El agua disponible cotiza en bolsa, cuando el fin está cerca

Día Internacional del Agua. Cada 22 de marzo por disposición de las Naciones Unidas se pone el tema en agenda para crear conciencia sobre el uso de este bien preciado y escaso  considerado un derecho humano esencial para la vida.  “Queda poca agua disponible para todos los consumos si se mantiene en los niveles depredatorios vigentes”, señala el columnista y analiza la realidad local y de América latina.

Por Néstor Pérez*

El planeta azul, no es solo una sublime imagen captada por quienes también conquistaron el espacio, sino que así lo informa la geografía ocupada con océanos, más del setenta por ciento de la superficie global. Agua salada, presencia perpetua, cautivante e inútil por ahora.

El agua dulce representa apenas el tres (3) por ciento del total, otra vez el guarismo del 70 por ciento se repite, pero tiene que ver con el almacenamiento del recurso vital en los glaciares; y se derriten con alarmante velocidad.

De acuerdo a la oficina meteorológica mundial, estresan el hielo compactado los valores inéditos de calor, por ejemplo en el Ártico este verano, donde se alcanzó una temperatura de hasta 38 grados en Siberia. Los incendios forestales y una mínima cantidad de hielo marina, excepcional también, echan combustible al derretimiento sin pausa.

Queda poca agua disponible para todos los consumos si se mantiene en los niveles depredatorios vigentes. Aunque los expertos señalen que ese 3 por ciento de agua dulce referido es suficiente para la subsistencia, parecen referirse a los próximos 30 años, en adelante nadie se atreve a pronosticar sino desastres. Se sabe que las alertas científicas jamás han logrado desmontar los intereses de un capitalismo voraz con el patrimonio de la humanidad.

Si tomáramos como dato suficiente esa mínima cantidad, aun así estaríamos en el grave problema de la distribución geográfica en el mapa mundial. Y aquí, una buena para los desarrapados habitantes del tercer mundo, al sur del Río Bravo y llegando al extremo de la Tierra del fuego: la nuestra parece ser una situación privilegiada, y por añadidura, peligrosa…el 33 por ciento de las reservas de agua limpia del planeta está en este suelo.

Pero, siempre los hay, de los 850 millones de seres humanos sin agua, 50 millones son de los nuestros. Estimaciones consensuadas dan cuenta de que una persona necesita al menos 20 litros de agua por día. Peligrosa situación la nuestra decía, repasando la historia reciente del tercer kirchnerismo, vemos que se hicieron esfuerzos para enlazarnos con intereses extractivos también en el agua disponible.

Todo comenzó con el Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias entre los EE.UU y nosotros, que fue aprobado en 2006 por el ex ministro Aníbal Fernández; después aparecieron los marines estadounidenses bajo cobertura sanitaria que los chaqueños no se tragaron ni por un instante y terminaron echándolos. Pero, en el 2011, Jorge Milton Capitanich, complacido y genuflexo recibía a una delegación de legisladores yanquis bajo estos auspicios: “Juntos seremos la mayor reserva de minería, agua dulce, …”.  A confesión de partes…(1).

Y seguimos con las asimetrías de siempre…en el país que además conquistó la luna, el que abrazó con energía nuclear a otros seres humanos por primera y única vez en la historia, el que todavía es un aceitada máquina de odio racial, sí, claro, los EEUU, aquellos veinte litros se convierten en 600; cuando otros 1100 millones de personas se deben arreglar con 5 litros, los que muchas veces ni siquiera está libre de contaminantes.

Hoy en el Día Internacional del Agua, el cronista se propone reflexionar con ustedes, todas las voces cuentan. ¿Qué actividad consume más agua que cualquier otra?…Exacto, la agricultura. Registros de una década atrás, en la cumbre máxima de los Commodities, la agricultura se llevaba el 75 por ciento de las reservas.

La industria apenas el 11 por ciento. Hasta aquí desconectar el consumo de agua potable de las exigencias del patrón macroeconómico dominante en nuestro país, la reprimarización sostenida y fogoneada por gobiernos progresistas y liberales, parece tarea solo de las múltiples expresiones de resistencia a las que se persigue, reprime y encarcela por defender el derecho al agua para el consumo humano, a contrapelo del mercado extractivo y contaminante. Hoy Chubut, antes Famatina, voces insulares en medio de un silencio colectivo que aturde.

Aproximadamente el 55 por ciento de la superficie de Argentina era cultivo, el momento del que consigno estos datos, el año 10. Entre la soja, girasol, maíz y trigo, ocupaban 31 millones de ha de tierra, de las 40 millones de ha destinadas a la agricultura. Sin desarrollo económico, el que adeudan todas las administraciones de las últimas cuatro décadas, es claro que apenas nos sostiene a flote, en términos de balanza comercial, al menos, lo residual de lo que fuéramos como “granero del mundo”, beneficencia de la tierra para esas pocas familias en un sector irrevocablemente super concentrado de la economía, entonces y hoy.

Desde los años 90, cuando el hoy canciller Felipe Solá era uno de los mejores intérpretes del mercado mundial de la agricultura industrial y Secretario de Agricultura de Carlo Saúl I de Anillaco, introdujo la soja transgénica, en base a estudios únicamente de Monsanto – actor central si los hubo -, la especulación escaló a niveles sorprendentes, por tierras, por influencias políticas para legislar en favor de interese corporativos, por asistencia técnica y financiera, y por agua…el agua cuya escasez explican los datos referidos en este artículo.

Como si a cambio hubieran derramado trabajo a destajo. Pues bien, ni eso, veamos: En tanto 1000 ha de caña de azúcar emplean a 1300 trabajadores, 1000 de cítricos dan trabajo a 350. 1000 ha de soja ocupa a 15 trabajadores. Otro tanto ocurre con la minería a gran escala, contamina los ríos a destajo y usa agua que no toman otros, pero no crea empleo genuino: por cada millón de dólares invertidos emplea entre 0,5 y 2 empleos directo.

Hoy, cuando la enfermedad global podría volvernos su cara más brutal, todavía esperamos por vacunas en ésta, la parte más desigual del planeta, nuestra bella y generosa América latina; mientras tanto, el agua para lavarse las manos sigue siendo uno de los tres recursos exigidos para combatir al enemigo silente y letal del virus chino.

Y allí estamos de nuevo, con una sentencia perdurable como la injusticia, Naciones Unidas, ese artefacto político nacido menos por afán de administrar tensiones entre vencedores y vencidos de la segunda gran guerra, que por el terror de la desaparición del planeta entero por obra de la nuclearización, señala que, “la crisis mundial del agua, nace de la desigualdad, la pobreza y el poder, no de la disponibilidad física”.

“Padre, decidme qué le han hecho al río que ya no canta

Resbala como un barbo muerto bajo un palmo de espuma blanca

Padre, que el río ya no es el río

Padre, antes de que vuelva el verano esconda todo lo que tiene vida”…

“Padre, decidme qué le han hecho al bosque que no hay árboles”…

“Padre, donde no hay flores no hay abejas, ni cera, ni miel

Padre, que el campo ya no es el campo”…

“Padre, que están matando la tierra

Padre, dejad de llorar que nos han declarado la guerra”

Padre, de Joan Manuel  Serrat (2)

Nota

1-Leer más https://atilioboron.com.ar/el-comando-sur-en-la-argentina.

2-Poema recitado por Serrat en 1973. El poema Pare (Padre), da cuenta de los lamentos de un campesino catalán que pide explicaciones a su Dios, por la contaminación y degradación que ve a su alrededor.

*Periodista. Miembro de la Comisión Directiva del Cispren| Imagen: wordpress.

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