sucediendo en este rincón de la Argentina, la movilización estudiantil para defender la Universidad Pública está en el centro de la escena.
La lucha universitaria dice presente
Apenas se cruza la puerta de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy, en el centro de San Salvador, un cartel da la recibida: “Bienvenidas/es al 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries”.
El cartel cuelga sobre el arco que da paso al patio central de la Facultad, donde estudiantes charlan y debaten sobre la toma que están llevando adelante desde el miércoles 9 de octubre, cuando la Cámara de Diputados de la Nación votó para mantener el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario.
“Este [la Facultad] es uno de los epicentros de la lucha del feminismo. Aquí es donde nosotros gestamos en el 2018 la Ley del Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Aquí es donde el año pasado, durante la reforma, albergamos a mujeres de las 400 comunidades de los pueblos originarios de Jujuy. Por eso, entendemos que tiene que estar abierta en este contexto”, dice Mailén Jijena, estudiante de Ciencias de la Educación en la UNJu.
Como muchas de sus compañeras, Mailén participa de la organización de la toma y del 37° Encuentro. En asamblea charlaron sobre cómo se iban a desarrollar los talleres en la Facultad: “No queremos que ninguna compañera se sienta incómoda porque hay varones hetero cis sosteniendo la toma. Si bien ellos están a disposición del Encuentro, las cabecillas de las agrupaciones somos todas mujeres”. Mailén se presenta con quienes ingresan a la Facultad, su objetivo es que las que van llegando se sientan tranquilas y en un espacio seguro. Pero a medida que lo hace reconoce que las encuentreras están encantadas de poder participar de esta toma e intercambiar con los estudiantes jujeños.
“Pueden venir compañeras que justo están dejando las tomas de su facultades y se encuentran con que pueden venir a tomar acá, así no se pierden el proceso de lucha del movimiento estudiantil”, reflexiona. Efectivamente, en la tarde del jueves comienzan a producirse conversaciones sobre cómo es la organización universitaria en otras partes del país.
Quien nunca participó de este evento masivo de los feminismos puede pensar que solo se trabajan temas como la violencia de género o el acceso al aborto, centrales para este movimiento. Sin embargo, lo que se pone sobre la mesa en los talleres y otros espacios de intercambio siempre se impregna de todas las otras áreas de la vida en sociedad.
¿Por qué? Muy sencillo, las mujeres y disidencias somos parte y estamos atravesadas por todo eso otro que sucede. Entonces, no es casualidad que en un mismo espacio convivan distintas luchas de nuestro presente.
Patricia Bustamante es becaria del CONICET, primera generación de universitarios, hija de docentes y nieta de campesinos. Además de dar clases en la UNJu, forma parte de la Comisión Organizadora del Encuentro.
“Este año hallamos las conclusiones de un taller del 2004, cuando se discutía en un Encuentro Nacional de Mujeres, ahora Plurinacional, la Ley de Educación Superior. Las mujeres no somos ajenas a nuestros contextos”, sostiene. Ella rescata la potencia única de los Encuentros como un espacio para dar todas las batallas y este en particular como “el mayor acto opositor a Milei que vamos a tener en el 2024”.
Como si todos estos vínculos fueran pocos, la Universidad Nacional de Jujuy puso todos sus espacios a disposición del 37° Encuentro y lo declaró como un evento de interés.
“Las mujeres vamos a la universidad, somos parte activa y la defendemos. Entonces, es imposible que este Encuentro no sea parte de esa gran discusión por la Ley de Financiamiento Universitario y en repudio a todos los recortes que vio el pueblo en general”, concluye.
¿Cómo llegamos hasta acá?
“Jujuy es la resistencia y la esperanza ante el despojo de nuestros recursos naturales, el avance sobre los territorios, el congelamiento de nuestros salarios y la pobreza cada vez más profunda y extensa”, así decía el texto que la delegación jujeña leyó en el cierre del Encuentro del 2023 en Bariloche. Los aplausos sonaron fuerte, sellando así la decisión colectiva: la próxima sede sería en el norte del país, como ya había sucedido en 1995 y 2006.
La principal razón por la cual el movimiento feminista y transfeminista coincidió en llevar el Encuentro a San Salvador tuvo que ver con el jujeñazo. La masiva movilización en la provincia que comenzó con el reclamo de aumento salarial para los docentes, pero que sacó a todo el pueblo a las calles en contra de la reforma constitucional de Gerardo Morales.
Las jujeñas explicaron este movimiento: “Se unieron organizaciones sociales y estatales junto a los pueblos originarios profundizando ese proceso de lucha que gritaba ‘arriba los salarios, arriba los derechos, arriba la wiphala, abajo las reformas’”.
La represión del gobierno de Morales fue rapaz: balas de goma, gases, palos, golpes, compañeres que perdieron ojos en los cortes de ruta. Por eso, representantes de las comunidades originarias se organizaron en el Tercer Malón de la Paz y marcharon hacia Buenos Aires para hacer oír sus reclamos.
Además de la lucha del pueblo en contra del extractivismo que representa la reforma constitucional, el Encuentro es en Jujuy para acompañar la demanda de justicia por los femicidios en la provincia. En 2023 las compañeras consiguieron condenas para los femicidas de Marina Patagua, Iara Rueda, Camila Peñalba, Alejandra Álvarez, Petania Palacios y Gabriela Cruz, pero este año hubo nuevos casos.
Frente a este antecedente regional y a la creciente avanzada de las derechas con el gobierno represivo de Javier Milei a la cabeza, una pregunta que surge es: ¿qué tenemos que esperar del 37° Encuentro?
Mariana Vargas es abogada e integrante de la Comisión Organizadora. Ella disipa los miedos que puedan surgir de este contexto: “Hay un sector con una predisposición muy importante y buena”. Según ella, el Gobierno –ahora precedido por el radical Carlos Alberto Sadir, delfín de Morales– se mostró colaborativo con la organización y lo vio como una oportunidad de generar ingresos para la provincia.
“Nosotras esperamos que sea un Encuentro armonioso. Esperamos que no haya ninguna situación compleja. Pero obviamente estamos tomando muchas medidas en relación al autocuidado”, explica. Según la Comisión Organizadora, se esperan alrededor de 60 mil personas.
Se organizaron 103 talleres, distribuidos en 16 ejes temáticos como activismos y organización; naciones y pueblos indígenas y sus territorios; educación, ciencia y técnica; entre otros. Se cree que los talleres más concurridos serán los de salud mental, antifascismo y, por supuesto, educación universitaria.
“Hoy está siendo mucho más dificultoso viajar por lo económico, creo que esto también va a tener el Encuentro”, dice la abogada. Para ella, este será un momento para defender los derechos conquistados y tejer redes frente a los discursos de odio que avasallan.
* Periodista y tallerista. Fuente Feminacida, medio de comunicación autogestivo que informa desde una perspectiva feminista, popular, federal y de derechos humanos https://www.feminacida.com.ar/ Foto de portada: Victoria Eger.
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