La Enfermedad de la Tierra

La pandemia demuestra que la salud de la humanidad depende de la salud del planeta, dice la proclama “Un Planeta, Una Salud” que vincula directamente al coronavirus con la destrucción del planeta. Unas 500 organizaciones de afectados ambientales y ecologistas de todo el mundo firman  este manifiesto . Exigen un cambio de paradigma conde “la responsabilidad ecológica y la justicia económica sean fundamentales para crear un futuro saludable y vibrante para la humanidad”. Párrafos destacados.

Por Medardo Ávila Vázquez*

En el Día Internacional de la Tierra (22 de abril) más de 500 organizaciones de afectados ambientales y ecologistas de todo el mundo emitieron un documento global que manifiesta que esta pandemia demuestra que la salud de la humanidad depende de la salud de la Tierra.

Llama a la acción para volver a hermanarnos y sentirnos parte de ella, hacer la paz y construir un mundo mejor abandonando el modelo de economía mundial basada en el crecimiento permanente y el apetito ilimitado por los bienes de la Tierra, que son la raíz de esta crisis sanitaria y de futuras pandemias.

La proclama Un Planeta Una Salud vincula directamente la actual pandemia por coronavirus con la destrucción ambiental.

El movimiento ambientalista nació con las corrientes conservacionistas de fines del siglo XIX en Estados Unidos, que promovían la construcción de Parques Nacionales como santuarios prístinos de naturaleza; durante el siglo XX creció un ambientalismo verde en Europa que propugnaba soluciones técnicas dentro del capitalismo para preservar un ambiente, que se degradaba aceleradamente.

En este siglo se consolida un ecologismo que crece desde los afectados ambientales, un ecologismo del Sur del mundo que cuestiona sistémicamente el modelo de desarrollo. En nuestro país ese ecologismo popular se expresa en las movilizaciones contra la megaminería en Esquel, Mendoza, Famatina y Andalgalá; en las luchas contra las fumigaciones, Monsanto y el agronegocio y en la resistencia al fracking de Vaca Muerta. Para estas organizaciones y sus hermanas de todo el mundo la pandemia de Covid-19 «es una llamada de atención planetaria de la Tierra a la humanidad. Nos recuerda que somos uno con la Tierra, no estamos separados/as de ella, que no somos sus amos/as, dueños/as y conquistadores/as, ni que somos superiores a otras especies, como el dogma antropocéntrico nos quiere hacer creer”.

“La pandemia nos recuerda que violamos los derechos de la Tierra y de todas sus especies por nuestra cuenta y riesgo, y que sería prudente que consideráramos los conocimientos y la sabiduría ancestrales de los pueblos originarios, guardianes de la Tierra a lo largo de los tiempos, cuyo profundo respeto por la Tierra se basa en la conciencia de la interconexión de toda la vida. Dañar una parte significa dañar el todo”.

“Esta pandemia no es un «desastre natural», al igual que la crisis de la extinción de especies y los extremos climáticos no son desastres naturales». Las epidemias de enfermedades emergentes son antropogénicas – causadas por actividades humanas”.

Una red de vida interconectada

“La emergencia sanitaria a la que nos enfrentamos como comunidad mundial está relacionada con la emergencia sanitaria a la que se enfrenta la Tierra: su constante degradación, la extinción y desaparición de especies y la emergencia climática. Cuando utilizamos venenos y agrotóxicos, como insecticidas y herbicidas para matar insectos y plantas en el modelo industrial de agricultura, producimos desertificación, contaminamos el agua, el suelo, el aire y destruimos la biodiversidad.

Los agrotóxicos están llevando a la extinción a las especies, incluyendo a los agentes polinizadores, como hemos visto en la drástica disminución de las abejas. Cuando hacemos minería metalífera a cielo abierto utilizamos millones de litros de agua que es esencial para la vida humana y la naturaleza.

Cuando practicamos la fractura hidráulica alteramos la conformación geológica y aumentamos el riesgo sísmico. Cuando quemamos el carbono que la tierra ha fosilizado durante 600 millones de años, violamos las fronteras planetarias. Al industrializar y globalizar nuestros sistemas alimentarios contribuimos hasta un 50% de los gases de efecto invernadero y el cambio climático es la consecuencia”.

