Córdoba, una de las provincias más ricas de la Argentina, presenta “enormes niveles de degradación de todos sus recursos naturales”; para revertir esta situación, necesita poner en marcha con urgencia “políticas ambientales claras” y respetar las leyes vigentes .
Por Cristian Pérez*
Hace mucho tiempo que Córdoba transita una vinculación insostenible con la naturaleza. Lejos está de mostrarse como la bella provincia que ha cuidado sus recursos naturales como fuente de principal atractivo.
El progresivo desarrollo que manipularon sectores políticos está llegando a un fracaso rotundo y contundente. Las generaciones más jóvenes comprenden la urgencia de modificar el modo de producir, consumir y vivir. La vetusta dirigencia política aún no se ha dado cuenta.
En los últimos años ocurrió un verdadero ecocidio intencional. Los incendios dejaron miles de hectáreas de bosque nativo en un dolor silencioso. Las décadas de descuido en las cuencas hídricas ya hacen inestable la convivencia de los cordobeses con su hábitat natural, con su Casa Común. El fin de la biodiversidad llega a un punto sin retorno porque los ríos y los bosques no tienen repuesto y recuperarse parece imposible frente a la desidia y la especulación.
Otra más de la egoísta consecuencia humana que se considera una especie por encima de otros seres vivos. Actitud que ha puesto en jaque a todo el planeta; con una mirada siempre cortoplacista y miope de lo que nos rodea.
Córdoba no es la excepción. Es una de las provincias más ricas de Argentina, con uno de los Producto Bruto Interno (PBI) más altos del país. Sin embargo, con una economía insostenible en la ecuación de un 45% de pobreza estructural, un 15 % de desempleo y enormes niveles de degradación de todos sus recursos naturales. Además, con graves problemas en sus núcleos urbanos y un crecimiento demográfico desordenado en las periferias. Esa disociación en su gestión marca el fin de un modelo agotado que pierde constantemente credibilidad política. Ese falso progreso llega a los oídos de los cordobeses repleto de engaños y sólo va quedando una sombra gris de asfalto, puentes que no conectan a las personas y rutas que no llegan a ninguna parte. Sólo un faro para un mar de ahogados y excluidos.
Córdoba necesita políticas ambientales claras. Es urgente y prioritario que se respeten las leyes vigentes. Defender la naturaleza es un derecho esencial, es defenderse a sí mismo. Los cordobeses necesitamos primero vivir, luego vivir bien y finalmente vivir mejor. El futuro será verde o no lo será.
* Fuente: Marca Informativa. El autor es Periodista especializado en temas ambientales. Ver esta y otras notas en https://www.marcainformativacba.com/www.prensared.org.ar