¿Qué televisión necesitamos en Latinoamérica?

 Día mundial de la televisión.  Analistas consideran fundamental reflexionar sobre el modelo de televisión pública que los países de América Latina  deben promover. La ONU advierte sobre las noticias falsas y pide que se realicen programas acerca de la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social y la cultura. Un especialista “descartó que los jóvenes le resten protagonismo al televisor por conversar con su celulares o navegar en sus sitios de internet preferidos”. 

Por Redacción*

La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) proclamó en diciembre de 1996 que cada 21 de noviembre sea celebrado el Día Mundial de la Televisión, en conmemoración de la fecha en que se llevó a cabo el primer Foro Mundial de la Televisión en ese año.

La ONU pide que  sean promovidos programas centrados en la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social y la cultura, entre otras cuestiones.

En el Foro Mundial se llegó a la conclusión que la televisión es considerada una herramienta importante de orientación, canalización y movilización de la opinión pública.

¿Qué televisión necesitamos?

Analistas sostienen que 24 años después de ese foro, la televisión continúa como la mayor fuente de consumo de video. Pese a la llegada de diferentes herramientas y plataformas, el número de hogares con televisores en todo el mundo sigue en aumento.

El experto Luis Arroyo, en el artículo “Televisión pública en América Latina; las 3 preguntas que todos nos debemos hacer”, establece el siguiente dato: “pasamos una media mundial de 3 horas y cuarto frente a la televisión. En América Latina, tres horas y media”.

El analista descartó que los jóvenes le resten protagonismo al televisor por conversar con su celulares o navegar en sus sitios de internet preferidos. Los jóvenes tienen la capacidad de chatear y ver televisión al mismo tiempo, apunta.

En este contexto, Arroyo considera fundamental reflexionar sobre el modelo de televisión pública que deben promover los países de América Latina.

Se pregunta “¿debe una televisión pública limitarse a ofrecer información y programación de servicio público, destinada solo a minorías? (…) ¿O podría, en el otro extremo, competir de lleno con los canales comerciales ofreciendo programas de amplia audiencia aunque no tengan ningún contenido ni cívico ni formativo?”.

El experto concluye que los medios públicos latinoamericanos debieran asumir un papel de ayuda a los ciudadanos, ofreciendo servicios que les permitan explorar una variedad de temas para mejor entender el mundo que les rodea y poderse desarrollar en él con plenitud.

El analista Valerio Fuenzalida, en el artículo La televisión en América Latina, reseñó el tránsito de la industria televisiva latinoamericana privada de la señal abierta a la constituciòn de industrias de tamaño global, impulsando un producto original: la telenovela.

El investigador apunta, por otro lado, que las estaciones públicas de televisión abierta en América Latina constituyen un quinto de la capacidad regional de emisión televisiva, sin embargo, sólo captan entre el 3 y el 5 por ciento de la audiencia.

Fuenzalida señala que la audiencia latinoamericana ve, en líneas generales, a los canales públicos como propagandistas gubernamentales, por lo que tienen poca credibilidad.

En este panorama, dice el experto, se vuelve inviable al canal público, pues éste no goza de credibilidad en la información que ofrece, ni de legitimidad social debido a que su programación no es sentida como útil por la audiencia, ni se comporta como empresa económicamente responsable ante los ciudadanos.

Ante esta crisis de la televisión pública nacional, Fuenzalida subraya la aparición de canales públicos más pequeños con programaciones especializadas, que posibilitan la constitución de públicos segmentados hacia parrillas de programación diversificadas para atender necesidades ciudadanas mucho más circunscritas y en hogares de fisonomías más concretas.

*Fuente Telesur