Escribir, indagar y publicar, la literatura y la cultura obrera

En conmemoración del 53° aniversario del Cordobazo se realizaron dos jornadas de análisis y reflexión sobre la literatura de los trabajadores en diferentes periodos históricos. Una docena de expositores compartió experiencias y saberes sobre el tema.

Por Katy García*

En la Casa del Docente de la UEPC, el jueves 2 y el viernes 3- tuvo lugar un encuentro de debate y reflexión sobre La Literatura de los Trabajadores. En la primera jornada, expusieron Ilda Bustos (secretaria general de la  Unión Obrera Gráfica Córdoba), Manuel Reyes (secretario general de la Corriente Atilio López y ex titular de los sindicatos de Farmacias de Córdoba). María Teresa Andruetto no pudo asistir pero envió un audio texto donde analiza la obra de Ricardo Carpani. Sus dibujos e instalaciones emblemas de la lucha y la organización de los trabajadores donde confluyen  arte y política. Esteban Carranza (ex secretario gremial del sindicato Perkins no concurrió porque le llegó una noticia falsa que indicaba que se había suspendido la reunión por Covid 19.

En la segunda mesa hablaron María Ana Mandakovic (secretaria general del Cispren, y secretaria de Comunicación de la CTA-A), Diego García (Historiador y docente  de la FFyH-UNC; Juan Carlos Cena (trabajador ferroviario, escritor, exdelegado sindical de la Unión Ferroviaria y de la CGT de Córdoba, ex Secretario General de la seccional Capital Federal de APDFA integrante del Mo.Na.Re.FA)

 El viernes, fue el turno de Luis Miguel “Vitín” Baronetto (exdirigente sindical bancario, escritor, militante por los DDHH, Presidente del Centro Tiempo Latinoamericano – Casa Angelelli), Victoria Chabrando (Historiadora-docente, directora del Programa de DD-HH. De la FFyH-UNC), Eugenia Cabral (poeta, dramaturga, escritora y ensayista, Marco Aurelio Roselli (Director del Instituto Superior “Dr. Arturo Jauretche”, Investigador, editor). A continuación lo hicieron Mónica Gordillo (Historiadora-docente – FFyH-UNC), Bibiana Fulchieri (fotógrafa, periodista y docente UNC) y cerró el dueño de casa Juan Monserrat.

La apertura del encuentro estuvo a cargo de Matías Rodeiro quien presentó el tema e  en un sentido amplio, referido a la lectura escrita, las publicaciones en revistas del movimiento obrero y texto ligados a los propios trabajadores. También se abordó “la tensión entre el mundo de la literatura y el trabajo”.  Y se insistió en la necesidad de mantener los archivos.  A la vez, se exhibió una muestra con libros sobre el Cordobazo y los líderes. En tanto que en el Centro de Documentación “Juan Carlos Garat” del sindicato de prensa se desarrolló el Primer Encuentro de Bibliotecas sindicales.

A continuación Prensared ofrece un pantallazo de las exposiciones y recomienda ver las intervenciones completas en los videos grabados por “Un Programa de Miércoles”, cuyos enlaces están al final.

Un punto de Llegada

El primero en tomar la palabra fue Manuel Reyes quien trazó una línea de tiempo donde ubica otros hechos previos como la toma Frigorífico “Lisandro de la Torre” y el Plan de lucha de la CGT donde “el Cordobazo fue el punto de llegada de un proceso que viene de la resistencia peronista- ante hechos como el criminal bombardeo de Plaza de Mayo- donde los protagonistas son los trabajadores organizados” que anticipó la caída de la “revolución” de Onganía que había prometido quedarse 20 años  en el poder. También recordó a los compañeros que fueron quedando en el camino.