“La ciencia nos informa de que a medida que invadimos los ecosistemas forestales, destruimos los hogares de las especies y manipulamos las plantas y los animales para obtener beneficios, creamos las condiciones para nuevas epidemias. En los últimos 50 años, han surgido hasta 300 nuevos patógenos. Está bien documentado que alrededor del 70 por ciento de los patógenos humanos, incluyendo el VIH, el Ébola, la Gripe, el MERS y el SRAS surgieron cuando los ecosistemas forestales fueron invadidos y los virus pasaron de los animales a los humanos”.

“Cuando los animales están hacinados en granjas industriales para maximizar las ganancias, nuevas enfermedades como la gripe porcina y la gripe aviar surgen y se propagan. La agricultura industrial intensiva con el uso de agrotóxicos y los sistemas alimentarios industriales dan lugar a enfermedades crónicas no transmisibles como malformaciones, cáncer, alteraciones endocrinas, diabetes, problemas neurológicos e infertilidad. Con las infecciones de Covid-19, la morbilidad aumenta dramáticamente con estas condiciones preexistentes”.

“Mientras afirma alimentar al mundo, la agricultura industrial ha empujado a miles de millones de seres humanos al hambre y este número está creciendo con el bloqueo mundial y la destrucción de los medios de vida”.

Nuestra salud y la del planeta es una sola

“Respetar los límites de los ecosistemas y la integridad de las especies es vital para proteger el planeta y nuestra salud. Las soluciones al cambio climático son también soluciones para evitar nuevas epidemias. En el debate sobre la cuestión del cambio climático no se puede evitar considerar cómo el modelo tecnológico y económico dominante, basado en los combustibles fósiles, no tiene en cuenta la finitud de los recursos de la Tierra. Una economía mundial basada en el mito del crecimiento y el apetito ilimitado por los recursos de la Tierra es la raíz de esta crisis sanitaria y de futuras crisis”.

Regresar a la Tierra

“Durante la crisis de la Covid-19 y mientras salimos de la cuarentena necesitamos aprender definitivamente a proteger la Tierra, sus sistemas climáticos, los derechos y espacios ecológicos de diversas especies, y de diversas personas – indígenas, niños, niñas, jóvenes, mujeres, agricultores/as y trabajadores/as. Para la Tierra no hay especies prescindibles, no hay personas desechables. Todos pertenecemos y somos parte de la Tierra”.

“Para evitar futuras pandemias y hambrunas y un posible escenario de personas prescindibles, debemos ir más allá del sistema económico globalizado, industrializado y competitivo, que está incentivando el cambio climático, empujando a las especies a la extinción y propagando enfermedades que amenazan la vida. La localización deja espacio para que prosperen las diversas especies, las diversas culturas y las diversas economías locales vivas”.

“Debemos pasar de la economía de la codicia y el crecimiento ilimitado, de la competencia y la violencia, que nos han empujado a una crisis existencial, a una Economía del Cuidado para la Tierra, para las personas y para todas las especies vivas”.

“Debemos abandonar la visión utilitaria, colonial, capitalista y antropocéntrica que nos ha enseñado a nombrar los dones de la naturaleza como ‘recursos naturales’. Sólo así podremos reducir conscientemente nuestra huella ecológica: actuando responsablemente como los antepasados del futuro”.

“Como muestra la pandemia, son las comunidades alimentarias locales las que pueden proporcionar y distribuir alimentos con regularidad, mientras que las cadenas alimentarias globalizadas, en algunas partes del mundo, se derrumbaron e incluso especularon con el aumento de los precios de los alimentos”

“Contrariamente a lo que se nos hace creer, no es la globalización la que protege a las personas de las hambrunas, que ella misma produce y agrava, sino la soberanía alimentaria de los pueblos, en la que las personas a nivel comunitario tienen derecho a producir, elegir y consumir alimentos adecuados, sanos y nutritivos, en virtud de acuerdos de precios justos para la producción y el intercambio local. Los futuros sistemas alimentarios tienen que basarse en la soberanía de las semillas y la soberanía alimentaria, en economías locales circulares que devuelvan a la tierra, y con la garantía de precios justos a los productores”

“La mente mecanicista que domina nuestras sociedades, crea beneficios corporativos y personales a través de la extracción y la manipulación. Las corporaciones y los multimillonarios con sus acciones han declarado la guerra a la Tierra y han creado las múltiples crisis del mundo, se preparan ahora para la intensificación de la agricultura industrializada a través de la digitalización y la inteligencia artificial. Están imaginando un futuro de agricultura sin agricultores/as, y un futuro de alimentos falsos producidos en laboratorios. Estos acontecimientos profundizarán la crisis ecológica, destruyendo la biodiversidad y aumentando nuestra separación de la Tierra”

“La comida es la red de la vida y hacer la paz con la Tierra comienza con la comida. Volvemos a la Tierra cuando cuidamos el suelo y la biodiversidad. Recordamos que somos humanos porque somos del humus del suelo. Sólo nuestras mentes, corazones y manos trabajando junto con la Tierra, como parte integral de su creatividad, pueden sanar la Tierra, proveyéndonos a nosotros/as y a todas las demás especies de alimentos saludables”.

