A 30 años del nacimiento de H.I.J.O.S. gran parte de aquel colectivo original se reunió en Córdoba para celebrar el encuentro que los integró al movimiento de derechos humanos, contra la impunidad y por lograr políticas de memoria, verdad y justicia. Carta abierta a la sociedad argentina y al mundo.
Por Redacción*
“Marcar un espacio es dejar una huella en la memoria colectiva. Es construir un signo visible que interpele a quienes lo transitan, invitando a recordar, reflexionar y actuar”, dice la convocatoria a participar de los 30 años de la organización H.I.J.O.S. en conmemoración del campamento que organizó el Taller Julio Cortázar, en el ingreso al túnel San Miguel ubicado entre el límite entre Salsipuedes y Río Ceballos. Durante el encuentro que congregó a unas 200 personas, se inauguró una marca de memoria en el ingreso al Túnel San Miguel que da cuenta de aquél hito histórico que levantó la bandera de lucha por Juicio y Castigo. “Hoy, 30 décadas después de aquel 1995, aquellas conquistas que conseguimos intentan ser debilitadas por una nueva narrativa que disputa sentidos del pasado con discursos de odio y negacionismo, con el claro objetivo de neutralizar y destruir lo logrado desde la transición democrática a esta parte”, expresa, uno de los tramos del documento cuyo contenido completo ofrecemos a continuación. La conducción del acto y la lectura del texto estuvo a cargo de Gaby Morales, Maria Carolina LLorens, María José Loto, María Cristina y Emiliano Fescia, entre otres.
Carta abierta a la sociedad argentina y al mundo

“En abril de 1995, un grupo de jóvenes anunciaba al país el nacimiento de la organización H.I.J.O.S. En el país del silencio y la impunidad, nos convertimos en actores políticos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia.
“El primer congreso nacional se desarrolló en Córdoba, y una de las acciones fue enviar una carta pública a la sociedad argentina presentándonos y comunicando nuestra definición de organizarnos para ser parte e incidir en las futuras luchas y transformaciones en materia de derechos humanos.
“Nacimos con el objetivo de continuar las reivindicaciones de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, y con la necesidad de construir una nueva identidad generacional con nuestro propio horizonte de lucha. Y aquí estamos, 30 años después, todos los Hijos, hijas, hijes de aquella generación diezmada en la década de los 70 en Argentina, volviendo a expresarnos mediante esta nueva carta.
A lo largo de nuestros 30 años muchxs jóvenes se fueron sumando dándole vida y sosteniendo cada tiempo de esta organización. Hoy nos encontramos para celebrar nuestra vida de lucha, inaugurar una marca de memoria sobre el túnel que nos dio luz como ejercicio de memoria colectiva para el NUNCA MÁS y repudiar el negacionismo histórico del gobierno nacional, que se traduce en el vaciamiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, y la continuidad de un plan económico que hambrea a nuestro pueblo.
La Lucha que nos Parió
“Sonaba así, hijos. Esa palabra tan potente que sólo existe en relación a alguien, hijo de alguien. Nos nombrábamos hijas e hijos de nuestros padres: las y los desaparecidos, asesinados, presos políticos, perseguidos, exiliados, insiliados. En ese nombrar poníamos en voz alta, en público, ante la sociedad argentina el orgullo de ser sus hijos e hijas.
Pero además, cada letra significaba algo. Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio. Nombrábamos en esa sigla lo que buscábamos, lo que serían nuestros lineamientos políticos. Nos presentábamos como una nueva generación que llegaba a sumarse a esa familia de amor, lucha y corazón que han sido Abuelas, Madres, Familiares, ex presos políticos.
