Este miércoles se proyectó el documental “Paoletti, historias de un periodista” que narra la historia personal y pública del periodista que fundó y dirigió el diario El Independiente. El contexto político social de la ápoca lo vinculó con Enrique Angelelli. Más allá de las creencias, buscaban lo mismo.
Por Katy García*
Este miércoles, pasadas las 18, en el salón de usos múltiples del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren) se llevó a cabo la proyección de la miniserie documental “Paoletti, historias de un periodista”. Lejos de cansar o aburrir hubo resto para la emoción y el debate tras dos horas de exhibición.
El documental narra la historia del protagonista. Su llegada a La Rioja en los sesenta. El casamiento con Lili Santochi y una familia con seis hijos. La fundación de la Editorial Norte y el lanzamiento del diario El Independiente que luego se transformó en cooperativa. En una ciudad donde no existía ningún medio gráfico creció y se hizo masivo. El terrorismo de estado lo obligó a exiliarse en España con su familia. Tras el Golpe los militares intimaron a la redacción a renunciar y se apropiaron del medio. El regreso en democracia y el desafío de recuperar la fuente de trabajo y luchar contra la impunidad.
El productor y realizador del documental, Ismael Fuentes Navarro, afirmó que contar la historia de Tito Paoletti en 15 minutos para YouTube es imposible. Fue pensado como una miniserie con capítulos de 40 minutos. Sobre el contenido expresó que “mucha gente eligió la trinchera del periodismo para luchar contra la dictadura y no siempre se reivindica”. Entonces, agrega, que más allá de (Rodolfo) Walsh y (Jorge Ricardo) Masetti también hay otros que lo hicieron desde el interior y como pudieron”. Desde lo técnico advirtió que la calidad disímil de las imágenes se debía a las diferentes tecnologías utilizadas y los recursos disponibles durante los 10 años que les llevó concluir el trabajo. En ese sentido comentó que “Entrevistarlo a Cacho Paoletti en España era literalmente imposible” pero afortunadamente el hermano de Tito visitó la provincia dos veces y pudieron hacerlo. La realización del producto audiovisual estuvo a cargo de la Cooperativa Arte y Comunicación.
La historia fue construida en base a testimonios brindados por familiares, amigos/as y compañeros/as trabajadores de prensa que compartieron la redacción con Tito antes y después del exilio. Algunos, han fallecido.
Durante el debate participaron además del director, Luis Baronetto (Centro Tiempo Latinoamericano), Liliana Arraya (periodista) y Rubén Díaz (Espacio de la Memoria de Nuestros Mártires Chamical). Cada cual, señaló las trayectorias y coincidencias entre dos hombres que querían lo mismo,
Querían lo mismo
Luis Miguel Vitín Baronetto, biógrafo de Enrique Angelelli, valoró el abordaje histórico del documental que da cuenta de “la relación entre tres o cuatro ateos que había en el diario, con Angelelli y los católicos, y el rol de la esposa de Tito que llegó a ser presidenta de Cáritas en La Rioja”.
Ese punto de conexión fue en realidad “la búsqueda común porque el objetivo del cristianismo no es construir iglesias o rezar. Es buscar el bienestar del hombre, la salvación, la promoción de la persona. Lo que importa es lo que hacemos y eso los encontró”.
Contó que Tito había participado en las primeras jornadas pastorales convocadas por Angelelli cinco meses después de asumir como obispo. Encuentro al que también estaban invitados profesionales y técnicos sean o no católicos. “Angelelli no habría sido todo lo que fue sin contar con esta lectura de la realidad que le posibilitó ese espectro de gente riojana que no era la que estaba todos los días en la catedral”.
Sostuvo que el punto de encuentro “no fue el discurso ni las coincidencias de buscar el bienestar: fue la acción práctica”. Por caso, la creación de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) cuya sede funcionó en la parroquia de Olta, que cubrió el fotógrafo y periodista Plutarco Schaller. También aludió al proyecto del movimiento rural diocesano ideado tras el fracaso de Codetral en un predio de 424 ha. que las Monjas Azules le compraron a Adolfo Santochi.
Sobre el final destacó la importancia del afecto en toda acción social, política o religiosa. Y lo graficó con lo que Plutarco le había comentado en una ocasión. “Con el Pelado no teníamos esta idea de que los bolches nos infiltrábamos en la iglesia para aprovecharnos de. No. Nosotros lo respetábamos. Porque creíamos en lo que él nos decía: no hace falta que crean, porque los dos queremos lo mismo”.
Apropiarse de la historia
Una de sus hijas, Ana Paoletti, periodista y delegada sindical, estuvo presente en la sala. Le agradeció al realizador “por tomar esta excusa y contar la historia de mi viejo porque de alguna forma la pone en contexto” en una provincia donde faltan tantos recursos es importante “volver a apropiarnos de nuestra historia de La Rioja, y de la república, hacerla propia y seguir andando nomás”.
Hay periodistas que no traicionan sus convicciones
Liliana Arraya recordó a varios de los entrevistados que había conocido durante su exilio en España. Ese contacto fue muy importante porque “El exilio, más allá de la nostalgia, más allá de la tristeza, más allá de la bronca, de ser un sobreviviente y vivir en Europa, con lo que estaba pasando aquí, nos enseñó mucho”, afirmó.
Evocó con afecto al secretario general del Sindicato de Prensa de Córdoba (Raúl) “Negro” Cuestas –que aparece también en el documental- porque “cuando éramos estudiantes en la Escuela de Ciencias de la Información (que ahora cumple 50 años) nos adoptó a nosotros y nos llevó a visitar en la cárcel a (Roberto) “Negro” Reyna que estaba preso.
Como contrapartida, les daba la llave para que usaran el mimeógrafo y pudieran imprimir volantes y repartirlos. Subrayó que “fue muy fuerte la relación con algunos sindicatos como el de prensa y la UTA presidido por Atilio López quien nos apoyó para que se reabriera la escuela”. También con Luz y Fuerza con quien organizaron unas Jornadas de Prensa populares y latinoamericanas, antes del Golpe. “No tuvimos todos la coherencia que tuvieron ellos…” pero me parece que “Hubo periodistas comprometidos con su tiempo y siguen habiendo periodistas dignos que no traicionan sus convicciones y eso ya es bastante”, concluyó.
Mantener la memoria activa, seguir caminando
Rubén Díaz, del Espacio de la Memoria Nuestros Mártires Chamical, que pertenece a la Iglesia Católica, sostuvo que “La memoria sirve para esto para emocionarnos y rescatar documentación”. En esa línea dijo que están buscando verificar si es cierto que en 1976 estuvo en La Rioja el obispo castrense Monseñor Bonamín. Contó que fue bautizado en 1975 por Gabriel Longueville, asesinado junto a Carlos Murias, en Chamical.
“Mi familia, los vecinos y las comunidades de base resistieron la represión resguardando la memoria en los lugares donde ocurrieron los asesinatos”, aunque –aclara- fue más difícil, hacerlo en Sañogasta ”donde mataron al dirigente rural Wenceslao Pedernera” donde viven la viuda y sus hijas en una humilde vivienda esperando la fecha del juicio. Enfatizó que “Hay que mantener la memoria activa y seguir caminando” rememorando cada una de las fechas claves porque “Tenemos el deber moral de asumir la responsabilidad que nos cabe para las nuevas generaciones”.
*Periodista. Agencia Prensared. En la foto María Ana Mandakovic (secretaria general del Cispren) junto a los expositores, María Angelelli sobrina del exobispo y una persona del público.
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