Minería de litio, parques solares y cannabis medicinal, algunos de los ejes de “desarrollo” vinculado al extractivismo y a la dependencia externa. La necesidad de otro modelo, la agroecología, y la integración regional con Chile, Bolivia, Paraguay y Brasil.
Por Por Stella Juste* y Fernando Premet **
Las economías regionales del Noroeste Argentino (NOA) se construyen alrededor de las riquezas naturales de sus territorios. Es una región históricamente agrícola, destacándose los cultivos subtropicales (caña de azúcar, tabaco, horticultura, entre otros) que se combinan con cultivos ancestrales como el maíz y la papa. A ello, se suma las actividades mineras extractivas en función de la diversidad mineral y la presencia de hierro, plata, plomo y litio.
A este panorama hay que sumar un factor que contribuye a explicar los bajos niveles de desarrollo: la soledad. Además de encontrarse alejada de los principales puntos de consumo del país, la región está alejada de los puertos del Atlántico, donde confluyen las principales redes de transporte (rutas, líneas ferroviarias y vuelos).
Lo anterior hace del NOA una región periférica de Argentina, que a su vez es un país periférico de la economía internacional. Esta condición de doble periferia, ha impulsado que la región adopte nuevas perspectivas hacia otras posibilidades de vinculación que propicien oportunidades de desarrollo.
A inicios de 1990, las provincias del NOA profundizaron la cooperación a través de diferentes canales como los Comités de Integración Transfronterizos con Chile y Bolivia, y a través de la participación en la Zona de Integración del Centro Oeste Sudamericano (Zicosur). A diferencia de los primeros, que son coordinados por las Cancillerías, Zicosur es una iniciativa de integración regional de carácter subestatal creada por voluntad e iniciativa de los gobiernos locales del norte argentino, norte chileno, sur boliviano, la totalidad de Paraguay y los estados federados del sur brasileño.
Los lazos históricos que unen estos territorios son múltiples, y combinan la riqueza de la cultura andina en el oeste, con el patrimonio de las yungas y selvas hacia el este. La confluencia de factores hace de la subregión un área única en diversidad de riquezas naturales y culturales. Aun con esas diferencias, comparten un núcleo de problemáticas y prioridades que han contribuido a diseñar acciones coordinadas para mejorar sus posibilidades de desarrollo.
Geográficamente, cuentan con un elemento que favorece su inserción internacional: su carácter de subregión bioceánica. Los puertos del norte chileno brindan salida hacia el océano Pacífico, y los puertos del sur brasileño con el océano Atlántico. Este factor es clave para la vinculación con los puertos asiáticos, sin dejar de lado las relaciones comerciales tradicionales de Sudamérica con Europa.
En este marco contextual, algunas provincias del NOA han buscado innovar, posicionando nuevas actividades económicas e intentando desarrollar acciones que aporten valor agregado a las producciones locales. Se detectan tres puntos claves, producto de estas acciones.
El litio
El “Triángulo del Litio” se conforma por el sur boliviano, el norte argentino y el norte chileno. Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), alrededor del 67 por ciento de las reservas probadas de litio y, alrededor de la mitad de la oferta global, se encuentran en esta región, que incluyen las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca.
Cada provincia tiene una mirada particular, pero casi todos los salares están en manos de empresas privadas y transnacionales, con alguna participación de las provincias. Todas tienen como objetivo final la transformación del mineral, pero la realidad es que exportan la salmuera de litio.
Del otro lado, es conocido el impacto que la actividad minera produce en el territorio y como repercute en las poblaciones locales. El agua, un bien escaso en las áreas desérticas como los salares, es el principal insumo de esta actividad, hecho que no pasa inadvertido por los gobiernos locales, que no ponderan este factor. Bruno Fornillo planteó la necesidad de trabajar una “geopolítica del litio” que articule entramados industriales y genere políticas que coordinen a los países del triángulo del litio. Esto está aún lejos de realizarse, pero la coyuntura internacional podría propiciar el escenario esencial para trabajar una cadena de valor regional alrededor del litio permitiría romper con el patrón centro-periférico que ha caracterizado la relaciones entre Sudamérica y China.