H.I.J.O.S. es la organización que nos cambió la vida para siempre. Porque a muchos nos significó la primera oportunidad de contar nuestras historias sabiéndonos escuchados y comprendidos más allá de las palabras. “Las Razones de la Memoria” desbordan la razón, y lo que parecía imposible no tardó en salir a la luz: sacar, contar, poner el cuerpo, mostrarnos. Encontrar un lugar en el mundo donde ubicarnos, arraigarnos, formando parte de un relato que, al incluirnos, nos trascendía porque cuando se rompe el aislamiento ya no hay nada que pueda frenar ese impulso vital, ese aullido interminable.
“H.I.J.O.S. es el lugar de la escucha comprensiva, del abrazo después de poder (o no) contar. De la discusión apasionada, de la búsqueda de un sentido común. El lugar donde fuimos construyendo un relato donde lo que subyace se libera, se vierte y, al hacerlo subvierte en vindicación lo que era oprobio. Donde pudimos reunir afectos y política, lo personal y lo colectivo. Salir de la mismidad y comprender que lo que me pasó, nos pasó. “Todes somos hijos de una misma historia” fue una de las síntesis más comprensivas de qué lugar, como generación, queríamos tener.

Celebrar la vida compartiendo la lucha
“Nos organizamos en el momento más improbable, cuando la frivolidad era la ley. En el medio del menemismo, cuando el ex oficial de marina de guerra Adolfo Francisco Scilingo, condenado por delitos de lesa humanidad, contaba en una entrevista los detalles de cómo tiraba personas vivas al mar sin sonrojarse él ni los periodistas que lo entrevistaba.
“Nacimos cuando Martínez de Hoz decía que Cavallo estaba concluyendo lo que él había empezado, cuando el genocida Bussi era elegido gobernador de Tucumán y el genocida Luciano Benjamín Menéndez era invitado a la televisión y a los actos oficiales del gobierno de Córdoba. Nacimos al calor de la teoría de los dos demonios, cuando nos invitaban a programas de TV donde se justificaban los delitos cometidos. Pusimos en escena nuestro dolor pero no desde lo traumático sino desde lo que hicimos con ello, lo que nos habían enseñado: transformarlo en lucha.
Nacimos interpelando a la sociedad con nuestra existencia política y preguntando a nuestra generación en qué país queríamos vivir; cuando nadie, tal vez ni nosotros, pensábamos que podía seguir vivo un fueguito para luchar. Y encontramos esa llama, que ardía pequeña, en muchos lugares, y la acción colectiva se empezaba a fundir con otras luchas en diversos puntos del país: los piquetes, el movimiento campesino, la coordinadora antirrepresiva, entre otros.

“Por eso cada 24 de marzo la participación y la agenda se agrandaban con la articulación de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos; por eso el consenso social de repudio al proyecto de la dictadura fue creciendo tanto hasta convertirse en un capital político insoslayable a la hora de pensar un proyecto de país más inclusivo y justo.
Y así nos vimos, nos encontramos, pudimos decir qué nos había pasado, pudimos preguntar qué había pasado con nuestros viejos, y sobre todo, podíamos decidir qué queríamos hacer con eso y elegimos reivindicar la lucha por un país para todos. Y, aunque muchos no quisieran escuchar, aunque muchos negaban que hubo un genocidio, que exterminaron una generación de luchadores y luchadoras por una patria más justa; allí estábamos como testigos de aquello, como forma viviente de expresar la enorme indignación ante la injusticia que significó crecer entre el silencio y la impunidad. Y aprendimos que esta historia nos atravesaba a toda la sociedad, tanto a las grandes mayorías que perdieron con el golpe como a las minorías que se beneficiaron con él.
“Con HIJOS salimos a las calles, a las escuelas, a los medios de comunicación, a los juzgados, no solo a contar que allí estábamos, sino que también queríamos Juicio y Castigo, porque tozudamente aprendimos que lo imposible sólo tarda un poco más. Y conseguimos el juicio y castigo en procesos judiciales ejemplares por los que se juzgó a Jorge Rafael Videla, Luciano Benjamín Menéndez entre otros tantos.
