Partió Vicente Zito Lema, militante del pensamiento y la acción revolucionaria

El funeral será este martes, en la Biblioteca Nacional, desde las 14:30, hasta las 21,30. Sus restos serán cremados mañana en el Cementerio de Chacarita, en la Ciudad de Buenos Aires. Como a Rodolfo Walsh “la lucha por cambiar esta sociedad era lo que más desvelaba a Vicente, de allí su incursión permanente en la militancia revolucionaria”, dice el autor de esta nota.

Por Carlos Aznárez*

En la noche de este domingo 4 de diciembre, partía VICENTE ZITO LEMA, para seguir luchando en otras dimensiones, el compañero militante, poeta, escritor, dramaturgo, abogado de presxs políticxs. Y pongo quien era nuestro querido Vicente en ese orden ya que la poesía concebida por él se encadenaba desde siempre a su militancia rebelde y revolucionaria. La suya nunca fue una poesía concebida para neutrales, sino para aquellas y aquellos que estaban -están y estarán- ávidos de justicia.

Vicente es un compañero de larga historia en el campo del periodismo y la literatura. Solo basta enumerar algunos de los escenarios que transitó para definirlo como un activo referente de la búsqueda de una revolución donde la cultura fuera uno de los protagonistas esenciales: fundó las revistas Cero y Talismán en los años 60, y luego ya en los 70, cuando la pradera comenzó a incendiarse de luchas y victorias, fue parte de las revistas Liberación, Nuevo Hombre y ese baluarte fundamental que representó la Revista Crisis, donde convergieron los intelectuales y hacedores de pensamiento crítico de esa época.

Discípulo e irradiador permanente del legado de ese otro grande que fue Enrique Pichón Riviere, generó una obra maestra que fueron sus «Conversaciones» con el maestro de la psicología social, a manera de estímulo a miles de seguidores de Pichón en todo el continente.

Pero como Rodolfo Walsh, la lucha por cambiar esta sociedad era lo que más desvelaba a Vicente, de allí su incursión permanente en la militancia revolucionaria. Como abogado de presos políticos fue parte de la Gremial junto con Ortega Peña, Eduardo Duhalde, Mario Hernández y tantos otros que estuvieron al frente de la defensa de la compañerada insurgente, de la que también formó parte al integrar el ERP-22 de Agosto.

Nos conocemos de todas esas luchas y puede decirse que compartimos juntos cada uno de los dolores como los tiempos gratos por los que transitamos. En el exilio, fue parte de la primera etapa de nuestra publicación, anudando una relación inquebrantable, que ha durado hasta el presente de Resumen Latinoamericano, donde jamás faltaron sus escritos, poesías y reflexiones. Actualmente se desempeñaba como director adjunto de nuestra publicación, pero en realidad siempre ha sido ese mojón ético que se necesita para saber si «vamos por buen camino».

Desde Holanda, donde tuvo que vivir los años de la lejanía del país, no dejó de forjar ideas y aportes para seguir combatiendo a la dictadura militar, y lo hizo junto a su compañera Regine, quien se convirtió, ella también, en motor esencial de todas sus acciones de lucha, y el sostén irreemplazable que lo ayudó a superar jornadas difíciles, que las hubo y muchas.

Defensor a ultranza de los derechos humanos, la trayectoria de Vicente estuvo estrechamente ligada a las Madres de Plaza de Mayo, a quienes dedicó esa obra monumental que es «Mater». Cuando regresó a la Argentina puso el cuerpo e incontables fatigas como primer rector de la Universidad de esa institución, a la que impulsó como la trinchera de ideas en la que representantes de varias generaciones, homenajeamos la memoria de nuestros 30 mil compañeres detenidos-desaparecidos, y repensábamos sobre cómo generar nuevos caminos liberadores a futuro.

Internacionalista con mayúsculas, Zito Lema nunca dejó de estar al lado de Cuba socialista, de la lucha del pueblo palestino o del pueblo vasco, entre otros. Sufría como pocos al saber de las violaciones de sus derechos y no dudaba de comprometerse con sus causas. Fueron memorables las actividades organizadas con él por las Cátedras Bolivarianas para homenajear a Fidel, a Ho Chi Minh, al Che o a Marulanda. Así como sus poemas de contundente condena al sionismo pronunciados en la Embajada Palestina o en el anfiteatro de ATE.

La nueva etapa de Crisis y luego la creación de la revista Fin de Siglo -que compartimos y lo tuvieron como timonel al regreso del exilio- fueron también un enorme aporte al periodismo de contrainformación, donde pudieron leerse los textos que hacen a la idea de no dejar resquicios en la necesidad de dar la batalla cultural contra la derecha y el imperialismo.

Todos estos últimos años, nos consta, fueron dolorosos para Vicente, no solo por sus problemas de salud, a los que fue gambeteando como lo pudieran hacer los jugadores de su admirado Racing Club, sino por el estado de descomposición social al que nos arrastró la dictadura primero y las democracias tuteladas por las corporaciones, que no hicieron otra cosa que anudar aún más los lazos de dependencia. El macrismo y sus abyecciones, que derivaron en más castigo para el pueblo, lo tuvo como uno de sus grandes denunciantes, no solo desde sus escritos, sino también en la calle, donde para él siempre se debía dar la batalla principal. Luego vino este presente, donde fiel a su trayectoria no dejó de criticar todo lo que le pareció que ponía al pueblo a un costado, dejando de lado promesas electorales recurrentes.

Luchó con toda su fuerza contra la muerte y sus discursos, porque si hay algo que lo destacaba es que ponderaba la vida, no desde un aspecto individual sino pensando especialmente en los más humildes, en los que son permanentemente castigados por la marginación en que los instalan los poderosos. Nunca se calló la boca o especuló con sus decires, cuando había que denunciar aberraciones o retrocesos ideológicos rayanos en la infamia. De allí, el respeto y la admiración, que se ha sabido ganar, como pocos de nuestra generación, entre los más jóvenes, que llenaban los auditorios para escucharlo hablar, a su manera, de la Revolución y de aquellxs que dieron la vida por lograrla.

Hoy, con dolor y un poco de rabia por lo que va a ser su ausencia física, despido a Vicente compañero y amigo, y lo hago con la seguridad que mientras nos queden fuerzas y pasión, la mejor manera de honrarlo será seguir peleando por lo que él anhelaba: liberarnos definitivamente como pueblo y construir lo más parecido al socialismo.

Hasta la Victoria siempre, compañero Vicente. Nos vemos en la lucha!

*Director de Resumen Latinoamericano. El equipo del medio de comunicación  le envía un abrazo solidario a la familia. Fuente:https://www.resumenlatinoamericano.org/  Foto Télam.

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