Que no sea una efeméride

 Ilda Bustos habló de la continuidad de la lucha desde el 55 en adelante y la necesidad de incorporar  nuevas generaciones que después fueron masacradas en 1976  por el poder dominante. En línea con Reyes rescató  el libro de Jorge Martínez  que dialoga con Lucio Garzón Maceda.  Repasa el trayecto que incluye al primer paro contra la dictadura y los hechos previos como el Rosariazo y el Ongarazo en La Forestal. Destacó  que la idea de la dictadura era “destruir la ley de contrato de trabajo” y que pese al trabajo de Héctor Recalde  aún no se han recuperado esos derechos.  En este orden reflexionó sobre “el sindicalismo de aquella época y el actual que no está a la altura de las circunstancias”.

“El Cordobazo nos debe movilizar a pensar cómo mejorar la situación y tener una conducta como la de aquellos compañeros” donde prime lo sindical. Hizo suyas las palabras de Rodolfo Walsh cuando dijo: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas“.  Y abogó para que la fecha no sea una efeméride.

Matias Rodeiro, Mariana Mandakocic, Juan Carlos Cena y Diego García
Mantener viva la historia  

 Mariana Mandakovic mencionó el concepto de Rodolfo Walsh -citado momentos antes por Ilda Bustos- escritor y militante popular, uno de los 84 periodistas desaparecidos durante la última dictadura cívico militar según consta en el informe de la Conadep. Luego se refirió a la importancia de estos encuentros, fundamentales para “mantener viva la historia  del movimiento obrero argentino y cordobés, para tener presentes a nuestros héroes y heroínas y para que cada gesta como el Cordobazo no sea solo una foto de un fragmento de  la película de la historia de los trabajadores”. Y agregó que “Recuperar la historia y la literatura producida por los trabajadores es un granito de arena más para seguir construyendo la unidad, fortalecer la organización y las luchas colectivas, algo fundamental en los tiempos que corren”. En esa línea rescató otra idea de Walsh cuando dijo que “la verdad no solo se cuenta, también se milita”.

Tras cartón comentó el libro que narra la vida de  Alipio “Tito” Paoletti y la historia del diario cooperativo El Independiente de La Rioja, escrito por su amigo Guillermo Alfieri. También  rescató el número de la revista Umbrales dedicado íntegramente al Cordobazo- donde escribieron notables autores como Mónica Gordillo-y editada por el sindicato que preside.

Arte y política

Desde otra perspectiva, Diego García, analizó dos instalaciones realizadas por artistas que reúnen arte y política. “Cuidar la Cabeza”, del artista Tec, es una composición que representa la unidad obrero estudiantil expuesta durante el 50° aniversario  de la gesta popular. La obra –dice- muestra cascos de seguridad de la  época, algunos con manchas, junto a libros presentados de frente con títulos de Lenín, Marx, Roberto Arlt, entre otros. Destacó que el periodo de los sesenta fue considerado como “la década de oro de las publicaciones con epicentro en Argentina y México”. Aclaró que mucho antes se leían libros de autores argentinos, boletines y textos políticos. Luego explicó la instalación “Memoria Tosca” de Raúl Eduardo Stolkiner (RES) que muestra un automóvil Citroën 2CV quemado y sostenido por pilas de libros de derecho laboral.

Pensar con las manos

Juan Carlos Cena –obrero y escritor-contó que desde niño recorrió el país porque su padre era ferroviario y fue así que empezó a “Pensar con las Manos”. En San Cristóbal conoció los talleres ferroviarios  de alta tecnología y recordó que “Abría el portón de mi casa y me encontraba  con las vías y empiezo a ver que uno es parte de eso, que no es ajeno”. El maquinista lo llevaba y le hacía creer que manejaba la locomotora. En Córdoba, donde se estaban creando fábricas y la universidad obrera su papá  le dijo: “el General (Perón) lo necesita” y a los 12 años ingresó como aprendiz en los Talleres. Contó varias experiencias sobre su paso por la escuela donde aprendió a trabajar.

