Lo dijo el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. El primer millón se produjo los primeros días de 2020 hasta el 28 de septiembre de 2020. El segundo se produjo en menos de la mitad. Estados Unidos, es el país con más víctimas, seguido por Brasil e India. Ahora se impone que “la lógica del egoísmo” y el “sálvese quien pueda” sea reemplazada por “la colaboración y la solidaridad” globales. Advierte sobre el acaparamiento de vacunas realizado por algunos países.
Por Isabella Arria*
El secretario general de las Naciones Unidas Antonio Guterrez anunció que el mundo ya pasó los dos millones de muertos en la pandemia del coronavirus.
La mortandad se está acelerando, porque llegar al primer millón de víctimas tomó desde los primeros días de 2020 hasta el 28 de septiembre, pero el segundo millón tomó menos de la mitad de ese tiempo.
Guterres calificó de “hito desgarrador” el umbral rebasado ayer de 2 millones de fallecidos a causa del COVID-19, un número detrás del cual, dijo, hay “nombres y rostros: la sonrisa que ahora sólo es un recuerdo, el asiento siempre vacío en la mesa de la cena, la habitación que resuena con el silencio de un ser querido”.
Este panorama resulta incluso más sombrío si se considera que pasaron nueve meses para que la pandemia se cobrara un millón de vidas, pero apenas transcurrió la tercera parte de ese tiempo para alcanzar el segundo millón, una aceleración de las muertes que está lejos de amainar, pese al arranque de la vacunación.
Como señaló Guterres, la distribución de las vacunas ha vuelto a evidenciar una de las mayores fallas sociales al hacer frente al coronavirus: un déficit de solidaridad al que puede achacarse, en buena medida, la magnitud y la duración de la emergencia sanitaria.
En efecto, al constatar que las vacunas están llegando rápidamente a los países de altos ingresos, mientras que los más pobres del mundo no tienen ninguna, no puede sino concluirse que la ciencia tiene éxito, pero la solidaridad falla. Este deplorable fracaso recuerda que la ciencia es una de las herramientas más formidables de que se ha dotado la humanidad, pero sólo despliega su completo potencial cuando todos los agentes involucrados en ella se guían por los más elevados estándares éticos.
Está claro que ni la falta de solidaridad ni la injusta distribución de los beneficios del conocimiento científico son producto de los temores y aprehensiones despertados por la propagación mundial del virus SARS-CoV-1. Por el contrario, esos males se encontraban plenamente instalados en la mayor parte de las sociedades del orbe, las cuales han sucumbido a un discurso que pone el enriquecimiento privado y la acumulación de bienes materiales por encima de cualquier necesidad.
Hasta el extremo de permitir que la avaricia ponga en riesgo la integridad del medio ambiente planetario y, con ello, la supervivencia del ser humano como especie.
La experiencia adquirida durante los ya casi 12 meses transcurridos desde que la OMS declaró a la pandemia una “emergencia sanitaria global” no deja lugar a dudas: la lógica del egoísmo y el “sálvese quien pueda” engendra desastres y conduce a callejones, de los que sólo se puede salir a través de la colaboración y la solidaridad globales.
Estados Unidos sigue siendo el país con más víctimas, 389.000, seguido por Brasil con 207.000 e India con 152.000. En total, el planeta ya tiene casi 94 millones de contagiados, un proceso alimentado por las segundas olas en Europa, las Américas y algunas zonas de Asia. El Reino Unido ya tiene 3.300.000 contagiados, cuarentenas regionales y un cierre parcial del tránsito aéreo internacional.
Europa superó este fin de semana los treinta millones de casos de coronavirus. Los países de la Unión Europea han anunciado una serie de restricciones de viaje así como medidas de confinamiento. Según el mapeo de casos realizado por la Universidad de Johns Hopkins, los países con mayor número de contagio son Francia con 2.931.350, Italia con 2.373.115, España con 2.252.164 contagiados y 54 mil muertos, Alemania con 2.023.778 y 45 mil fallecidos, Polonia con 1.422.320, Ucrania con 1.183.963, Países Bajos con 914.376 y Portugal con 528.469.
Con un invierno marcadamente frío en comparación al del año anterior y con nevadas históricas, como en el caso de España, los gobiernos europeos comenzaron a aplicar la primera dosis de la vacuna. Italia es el país con la mejor campaña de vacunación y ya superó el millón de inmunizados.
En Alemania se priorizó a las personas mayores de 80 años, en España cuentan con prioridad para los residentes en hogares de mayores, sus cuidadores y el personal de salud.
Mientras que en Portugal se inició un nuevo confinamiento después de registrar un récord de fallecidos al llegar a 159 muertes por covid-19. Portugal contabiliza más de 8.500 muertes y la cifra de casos sumó 10.663 en un solo día según notificó la Dirección General de Salud (DGS)..
La vacunación en Europa puede demorarse, ya que la firma Pfizer anunció que no llega con los plazos. La presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen señaló que, al saber que Pfizer reduciría temporalmente sus entregas a Europa para mejorar la producción, contactó «inmediatamente» con la farmacéutica y le aseguraron que «todas las dosis garantizadas para el primer trimestre llegarán este trimestre».
La presidenta de la CE recordó que «normalmente» se tardan diez años en desarrollar y entregar una vacuna, y que al hacerlo en menos de un año hay que enfrentar todas las «dificultades» que normalmente requieren más tiempo. Consideró además que el «extenso» portafolio de dosis que la UE ya tiene firmadas con varias farmacéuticas, que supera los 2.300 millones de dosis, «mitigan los riesgos de problemas que siempre surgen cuando tienes procesos a esta velocidad».
Acaparadores de vacunas
La OMS informó que el 95% de las vacunas contra el coronavirus está concentrado en diez países, por lo que el director para le región Europa de la organización, Hans Kluge, hizo un llamando a ser más solidarios: «Todos los países capaces de contribuir, dar y apoyar el acceso y el despliegue justos de las vacunas háganlo».
El director de emergencias de la OMS, Michael Ryan, consideró un logro que en poco más de un mes unas 28 millones de dosis fueron aplicadas, pero lamentó que eso ocurrió en 46 países, mientras que diez (Estados Unidos, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá) concentraron el 95% de las aplicaciones.
La OMS anunció la semana pasada que comenzaría a fines de enero a repartir las primeras dosis a través de la alianza Covax, sistema alternativo para asistir a 172 países de manera equitativa sin importar su capacidad económica.
El sistema surgió tras el frustrado reclamo ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), liderado por Sudáfrica e India, con el respaldo de otros 99 países, para que se libera el derecho comercial de patente de las vacunas, medida resistida por los potencias económicas que tienen el poder de producir la vacuna.
«La situación es alarmante», confirmó Kluge, tras decir que este 2021 “será otro año de coronavirus, pero más previsible». Mostró preocupación ante las nuevas variantes detectadas especialmente en Reino Unido y Sudáfrica, cuya propagación es entre 40 y 70% más rápida, y que ya se expandieron a 50 países, entre ellos 25 europeos, incluída Rusia.
«La variante suscita preocupación: sin un mayor control para frenar la propagación, habrá un mayor impacto en los centros de salud, casi desbordados y bajo presión», explicó el director regional.
* Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
Fuente: rebelion.org (original http://estrategia.la/)| Imagen ilustrativa Télam