“Como nos ha enseñado nuestra experiencia junto con otras organizaciones y redes de concientización sobre la Tierra para la Libertad de Semillas y la Libertad de Alimentos, los sistemas alimentarios orgánicos, agroecológicos locales y biodiversos regeneran el suelo, el agua y la biodiversidad y proporcionan alimentos sanos para todos/as y fortalecen el sistema inmunológico humano. La riqueza de la biodiversidad en nuestros bosques, huertas, alimentos y el propio microbioma intestinal conectan el planeta y sus diversas especies, incluidos los seres humanos. Así, la salud se convierte en el hilo conductor, al igual que la enfermedad del Coronavirus, hoy en día, nos lo muestra tan claramente”.

Una guerra contra el futuro de la humanidad

“Todas las emergencias que amenazan la vida en nuestros tiempos tienen sus raíces en una visión mecanicista, militarista y patriarcal del mundo, en la que los humanos están separados de la naturaleza, como amos de la Tierra que pueden poseer, manipular y controlar otras especies como objetos para obtener beneficios. También está arraigada en un modelo económico que considera los límites ecológicos y éticos como obstáculos que deben eliminarse en interés del beneficio y el poder corporativo desenfrenado”.

“Las predicciones científicas indican que si no detenemos esta guerra antropogénica contra la Tierra y su especie, pronto destruiremos las mismas condiciones que permitieron a los humanos evolucionar y sobrevivir. La codicia, la arrogancia y la irresponsabilidad humanas nos llevan a la próxima pandemia y finalmente a la extinción”.

“La Tierra refleja lo que somos. Nos muestra su interconexión y nos llama a empezar a reconocer sus diversas inteligencias vivientes: en la red alimentaria del suelo, en las plantas y animales, y en nuestros alimentos”.

“La Tierra ha enviado un diminuto virus invisible para ayudarnos a dar un salto cuántico y crear una nueva civilización planetaria y ecológica basada en la armonía con la naturaleza; que hoy en día es un imperativo de supervivencia”.

Nuestra resolución

“Al firmar este manifiesto, nos comprometemos, como coalición planetaria, a instar y exhortar a las autoridades y representantes de los gobiernos de cada uno de nuestros países, ciudades, pueblos y comunidades, a que pasen del paradigma de ecocidio que hoy rige nuestros modelos de productividad, a un paradigma en el que la responsabilidad ecológica y la justicia económica sean fundamentales para crear un futuro saludable y vibrante para la humanidad”.

“La verdadera acción contra el cambio climático significa dejar atrás nuestra civilización basada en la extracción de petróleo y avaricia e iniciar una nueva era de interconexión y cuidado de la Tierra. Pedimos el apoyo concertado de las comunidades, territorios y naciones que ponen la ecología en el centro de un paradigma de una nueva y justa economía del cuidado”.

“La Tierra nos ha dado un claro mensaje a través de la pandemia. Es nuestro imperativo moral, dedicar este momento en el tiempo para hacer una transición a una civilización ecológica para que sembremos las semillas de un futuro común para la humanidad y todos los seres”.

 

“Es hora de abandonar nuestros sistemas económicos intensivos en recursos y beneficios que han creado estragos en el mundo, alterando los ecosistemas del planeta y socavando los sistemas de salud, justicia y democracia de la sociedad”.

 

“Preparémonos para una recuperación post Coronavirus en la que la salud y el bienestar de todos los pueblos y del planeta sean el centro de todas las políticas gubernamentales e institucionales, la construcción de comunidades y la acción cívica”… Y en ese camino realizan una serie de propuestas que se pueden consultar en este link donde figuran también todas las asambleas, redes y organizaciones firmantes e incluso se puede sumar adhesiones como organización y personales.

* Médico. Red Universitaria de Ambiente,  Salud Médicos de Pueblos Fumigados|Publicación del elcohetealaluna.com

www.prensared.org.ar