Cena es dueño de una vasta trayectoria sindical; participó de la resistencia peronista, durante la última dictadura se  exilió en México hasta 1984. El gobierno de Menem lo expulsó y ahí empezó el camino de la escritura por recomendación de David Viñas.

Acerca de la rebelión popular opinó que “la clase obrera se organizó y fue el eje hegemónico” al que se sumaron “los talleres, los barrios, los estudiantes, algo que algunos intelectuales no dicen”. En esa dirección afirmó que los trabajadores dieron “un salto cualitativo que debemos valorar” sobre todo con “unidad y organización”, en la acción, con dirigentes como Atilio López que coordinó todo y el Gringo Tosco.

En relación al encuentro evaluó que “Independientemente de las corrientes políticas- ideológicas o lo que uno piense lo que acaban de hacer me parece  maravilloso y es la primera vez que sucede” dijo aludiendo a la propuesta de escribir, indagar, y publicar la literatura y la cultura obrera. Y se ofreció para organizar la escuela, y colaborar con la formación a los jóvenes siguiendo el ejemplo de los pueblos originarios.

Panel: Vitín Baronetto, Victoria Chabrando, Eugenia Cabral y Mario Roselli.
La literatura siempre estuvo presente

En la mesa del viernes, Vitín Baronetto, ex secretario de prensa de La Bancaria habló de las producciones gremiales y la relación con los medios de comunicación por medio de gacetillas o notas de opinión sobre temas centrales en medios afines. Por caso, recordó que el diario Hoy Día Córdoba, bajo la dirección de Ernesto Ponsatti,  informaba sobre las luchas contra el cierre de los bancos durante el menemismo y los gobiernos de Eduardo César Angeloz y José Manuel de la Sota (quien lo querelló). De igual modo contra la privatización del agua y la luz.

Aseguró que “la literatura siempre estuvo presente” en la memoria de las/los trabajadores aunque “no siempre hayan tenido protagonismo en su elaboración”. También habló de la consigna Alpargatas sí; libros no que “trabajadores de La Plata corearon en algunos conflictos callejeros con los estudiantes durante el gobierno peronista” que expresaba el rechazo a la cultura liberal “asentada en la racionalidad occidental y una formación enciclopedista”. En esa concepción elitista “la cultura popular no tenía cabida”. Pero luego surgió la contracara peronista “que llegó a niveles importantes de institucionalización y masividad. Una de sus primeras manifestaciones – para horror de la oligarquía – fue “el aluvión zoológico”,  “las hordas que invadieron Plaza de Mayo” y refrescaron las “patas en sus fuentes de agua” el 17 de octubre de 1945.

En otro tramo destacó que años después los medios culturales audiovisuales y escritos pusieron el foco en Atilio López. Aparece su voz y luego se edita un libro coral con testimonios.  Fue “un proceso de  recuperación de la palabra y la vida de estos dirigentes”, sostuvo. En ese sentido señaló  que “hay pocos archivos sindicales como el de Luz y Fuerza y otros donde existe una sistematización con criterios de archivología que preserven los documentos y registros fílmicos”. En ese sentido, propuso que se incorpore otro aspecto olvidado, esto es, “la participación de los 80 gremios que aprobaron en plenario – entre ellos Sara Aztiazarán, de las empleadas domésticas, el paro activo de 34 horas”. “Fue la mejor literatura como “palabra” artística de los trabajadores del Cordobazo”, enfatizó.

Destacó además que “debemos escribir nuestras historias  de lucha  por dignidad y justicia. Porque como dice Lito Nebbia “Si la historia la escriben los que ganan  eso quiere decir que hay otra historia…”. Instó a superar “la matriz liberal” que pone  las individualidades por encima de los colectivos lo cual no supone “dejar de lado a los conductores, sino contar las luces y sombras, sin anteojeras”. Y  sacar a la luz a  protagonistas como Héctor “La Perra” Castro,  Lino Verde, el gordo Varas y tantos más. “Sin el protagonismo de todos el Cordobazo no hubiera tenido la trascendencia que tuvo junto a quienes lo encabezaron”, señaló.

