El autor de esta nota interpela a las y los votantes que definirán quién será el próximo presidente . Ante este momento histórico cargado de confusión ofrece una especia de test que expone con claridad las diferencias entre los proyectos de país que encarnan Sergio Massa y Javier Milei. ¿Vale la pena votar en blanco?
Por Eduardo de la Serna*
«Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca» (Apocalipsis 3:15-16).
No hace falta casi, señalar, que votar “en blanco” (o hacer impugnar el voto, en su defecto) es, electoralmente, una opción válida, especialmente en países como el nuestro dónde, sensata y justamente, el voto es obligatorio.
Votar en blanco puede entenderse de diferentes maneras: ninguno/a de los/as candidatos/as me conforma, no estoy de acuerdo con esta elección, u otras variantes imaginables. Pero, es interesante señalarlo, también hay diferentes elecciones. Para ser precisos, y actuales, no son lo mismo las P.A.S.O. que las elecciones de primera que las de segunda vuelta (balotaje) electoral.
Si no me falla la memoria, la primera vez que se impuso la segunda vuelta fue cuando el triunfo de Cámpora-Solano Lima. La dictadura en fuga la impuso con la expectativa de que, aunque saliera primero el peronismo Frente de Justicialista de Liberación (FREJULI) la mayoría anti o no-peronista se impondría finalmente.
El FREJULI obtuvo el 49,53% de los votos; Balbín (el segundo) 21,29%; tercero sería el candidato de la dictadura, Francisco Manrique, con 14,91 y cuarto los candidatos “progre”, Alende-Sueldo, con 7,43%. Con sensatez (como lo hizo Leandro Santoro en CABA en estos días) los segundos se “bajaron” dando por ganadores al Frente Justicialista puesto que la diferencia era indescontable.
El criterio del balotaje es quizás sensato. Si nadie alcanza más de la mitad de los votos, que al menos (en una segunda ocasión) la ciudadanía pueda decir a quién prefiere de los dos, o cual le resulta el “meno malo” porque de gobernar el país se trata.
Señalo todo esto, porque si hay una ocasión en la que el voto en blanco es, por lo menos, peligroso, es frente a un balotaje.
Es notable ver la cantidad de grupos que invitan, al menos veladamente, al voto “en blanco”. En los ambientes del periodismo (o los que trabajan de tales), en el empresariado y hasta el episcopado. Resulta que Milei es impresentable, hay cientos de cosas intolerables, especialmente si queremos pensar un poco con la cabeza fría.
Además, es evidente que es destemplado (es por eso que cuando no puede mostrarse tal elige leer, para evitar decir una palabra “de más”, o miles de ellas; como lo pretende para el futuro debate). Y, por el otro lado (y no hay más lados, porque de balotaje se trata) el peronismo; el perverso, endemoniado y cruel peronismo. ¡Espanto!
Pero resulta que a la pregunta «estás de acuerdo con “A”, ¿sí o no?» no cabe la abstención, evidentemente. Veamos algunas cosas sencillamente:
¿Estás o no de acuerdo:
- que “el que quiera andar armado que ande armado”?
- que la salud debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?
- que la educación debe ser paga y quien no puede pagarla, pues “lo lamento”?
- que la política económica argentina la manejen los Estados Unidos, dolarización mediante?
- con suspender las relaciones con el Vaticano porque el Papa es el representante del Maligno en la tierra?
- que todo debe ser privado, incluso los mares, y por tanto sólo puede acceder a ello quienes tienen dinero?
- que en las políticas internacionales solo debemos tener relaciones diplomáticas y comerciales con quienes piensen como nosotros y si hubiera un cambio estas se han de suspender temporalmente?
- con eliminar los ministerios de salud, de educación, de trabajo y demás, aunque ocurriera, por ejemplo, una nueva pandemia?
- con que las obras públicas solo debe financiarlas el capital privado, aunque eso implique que todas las regiones empobrecidas se queden sin rutas, escuelas, hospitales, electricidad y demás “derechos”?
- con la violación sistemática de los derechos humanos, la picana eléctrica, la desaparición forzada de personas, la entrega de bebés con la consecuente negación de su identidad, arrojar personas vivas al mar, la tortura, violaciones, secuestros y asesinatos?
- ¿Estás de acuerdo con estas “cositas” o no? Porque el “voto en blanco” pareciera decir que no te interesan (sea quien fuere el que las propone).
O, también. ¿Estás de acuerdo sencillamente con:
- la “democracia” a pesar de todas sus deficiencias o no?
- el federalismo – coparticipación incluida – o no?
- la unión de los países latinoamericanos o no?
- que haya un Estado presente para acompañar y proteger a los más vulnerados de la sociedad?
- que el estado persiga a los que aumentan los dólares o desabastecen de combustibles para favorecer a sus propios candidatos, aunque la sociedad se vea perjudicada?
Y, es evidente, podríamos seguir y seguir y seguir. Y, entonces, más allá de tal o cual candidato (o agrupación o partido o Frente) ¿te parece que se puede decir “no me interesa”? En realidad, no sé si con esa actitud estás diciendo “creo que va a ganar fulano, pero que no sea con mi apoyo”, o mediocridades por el estilo.
¡Que Dios y la patria te lo demanden!
*Sacerdote católico, director pastoral de la parroquia San Juan Bautista del decanato Quilmes Oeste II de la diócesis de Quilmes. Miembro del «Grupo de Curas en Opción por los Pobres» de Argentina. Agencia Prensared. Foto https://www.plusinformacion.com.ar/
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