En homenaje a los periodistas, en su día

El autor dedica este anticipo a quienes ejercen el oficio de informar. El texto forma parte de un futuro libro cuyo título será “Retazos. Mis memorias carcelarias”. La historia narra cómo  con otros internos burlaron la censura, armaron una redacción  y produjeron un boletín que circulaba clandestinamente en la cárcel de Sierra Chica, en 1977.

Por Luis Miguel Baronetto*

El Boletín Informativo

El  papelillo   para   armar   cigarrillos   seguía   desautorizado.   Es   cierto   que pegando hoja con hoja ese fino papel era el más adecuado para la escritura de documentos y noticias que  circulaban clandestinamente en el penal  y hacia el exterior en los famosos “caramelos” (1). Fue reemplazado por la hojita fina que se obtenía de remojar en agua y despegarse del papel aluminizado de las etiquetas de cigarrillos.

En esta época, por un tiempo quedé sólo en la celda y asumí la redacción del boletín informativo. El proceso periodístico no era sencillo. Cada   compañero que recibía  visita debía   retener   en   la memoria las   noticias que se le transmitían, para  luego, en una primera redacción, hacérmelas llegar en “caramelos”.

Cada uno debía asignarle a su familiar la lectura de un diario previamente indicado: Clarín, La Nación, La Prensa, The Buenos Aires Herald, algunos del interior y varias revistas. Y de esos  medios,  una sección  específica: política  nacional,  economía,  política internacional, sociedad,  gremiales,  derechos   humanos.

Todos esos “caramelitos” de   las   distintas  “agencias” noticiosas, que   estaban a cargo preferentemente de los compañeros de  Buenos   Aires   por la mayor frecuencia de las visitas, debían llegar a mis manos. Y yo   elaboraba el  Boletín Informativo, ordenando las noticias, empezando por las nacionales (política,   económicas,   gremiales,   etc.) y luego   las   internacionales, seleccionando y resumiendo hasta completar el tamaño de papel acordado.

Luego hacía  un  par de  copias,  armaba y  cerraba  los caramelos  y  se los pasaba a   otros   para  que   hicieran   las   copias  que   se   distribuían en   otros pabellones. Por lo general se realizaba los días de visita ya que los carceleros estaban ocupados sacando a los compañeros para ver a   sus familiares. El día se presentaba más tranquilo para los que no esperábamos visita y lo aprovechábamos para estas tareas que requerían de mucho cuidado para no ser castigados en los chanchos.

Pero a veces la sorpresa nos jugaba alguna mala pasada. Así me ocurrió una vez cuando sentí al carcelero gritar: “Prepararse el 1543”. Estaba en plena tarea periodística, con todo el material informativo desplegado sobre la “burra” (2), haciendo la selección de noticias.

Escuchar al guardia y envolver todo lo mejor posible fue cosa de segundos, calculando el tiempo de la distancia desde la reja de entrada hasta mi celda. Debía salvar la mayor cantidad posible del material. Pude armar a los apurones y desprolijamente algunos caramelos y alcancé a meterlos en mi boca, cuando ya el guardia con su manojo de llaves entraba a mover el cerrojo de mi celda.

– “¡Salga!”- ordenó.

– ¡Y yo con la boca llena! Caminando por el medio del pasillo, con las manos atrás, calculé el tiempo desde mi celda a la reja de entrada al pabellón, donde realizaban la requisa. 

Debía tragar en seco los caramelos, uno a uno. Siempre dominando los nervios y el temor a ser descubierto. ¡La adrenalina a mil!El rito de la requisa ocupaba su tiempo, que en este caso jugaba a mi favor.

Desnudarse, levantar los testículos, darse vuelta, agacharse y abrirse los cantos del culo, vueltos a la posición inicial, abrir la   boca,   levantar   la   lengua… Ya mis caramelos habían ingresado  al tubo digestivo y estaba   listo para recibir a esta visita inesperada. Después vendría la ardua tarea   de recuperación. Había que dejar pasar un día, calculando el proceso digestivo y después agarrar con la mano lo que se iba despidiendo en el inodoro, hasta que el tacto recuperara del recto el material inédito.

Y si bien, algo quedó  deteriorado por la humedad y algunas manchas marrones a causa de las desprolijidades por el  apuro, el periódico no dejó de aparecer.

Instructivo para  fabricar los caramelos informativos

 

Los últimos pasos a cumplir

Referencias

1-Caramelo: forma del escrito en papel fino y plegado con envoltorio impermeable y pequeño, para circulación clandestina.
2-Burra: pequeña “alacena” de la celda para guardar utensilios y mercadería, cuya  parte superior se utiliza como mesada.

*El autor  es conocido en Córdoba como “Vitin” Baronetto. En 1977 estaba preso en la cárcel de Sierra Chica. Director de Tiempo latinoamericano y biógrafo de Enrique Angelelli. Imágen principal Censura.  

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