 Trabajadores  y estudiantes, unidos y adelante

Victoria Chabrando,  anticipó que venía a este encuentro “con más preguntas que certezas y algunas inquietudes. Una, de qué estaba hecho un libro y la otra para qué sirve narrarla”, temas que indaga. Compartió el proceso que dio a luz su libro “Obrerismo y Reforma” que da cuenta de su tesis de grado donde relaciona la unidad obrero estudiantil, a partir de 1917. Eligió una cita del intelectual Aricó que atraviesa el texto.  “Hay un hilo rojo que recorre todas las experiencias: la reforma de 1918, los años 30 y la década de 1960, permitiendo establecer entre todas  ellas una suerte de continuidad por encima de las distintas realidades históricas”. Continuidad que, dice,  deriva de una fuente común que fue la reforma del ‘18. Trazó un diálogo entre obreros y estudiantes de 1918 con las élites, el gobierno de Irigoyen, y los espacios universitarios que eran “espacios cerrados”.

Recomendó ver la película Los Desobedientes donde se afirma que “las memorias y las revoluciones están inscriptas en el cuerpo y que se van transmitiendo de generación en generación. En ese sentido el libro busca dialogar con otros acontecimientos como el Cordobazo, buscar “nuevos presentes”,  procurar “un diálogo con el hoy” para averiguar “cuáles son las condiciones de  posibilidad para que trabajadores  y estudiantes, unidos y adelante – retomando aquella bandera de lucha- podamos fabular otros modos de ser en sociedad. Una sociedad que retomando las palabras en el sentido más profundo de los saberes de militantes históricos como Vitín –y en muchos como él- podamos decir: una sociedad más justa, más libre, y más soberana”.

Asumirse como trabajadores

Por su parte Eugenia Cabral arrancó con sus vivencias de adolescente, en su casa de San Vicente, y su contacto con estas luchas. Tenía 14 años cuando se levantó aquel día “veo fogatas en la calle, bomberos, la gente del barrio organizada y  me pareció normal por lo que había leído en libros y novelas” y por la trama social de la época.  Luego se centró el Taller del escritor donde participaban Daniel Moyano que termina en España y Susana Aguad que participó aquél día y estuvo presa durante seis meses. Como abogada asistió a presos políticos “sin sectarismos” de cualquier signo político”. Después terminó exiliada y cuando regresó  formó parte de la Conadep. También destacó al editor Antonio Burnichon y las escritoras Clause Balduvin y Etelvina Astrada, también exiliada. Ponderó la tarea pedagógica y los presupuestos del gremialismo y la cultura. En ese orden recordó que “Acá hubo un crecimiento dispar de la industria cultural respecto a Buenos Aires que contaba con la editorial Eudeba”.

Le parece muy importante el impulso que las organizaciones gremiales ponen en la reconstrucción de las y los escritores desaparecidos, sus jubilaciones y la necesidad de asumirse como trabajadores como lo expresó Guillermo Saccomano en su carta en la apertura de la Feria del Libro.

Los malditos

 Mario Aurelio Roselli, nació  en abril del ’69, se asume como un militante nacional y popular. Habló de los 53 años del Cordobazo y se centró en Elpidio Torres un actor importante invisibilizado. Contó que en 2005,  Norberto Galasso los convocó a realizar un diccionario que dé cuenta de “los malditos”, los excluidos de la historia: hombres, mujeres y hechos. Explicó que un “maldito es quien cuestiona y es criticado por el sector dominante y la superestructura” y que sigue silenciado como es el caso de Elpidio. También contextualizó el periodo histórico previo y las causas que aceleraron el proceso  y lamentó que “se siga diciendo que el Cordobazo fue espontáneo”.

