A partir del brutal asesinato de Denise Vergara quien escribe esta columna reflexiona sobre las consecuencias que este femicidio produce en el seno de las familias. El dolor y la orfandad de niños y niñas. Y la desolación de las comunidades de Totoral y zonas aledañas que no salen de su estupor. Dice que “De nosotros depende que la Justicia, el estado, las Organizaciones, las familias y todo sector involucrado, encuentre la forma de evitar estos crímenes”.
Por Viviana Majul*
Villa del Totoral, localidad del Norte de la Provincia de Córdoba, vivió uno de los hechos de violencia más crueles de los últimos tiempos. Denise Vergara fue ultimada de 12 puñaladas en el predio industrial más importante que tiene la región. Su ex pareja Miguel Gutiérrez logra burlar la seguridad, ingresa y la mata por la espalda.
Tenían un hijo de cuatro años. Y la expresión tenían es porque ella muere y él se la arrebata dejando otro huérfano de la posesión inexplicable de un hombre hacia una mujer.
Al escribir éste informe es imposible no sentir la sensación de impotencia porque cada 23 horas matan a una mujer y seguramente ya hay una de nosotras sufriendo esta “muerte lenta”, que atraviesan solas, amenazadas, temerosas de las vidas de sus hijos, avergonzadas por lo que les sucede y que las hace agonizar en vida, caminando con la respiración de ese hombre detrás, que les advierte que las va a matar.
Hay que deconstruir la idea del feminismo y entender que va mucho más allá de una marcha de mujeres que visibiliza sus derechos.
Las mujeres somos iguales a los hombres en derechos y obligaciones pero no lo somos en fuerza y sometimiento. La mujer siempre pierde.
La sociedad solo observa como en un Gran Hermano lo que le pasa a la vecina “sin meterse en problemas” y juzga a quienes “vuelven” a sus domicilios. Y si, domicilios, porque un lugar violento no es un hogar.
Frases como: Lo engañó, lo provocó, se viste provocativa, tiene un hijo con cada hombre, parece que le gusta que le peguen… salen de las bocas sin tener la empatía suficiente para darse cuenta que NO PUEDEN salir del círculo de violencia.
Denise Vergara hoy visibiliza el femicidio por la espectacularidad del hecho, por el lugar del crimen y engrosa una lamentable estadística. De nosotros depende que no sea un número más.
De nosotros depende que la Justicia, el estado, las Organizaciones, las familias y todo sector involucrado, encuentre la forma de evitar estos crímenes.
Denise no murió, la mató su ex pareja, el padre de su hijo. Y con su muerte se lleva la vida de las dos familias. Que el grito de “Vivas nos queremos” y “Ni una menos” se escuche más fuerte.
María Eugenia Cadamuro de Jesús María, María José Urbaneja, Sandra Villafañe, de Villa del Totoral, Ana María Mendoza de San Francisco del Chañar, Karen Gómez, de Capilla de Sitón, Wanda Navarro de Jesús María, Marta Núñez de Cañada de Luque… y muchas otras que no sobrevivieron.
Por Denise y por todas ellas ya no hay más que hacer, pero podemos salvar a la próxima.

* Gestora Cultural, Coordinadora de Punto de Cultura Clave de Fa
Fotografía: César Mathiew
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