Recaudará U$S 8 mil millones más con el cobro de impuestos a las clases medias y altas. Por retenciones, se recaudarán 2 mil millones de dólares; por bienes personales, 1100 millones; por el dólar tarjeta, casi 3 mil millones; por contribuciones patronales, 1840 millones. El Estado podría acercarse al superávit primario.
Por Enrique de la Calle*
Con los cambios en las retenciones, bienes personales, dólar tarjeta y contribuciones patronales, el Estado argentino sumará casi 8 mil millones de dólares extra durante 2020. Se trata, nada menos, que del 2% del PBI. De esta manera, podría acercarse a una situación de superávit primario, por primera vez en muchos años.
Según un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el “ajuste sobre los que están más holgados”, como definió a la política económica el propio presidente Alberto Fernández, mejorará de forma sustancial los ingresos del Estado nacional. Por retenciones, se recaudarán 2 mil millones de dólares (depende, por supuesto, de cómo sea la cosecha); por Bienes personales, 1100 millones; por el dólar tarjeta, casi 3 mil millones; por contribuciones patronales, 1840 millones.
Sin dudas, son todas medidas que tributan sobre contribuyentes de ingresos medios y altos.
Con esos ingresos, el Estado se acerca al superávit primario, el que da cuenta de la dinámica de ingresos y egresos en las arcas públicas, antes del pago de la deuda externa. Justamente, el ministro de Economía, Martín Guzmán, plantea renegociar con el FMI y con los acreedores externos para poder suspender el pago de vencimientos por unos años (¿todo el mandato de Fernández?), para que el Estado tenga margen fiscal para poder alentar el consumo popular y poner en funcionamiento la producción local.
“Para poder pagar, antes tenemos que volver a crecer”, es el mantra del funcionario. Guzmán sabe que el país no puede tomar más deuda para ese fin y tampoco quiere emitir pesos, en un contexto de inflación tan alta.
Además, desde el CEPA destacaron que esas medidas destinadas a incrementar ingresos están acompañadas con políticas que apuntan a recuperar a los sectores más postergados. Por eso, el Gobierno peronista anunció un bono de 10 mil pesos para los jubilados que cobran la mínima (casi 3 millones de trabajadores pasivos).
Por su parte, casi 4 millones de beneficiarios de la AUH cobraron un bono extra de dos mil pesos. Además, ya empieza a funcionar la tarjeta alimentaria, con montos que van de 4 mil a 6 mil pesos. Se trata de casi 100 mil millones de pesos que se volcarán al consumo popular entre diciembre y enero.
Además, se espera en los próximos días que haya un bono (en realidad: un adelanto de futuros acuerdos paritarios) para los trabajadores formales (privados y públicos) que podría ir de los 6 mil a los 10 mil pesos.
Así las cosas, el Gobierno de Alberto Fernández mostró los primeros lineamientos de su programa económico, que busca recaudar “por arriba” y distribuir “por abajo”. Tendrá un escenario complicado, porque el Estado argentino se encuentra en una situación fiscal muy delicada, con déficit agravado y con un problema de deuda sin resolver. Además, las medidas generan disconformidad en los sectores de mayores ingresos, con fuerte capacidad de lobby social para cuestionarlas. Los primeros meses del 2020 serán un buen indicador para ver cuán rápido se empieza a recomponer el círculo virtuoso entre el consumo popular, la producción y la recaudación pública. De ese círculo depende la sustentabilidad del plan que acaba de comenzar.
*Agencia Paco Urondo
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