Salimos a escrachar porque si no hay justicia hay escrache y en esa acción pusimos en evidencia la impunidad en la que vivíamos, mostrando que la dictadura cívico militar había terminado pero sus secuelas seguían vigentes. Y apostamos a la justicia como una construcción social.
“Organizamos talleres de educación, arte y política y dimos comienzo a la construcción, junto a otrxs miles de educadores y artistas, de la pedagogía de la memoria, que hoy es eje de trabajo principal en los espacios de memoria del país.
“Frente al silencio institucional y la falta de Justicia, exigimos la verdad, saber sobre el destino de nuestros padres y madres, hermanas y hermanos. Y en ese andar recorrimos los pasillos de Tribunales y comenzamos a presentar escritos jurídicos desde las áreas de legales que se conformaban en las distintas regionales del país y fuimos querellantes como organización junto a otros organismos.
En Córdoba desarrollamos una base de datos, “Presentes” que luego fue aporte fundamental en la construcción de las políticas públicas de memoria, verdad y justicia.
“Diez años después de aquel 1995 nos volvimos a encontrar en un Congreso Nacional para re discutir qué hacer con los cambios que se estaban produciendo en nuestro país. La decisión política de Néstor Kirchner de hacer de las reivindicaciones históricas del movimiento de derechos humanos políticas de Estado nos desafió. La anulación de las leyes de impunidad nos permitió juzgar y condenar a cadena perpetua a Videla y Menéndez; la recuperación de los de lugares de tortura y muerte y su trasformación en Sitios de Memoria; la potenciación de la búsqueda de Abuelas, a la par de políticas que reconstruían el tejido social con un proyecto de Nación más inclusiva nos hizo discutir muchísimo y, como siempre, redoblar los esfuerzos.
Durante estos 30 años luchamos junto a todos los organismos de derechos humanos de todas las provincias y sedes de otros países, logramos gran parte de los objetivos relativos a los procesos de memoria, verdad y justicia, acompañada y legitimada por la sociedad argentina y del concierto de la naciones democráticas, como única en su caso, liderando los estándares en materia de erradicación de la impunidad y garantías de no repetición.
“Hoy, 30 décadas después de aquel 1995, aquellas conquistas que conseguimos intentan ser debilitadas por una nueva narrativa que disputa sentidos del pasado con discursos de odio y negacionismo, con el claro objetivo de neutralizar y destruir lo logrado desde la transición democrática a esta parte.
“El presidente Milei y la vicepresidente Victoria Villarroel vacían los sitos de memoria, despiden a sus trabajadores, niegan la magnitud del genocidio probado por la justicia, debilitan las instituciones y procedimientos de la democracia y vuelven a implantar un plan económico que aumenta la desigualdad, la pobreza y el desempleo.
“Hoy estamos acá y tenemos historia, somos parte de ella, porque en estos treinta años hemos trabajado, discutido, luchado, transformado miles de imposibles. Y hemos hecho todo eso riéndonos con el humor negro más liberador, con la alegría de la condena a los genocidas, con la satisfacción de haber transformado lugares del horror en espacios de vida y reflexión.

“Acá estamos treinta años después, defendiendo lo que conseguimos. Homenajeando a los hermanos y hermanas queridas que dejaron este plano pero que siempre están en nuestro corazón ayudándonos a reencontrar los caminos. Denunciando que nos faltan todavía hermanos y hermanas que fueron arrancados de nuestras familias y no conocen su identidad. Que nos falta encontrar y dar una sepultura digna a nuestros padres y madres. Acá estamos treinta años después, con lo conseguido y con lo que falta, para decir que seguimos deseando transformar todo lo que resulta injusto. Y que en ese camino, la marca indeleble de ser HIJOS nos acompaña para siempre.
Por eso celebramos, por eso seguimos, porque el aullido fue, y sigue siendo, interminable.”
13 de abril de 2025 San Miguel, Córdoba, Argentina.
*Agencia Prensared. Fotos cortesía Prensa H.I.J.O.S. Foto de portada Adrián Camerano.
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