Graciela Pedraza: “Los libros nos abren las puertas al conocimiento y ayudan a ser mejor”

La periodista y escritora reflexiona sobre el valor de leer y  la importancia de formación de las y los periodistas. Cree que es imprescindible abrir “pulmones de lectura” en los diferentes barrios  y sectores más postergados de la sociedad, como modo de buscar un mayor acceso al libro, donde es casi un bien suntuoso.

Por Myriam Mohaded*

La autora de “Mujeres bravas al frente de movimientos sociales” dice que no se puede quejar.  Tiene techo, comida y un patio para pasar esta cuarentena y se dispone al diálogo franco a propósito del Día Internacional del Libro y  del Derecho de Autor. Habla de los libros que influyeron en su infancia, de cuando  se comienza a amar y cultivar el gusto y todo pareciera empezar. (1)

-¿Qué libros te conmovieron y marcaron en tu trayectoria personal y profesional?

Cuando era chica, en la biblioteca de casa no había demasiados libros, pero siempre se nos estimuló a la lectura.  Yo vivía en barrio General Paz, a una cuadra de la escuela Normal “Garzón Agulla” y allí iba a la biblioteca a buscar y encontrar  lo que no tenía en casa.

Con respecto a los libros, siempre sentí como que al leer viajaba en un barquito que tenía distintos puertos y cuando llegaba  a uno era más interesante y potente que el anterior, porque a medida que una lee va depurando el gusto. Por ejemplo, cuando era chica, una tía tenía novelas por fascículos, eran fotonovelas. Unas fotos con epígrafes escritos en la parte de abajo y los leía a todos. Cuando era adolescente me gustaba mucho la aventura, Jack London, literatura de esa estirpe.

-Y después …

En los años 80,  cuando una empieza a descubrir otras y  otros escritores o poetas que te abren la cabeza, conocí a Olga Orozco y Kazuo Ishiguro,  entonces comencé a sentir que cuando una toma un libro que no tiene la vibración poética o conocimiento científico, depende de los géneros, en las primeras hojas  lo  dejo.Esa nave en la que una va escalando o tocando un puerto u otro, sino tiene el valor al menos de lo último que leí , desde el punto de vista literario, queda afuera.

Ahora bien, como periodista tuve la inmensa suerte de haber trabajado al lado de Enrique Lacolla, quien es una biblioteca ambulante abierta y siempre abrió su conocimiento hacia quienes quisieran tomarlo,  a mí me ayudó mucho.

Hace muchos años, en los 80,  también con otro periodista, Víctor Stasyszyn miraba los títulos que tenía. Uno de esos libros era “La arbolada de la revolución en Asia” que  junto con “Estrella Roja sobre China” fueron señeros para mí. Ambos pertenecían al periodista estadounidense Edgar Snow. Eran libros maravillosos, narrados desde lo periodístico pero con una profundidad y claridad que rara vez encontré en una cátedra de Historia.

Si bien tuve profesores interesantes, pero las puertas al conocimiento que abren los buenos libros es impresionante. En mi caso, empecé a entender por ellos lo que hoy ocurre con Asia y China en estos días,  y no en relación al coronavirus, sino a lo que sucede geopolíticamente, tanto como Eduardo Galeano nos abrió sus venas para que nosotros conociéramos  Latinoamérica.

– ¿Cómo nos acompañan los libros en esta cuarentena?

Ahora es la  cuarentena  por la pandemia pero también porque los libros están muy caros. Hay numerosos sitios  donde se pueden bajar sobre todo para quienes tienen interés en saber, conocer, mejorarse por dentro, porque los libros tienen eso, te ayudan a ser mejor.

Si bien hay mucho para descargar y leer en la computadora o imprimir, a mí me encanta el libro de papel. Agarro un libro que me apasiona y voy a todas partes con él, a la  cocina, al baño, a la biblioteca. Cada libro tiene su cariz, su olor, es algo entrañable.

– El acceso a los libros es  desigual como la sociedad misma, ¿cómo se podría fomentar la lectura en los lugares de menor acceso?

Creo que tiene que haber una biblioteca por lo menos cada ocho cuadras, sobre todo en los barrios periféricos. Pero no una biblioteca que nazca muerta sino viva, principalmente para los chicos, chicas y adolescentes. Porque desde la niñez una tiene que aprender a amar  y cultivar el gusto. Una biblioteca tiene que estar al  frente de una plaza, y si el barrio tiene cinco tendrá que haber cinco bibliotecas abiertas, con espacios para los niños, con escritores que lean cuentos, relaten sus experiencias. O bien hacer rincones de lectura de abuelos, abuelas, hermanos que lean a los más chicos.

Lo que sucede es que los gobiernos, ni hablar de los últimos años, no han ido mucho con fuerza al interior de los barrios. Dicen hay una “biblioteca popular”, pero a lo mejor hay diez mil personas en ese barrio.

La biblioteca puede ser la casa o patio de un vecino,  en esto  los gobiernos tienen que encontrar el modo y nosotros insistir, porque ellos están más interesados en otras cuestiones económicas y políticas, pero faltan  pulmones literarios hablando de literatura en general.

En años de los gobiernos kirchneristas estaban los bibliomóviles. Digo, si no se puede instalar una biblioteca de modo permanente, porque no se tiene para pagar al personal o las razones económicas que fueran, por lo menos esa propuesta puede andar por todos los barrios, para mejorar, mejorarnos.

-¿Por qué crees que es importante la lectura en los comunicadores y periodistas que trabajen con la información?

 Me aprieto los labios  por este tema, porque si dijera todo lo que tengo que decir del periodismo de nuestro días, quizá no pueda salir de casa después que termine la cuarentena. (Se ríe) Pero es tal el nivel de desinformación, y no me refiero a la cotidiana que cualquier persona puede hacer  por Internet o  teléfono, si no a tener fundamentos para hacer la preguntas, escribir un artículo, armar un programa de radio.

Las y los periodistas, incluso los que leen, muchas veces dicen cualquier cosa sin tener nada preparado, o hablan de sí mismo. La autorreferencialidad es tremenda, están horas y a lo mejor no dicen nada. Hay muchos colegas, sobre todo los más viejos que han leído y tienen una gran formación pero a los más jóvenes les falta un poco. No basta con ir a la facultad y tener el título de periodista, lo difícil es formarse pero es lo más necesario. Como periodista se tiene una gran responsabilidad, la cuestión de la ética es algo que no se toca, y en esto hablo de todos los medios ya sea comerciales  o, por ejemplo, los SRT.

Fotografía: Wikipedia.

*Periodista

(1) La nota original fue realizad para el espacio del Centro de Documentación “Juan C. Garat” en el  programa “Ciudades Visibles” de Radio Eterogenia.