La Corte Internacional de Justicia, también conocida como el “Tribunal Mundial”, celebró dos días de audiencia sobre el caso. En la primera, el alto tribunal internacional consideró los argumentos presentados por Sudáfrica y, al día siguiente se escuchó la defensa de Israel.
Por Amy Goodman y Denis Moynihan*
En 1948 la recién creada Organización de las Naciones Unidas estableció la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. La Convención sobre el Genocidio fue una respuesta al Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, durante el cual seis millones de judíos europeos fueron asesinados por la Alemania nazi. Raphael Lemkin, un abogado polaco de ascendencia judía, acuñó el término “genocidio” durante la guerra, mientras desarrollaba argumentos legales para llevar a juicio a los criminales de guerra, lo que condujo a los Juicios de Núremberg.
1948 fue también el año en el que se fundó el Estado de Israel. Aunque muchos consideraron al recién creado Estado de Israel un refugio seguro para la población judía de todo el mundo tras el Holocausto, los palestinos denominan a ese período “la Nakba”, que en árabe significa “catástrofe”. Durante ese período, más de 750.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares y pueblos, sus propiedades fueron confiscadas, y 15.000 perdieron la vida.
Asimismo, 1948 fue también el año en el que la minoría blanca de Sudáfrica impuso el apartheid a la mayoría negra y creó un opresivo sistema de segregación que perduró casi medio siglo.
En los 75 años transcurridos desde entonces, y a pesar de la Convención sobre el Genocidio, se han seguido produciendo genocidios y muy pocos de sus perpetradores han sido juzgados. La semana pasada, los ojos del mundo estuvieron puestos en La Haya, luego de que Sudáfrica presentara una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en la que acusó a Israel de cometer genocidio en la Franja de Gaza.
La Corte Internacional de Justicia, también conocida como el “Tribunal Mundial”, celebró dos días de audiencia sobre el caso. En la primera audiencia, que se llevó a cabo el 11 de enero, el alto tribunal internacional consideró los argumentos presentados por Sudáfrica y, al día siguiente, escuchó la defensa de Israel. La abogada sudafricana Adila Hassim declaró en el alegato inicial:
“Durante los últimos 96 días, Israel ha sometido a Gaza a lo que se ha descrito como una de las campañas de bombardeos convencionales más intensas de la historia de la guerra moderna. Los palestinos de Gaza están muriendo arrasados por las armas y bombas israelíes, lanzadas desde aire, tierra y mar. También corren riesgo inmediato de morir de hambre, deshidratación y enfermedades como consecuencia del actual asedio por parte de Israel, la destrucción de las ciudades palestinas, la insuficiente ayuda que se permite hacer llegar a la población palestina y la imposibilidad de distribuir esta ayuda limitada mientras caen las bombas. Esta conducta hace que sea imposible conseguir productos de primera necesidad”.
Otra miembro del equipo legal de Sudáfrica, la abogada irlandesa Blinne Ní Ghrálaigh, expresó:
“En promedio, 247 palestinos mueren o corren el riesgo de morir cada día, muchos de ellos literalmente despedazados. Esta cifra incluye a 48 madres cada día – dos cada hora– y más de 117 menores cada día, lo que ha llevado a Unicef a calificar las acciones de Israel como una guerra contra los niños y niñas. Familias multigeneracionales enteras serán aniquiladas. Y aún más niños y niñas palestinos seguirán convirtiéndose en lo que en inglés se denomina WCNSF, “Wounded Child, No Surviving Family” [menor herido, sin familia sobreviviente], un nuevo y terrible acrónimo surgido en el marco del ataque genocida de Israel contra la población palestina en Gaza”.
Por su parte, Israel sostuvo que su ataque contra el enclave ocupado fue en defensa propia, dirigido contra la infraestructura militar de Hamás, tras el ataque que esa organización llevó a cabo el 7 de octubre en el sur de Israel, en el que murieron más de 1.000 personas y más de 200 fueron tomadas como rehenes.
El renombrado periodista judío israelí Gideon Levy dijo a Democracy Now!: “¿Nos da esto a los israelíes el derecho de hacer para siempre lo que queramos después del 7 [de octubre], sin ningún límite, sin límites legales, sin límites morales? ¿Podemos ir y simplemente matar y destruir todo lo que queramos? Esa es la pregunta principal en este momento”.
Levy forma parte del consejo editorial del periódico israelí Haaretz. Recientemente escribió una columna titulada: “Si lo que ocurre en Gaza no es un genocidio, ¿qué es entonces?”. En ese artículo, Levy escribe: “Supongamos que la posición que Israel [presentó] en La Haya es correcta y justa y que Israel no cometió genocidio ni nada que se le parezca. Entonces, ¿qué es esto? ¿Cómo se llama esta matanza masiva indiscriminada, que continúa incluso mientras se escriben estas líneas, sin ningún tipo de restricción, a una escala difícil de imaginar?”, se pregunta Levy.
Cualquier medida dispuesta por la Corte Internacional de Justicia deberá ser adoptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde Estados Unidos, el más firme aliado de Israel y su principal proveedor de armas, suele ejercer su derecho de veto para protegerlo.
Estados Unidos no ha dudado en acusar a otros países de genocidio. Por ejemplo, ha señalado a Serbia en la década de 1990, a Birmania en la última década por sus atrocidades contra la minoría rohinyá, ha condenado el encarcelamiento masivo de uigures en China y la invasión rusa de Ucrania. Estados Unidos ha incluso reconocido el genocidio perpetrado por Turquía contra los armenios en 1915, aunque recién en 2021, con más de 100 años de retraso.
Sin embargo, en un comunicado para conmemorar los 100 días del ataque de Hamás contra Israel, el presidente Biden ni siquiera mencionó a los más de 24.000 palestinos que perdieron la vida a causa de la ofensiva israelí en Gaza, el 70% de los cuales son mujeres, niños y niñas. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo en la ciudad suiza de Davos que la situación en la Franja es “desgarradora” y preguntó: “¿pero qué se puede hacer?”.
Si el presidente Biden exigiera el fin de los bombardeos israelíes contra el enclave palestino, estos se detendrían. Ya es hora de escuchar los llamamientos mundiales para un alto el fuego en Gaza.
*Conductores del noticiero internacional que se emite a diario en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Fuente: Rebelión rebelión.org/ Original Democracy Now! Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org/
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