El orgullo como respuesta política

Este 2023, las organizaciones LGTTBINB+, celebraron el Día Internacional del Orgullo con grandes cuentas aún pendientes. Pese a los avances en materia de reconocimiento institucional y legal, la homosexualidad sigue siendo objeto de persecución en 67 países del mundo, con sentencias que van desde unos pocos meses de prisión a la pena de muerte.

Por María Emilia Trabucco* y Yésica Leyes**

La región latinoamericana no es la excepción: según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGTTBINB+, en Argentina durante el 2021, ocurrieron ciento veinte crímenes de odio, en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la violencia y la vulneración de sus derechos. En Colombia, quienes pertenecen a la comunidad tienen asegurada la condena a la muerte: en 2022, 145 personas LGTTBINB+ fueron asesinadas, según un informe de la Corporación Caribe Afirmativo. Y la cuenta sigue año tras año.

Como cada 28 de junio, este año se conmemoró el  aniversario del episodio en Nueva York que dió origen al amplio movimiento en lucha por los derechos de la comunidad. Sin embargo, a 53 años de aquel hecho aún queda mucho por resolver en esta materia. Las primeras marchas en América Latina y el Caribe LGTTBINB+ tuvieron lugar a lo largo de la década de los 70 y principios de los 80. En lugares como Santiago de Chile (1973), México (1978), Colombia (1982), Brasil, (1992) y Argentina (1992), se levantaron un día las banderas que hoy siguen vigentes, frente a la propagación de discursos de odio por parte de los sectores conservadores. Quienes se autoperciben o asumen una orientación sexual, identidad y/o expresión de género no normativa, enfrentan desde la niñez la opresión heteropatriarcal que se legitima en el seno de hogares y en las aulas de las escuelas, y que se manifiesta en forma de rechazo, acoso, discriminación y violencia física y emocional. Según un informe realizado por la Unesco con datos previos a la pandemia de  e covid-19, y entre el 47% y el 81% de los jóvenes en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay manifestaban sentirse inseguros en la escuela, principalmente debido a su orientación sexual o identidad de género.

La violencia hacia el colectivo LGTTBINB+ es una herramienta para la reproducción del sistema que sostiene la propiedad privada. Los mismos mecanismos de coerción que sirven para mantener a las sociedades ordenadas en un esquema de producción de plusvalores que se apropiarán otros, son los que se utilizan para “normativizar” todo aquello que no ingresa en los estándares sociales.

Las disidencias trabajadoras, entre todos los sectores sociales, no sólo sufren la explotación como clase trabajadora por parte de los grupos económicos que concentran las riquezas, sino que soportan, un peso extra de desigualdad por su orientación sexual.

Un proceso de lucha en disputa

El mercado con sus tentáculos no ha subestimado la capacidad de aglutinar de este movimiento. Y allí donde aparecen consignas capaces de generar identificación es donde aparece para cooptar consumidores. Así es como empresas y organizaciones no gubernamentales del mundo toman como propias las banderas del colectivo LGTTBINB+ buscando mercantilizarlas.

Como sucedió con Frida Kahlo o con el movimiento ‘’Black Lives Matter’’, la apropiación del capital de las consignas populares es moneda corriente y tiene por objetivo la deslegitimación del colectivo, por ser un movimiento que disputa al sistema las riquezas económicas al exigir derechos laborales y sociales para una mejor calidad de vida. Open Society Foundations, fundación de George Soros, quien tiene un patrimonio que según la lista de multimillonarios de Bloomberg ronda los 8.500 millones de dólares, es una fundación ejemplo de lo que aquí se presenta, ya que es de conocimiento popular la financiación a campañas LGTTBINB+ por parte de este organismo, campañas carentes de contenido, donde tiene prioridad el bienestar individual, la libertad aislada, y el orgullo personal. Acciones que más que ‘’ayudar’’, alienan a quien busca dignidad no sólo para sí mismx, sino para su comunidad. Remeras, gorras, cintos y más, que forman parte del ‘’marketing diverso’’ propio de la intención de estos grupos concentrados, que buscan implementar la idea que es suficiente con tener calcetines con la bandera del orgullo LGTTBINB+. Constantemente, y con el discurso de ‘’Ayuda Humanitaria’’ los grupos concentrados globalistas desvían el eje popular LGTTBINB+, lo que aísla aún más al movimiento.

Es preciso comprender que la clase popular latinoamericana, negra, disidente, trabajadora, no está dispuesta a entregar las banderas populares propias de los movimientos de vanguardia en Latinoamérica para que sean manipuladas y convertidas en plena propaganda económica y así desviar el foco de la cuestión, que es la opresión de la clase trabajadora, negra y disidente a costa de la concentración económica de unos pocos, en contraposición a la pobreza de muchos. Es una semana para recordar a quienes perdieron la vida en la lucha LGTTBINB+ y para seguir disputando las banderas, derechos y consignas propios de los movimientos del pueblo. En palabras de Lohana Berkins, activista disidente de Argentina: “En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposa”.

* Psicóloga, magíster. Maestranda en Políticas Públicas y Feminismos (UNPAZ). Coordinadora del Área de Género, Universidad y Trabajo del IEC-CONADU. Colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). ** Profesora en Psicología. Secretaria de Juventud de la CTA, Integrante del Centro de Estudios Feministas (CEFEM), asociada a CLAE. Fuente Agencia Nodal. Foto El Cactus. 

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