Panel: Mónica Gordillo, Bibiana Fulchieri y Juan Monserrat.
Marcos para la acción

En el último tramo Mónica Gordillo confesó  que la consigna de la convocatoria la desafió. ¿Qué leían? ¿Circulaban relatos y documentos?  Y cómo se van creando los marcos para la acción. “En un sentido movilizador, una situación injusta se define colectivamente en los discursos” y puso como ejemplo a los Ferroviarios de La Fraternidad cuando en 1937 los maquinistas tenían un archivo y cuando cumplieron 50 años editaron un libro. “La tarea de producir textos es fundamental para crear una identidad y en ese marco de injusticia pasar a la acción”, sostuvo.

Destacó las publicaciones del semanario de la CGT de los Argentinos donde se publicó el programa y las voces de otros sectores como los Curas del Tercer mundo. “El Cordobazo se enmarca en una pelea nacional pero no hubiera ocurrido sin la circulación de ese semanario que era muy leído”, agregó. También recordó a la publicaciones locales Aquí y Ahora, y Jerónimo. También subrayó que los trabajadores “promovieron procesos democráticos” y siguieron  produciendo.

Mujeres en la revuelta

Bibiana Fulchieri contó cómo llegó a escribir el libro “El Cordobazo de las mujeres”.  Su último trabajo, en relación de dependencia, había sido en Página 12 Córdoba. De modo que tuvo que buscar una forma de trabajo para obtener los ingresos necesarios. Entonces decidió realizar reportajes –textos y fotos- sobre acontecimientos importantes con la idea de “trabajar la memoria de lo pendiente y desde una perspectiva de género”. En ese camino para los 50 años del Cordobazo, inspirada en un trabajo anterior sobre el  Mayo Francés sobre las chicas que llevaban una bandera, se preguntó quién sería la chica del Cordobazo que claramente aparecía en una foto.

Indaga y descubre que se trata de Nene Peña. Cuando la entrevistó le contó que ese día “se pierde en la columna y se une a los estudiantes  en la zona del Colegio Olmos –actual shopping -y toma unas cadenas”. También le dijo que en la calle eran muchas las mujeres entre ellas las trabajadoras de Ilasa. Desde entonces no paró de encontrar mujeres que participaron de la revuelta.

En la tapa del libro aparece una foto de Tosco, registrada al año siguiente, acompañado por un grupo de mujeres que eran las esposas de los presos políticos que reclamaban la libertad de sus maridos y contra la intervención del sindicato. Bibiana descubrió que se trataba de una grande recortada donde ellas no aparecían. “Me llena de orgullo este trabajo y que estas mujeres sigan en las mismas luchas”, afirmó.

Recrear una épica, ética y estética

 Finalmente Juan Monserrat dijo a manera de cierre: “Si nos preguntan ¿qué nos motiva el Cordobazo para estudiarlo? ¿Qué  diferencias hay con los nuevos trabajadores?, las preocupaciones que tienen” seguramente responderán “que es un deber recrear el Cordobazo”. Recordó a  Martínez y sus registros orales con Garzón Maceda y el abogado Luis Fanchin que luego se transformó en libro. “La meta era averiguar porqué el mito de Tosco y el olvido de Elpidio Torres. Será porque eran peronistas. ¿Y el Negro Atilio? Entonces decidieron que había que “resistir y recrear una épica, ética y estética en tiempo presente. Ese trabajo fue realizado por un grupo de jóvenes que terminó en un mapping frente a la CGT”,  que se proyectó al finalizar las jornadas. (Ver vídeo).

La actividad fue organizada por el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación (Cispren), la Unión Obrera Gráfica (UOG), la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), la Facultad de Filosofía y Humanidades (Ffyh-UNC) y la Biblioteca Nacional Mariano Moreno-sede, Juan Filloy de Córdoba.

 

Ver la primera jornada aquí

Ver la segunda jornada aquí

*Periodista. Agencia Prensared. Fotos UOG y Prensared. Principal: Apertura. Matías Rodeiro, Ilda Bustos y Manuel Reyes.

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