Energías renovables
Jujuy fue llamada la provincia “modelo” que encabezó la relación subnacional con China, iniciada con el parque fotovoltaico “Cauchari”. El proyecto demandó 541 millones de dólares, obtenidos de distintas fuentes que obligaron a la provincia a tomar créditos frente al Estado Nacional y créditos internacionales. En 2019, se anunció una ampliación de 200 megawatt junto a un nuevo préstamo por 300 millones de dólares. El parque debió funcionar en 2018, pero retrasos en su construcción trasladaron la fecha a mediados de 2020, ocasionando que Jujuy comenzara a pagar a los acreedores sin los ingresos del parque.
Cauchari se negoció como un proyecto “llave en mano” en donde las firmas chinas asumieron el desarrollo de la ingeniería, la adquisición del equipamiento y suministros, la construcción y puesta en marcha de las instalaciones. En este esquema la participación de mano de obra local fue mínima, como así también las actividades de transferencia de tecnológica y de know-how (conocimiento técnico-administrativo básico). Se evidencia que, si bien el vínculo con China promueve la diversificación de las matrices productivas y la modernización, requieren del endeudamiento internacional y comprometen los recursos naturales locales, profundizando la dependencia.
Cannabis medicinal
Jujuy tiene la posibilidad de generar 1000 millones de dólares en exportaciones para los próximos diez años. Aquí también Jujuy pica en punta, luego de que presentara el primer producto medicinal de cannabis en diciembre de 2020, a través de la empresa local Cannabis Avatara Sociedad del Estado.
Son numerosas las especificidades en cuanto a su producción y requerimientos técnicos de esta excelente especie pero nos gustaría centrarnos en el impacto social y su relación con el modelo agroindustrial. Martinez Alier expone que la tarea colectiva más importante que hoy enfrenta la humanidad, concierne, por un lado, a los problemas de riesgo ambiental global y la conservación de los recursos naturales y del ambiente, y por otro lado, a los de la equidad entre los pueblos con la eliminación de la pobreza y la superación de las desigualdades sociales, de género y étnicas.
La expulsión del pequeño productor del campo es un fenómeno que no se detiene. Este proceso se da principalmente por el incremento de los costos de insumos, donde el productor no puede readaptarse al paquete tecnológico que propone la agricultura convencional centrada en el uso (y cada vez mayor) de insumos (semillas, herbicidas, insecticidas, fertilizantes) con lo cual obliga de una u otra manera al arrendamiento y posterior venta del campo, concentrando las tierras en cada vez menos productores con una visión puramente extractivista del recurso suelo.
En base a esto surge un nuevo paradigma o forma de ver la producción agropecuaria llamada agroecologia. La cual promueve el acceso familiar a la tierra, al agua y a los recursos genéticos de forma libre, proponiendo una visión holística desde la producción hasta la venta minorista.
Aunque la producción de cannabis está autorizada sólo para la empresa provincial bajo estrictas normas de seguridad, es necesario promover la incorporación de pequeños productores bajo modalidades sustentables.
En este complejo escenario, la clave parece estar en la asociatividad, es decir, en congeniar estrategias de desarrollo que involucren actores públicos y privados de los gobiernos regionales del NOA y, más general, de Zicosur, para establecer cadenas de valor en torno a productos estratégicos, con una mirada protectora ambiente y el desarrollo local. La complementariedad de los gobiernos locales que componen el NOA y sus pares transfronterizos en Zicosur pueden propiciar una sinergia autónoma de las capitales, que derrame desarrollo hacia el territorio.
* Doctora en Relaciones Internacionales (UNR). Becaria Posdoctoral de Conicet. Profesora de la Universidad Nacional de Jujuy
** Ingeniero Agrónomo (Universidad Nacional de Río Cuarto). Coordinador y profesor de Economía Social para el Desarrollo Local en el Instituto de Educación Superior N° 6034 (El Galpón-Salta).
Fuente: Artículo publicado por agenciatierraviva.com.ar
www.prensared.org.ar