Comunicación popular: ejercer el derecho a la palabra

El autor de este texto parte de la etimología de la palabra comunicación y su significado “compartir algo, poner en común” para analizar la relación entre los modelos de educación y  de comunicación que propone Mario Kaplún. Habla de  la comunicación popular y del acceso a internet que ha posibilitado la existencia de numerosos medios populares, alternativos, ciudadanos, de contrainformación y rebeldes. A la vez, interpela las prácticas.

Por Pablo Ruiz*

Si pusiéramos un espejo delante de nosotras y nosotros y nos mirásemos todos juntos. Si pudiéramos darnos más tiempo de escucharnos y de hablar de a dos, de a tres, en el sindicato, en la escuela, en nuestras comunidades, con nuestro vecino que vive al lado de nosotras y nosotros, al que muchas veces no conocemos ni su nombre, todo sería posiblemente mejor. Sin embargo, en la actualidad, mientras más medios existen, nos comunicamos menos o con menor profundidad entre nosotros.

Debemos recordar que la palabra comunicación deriva del latín comunicare, que significa “compartir algo, poner en común”. En ese sentido, el libro “El Comunicador Popular” (Comunicación – Diálogo – Participación) de Mario Kaplún, quien fue edu-comunicador, radialista y un escritor argentino, es un texto que recomiendo leer para analizar y comprender cómo ha sido la educación, como actúan los medios de comunicación de masas y también los medios populares.

Mario Kaplún sostiene que hay concordancia entre los Modelos de Educación y Modelos de Comunicación existentes:

1 – Por un lado, hay educación que pone el énfasis en los contenidos. Paulo Freire, en el libro “Pedagogía del Oprimido” define este tipo de educación como educación bancaria. El profesor viene con la pretensión de depositar en nuestras cabezas materias, fechas, conceptos, héroes, etc. Quiere que “aprendamos”. No hay debate, ni hay intercambio de Ideas, no hay cuestionamiento, hay una verdad vertical que nos llega de arriba hacia abajo.

2 – Después existe una educación que pone el énfasis en los efectos, modelar nuestras conductas, como un programador, como un guía. Este modelo de educación tiene un efecto domesticador, de adaptación al status quo, de prepararnos para la competencia, para el mercado, nunca para la acción cooperativa y solidaria.

3 – Por último, también está la educación que pone el énfasis en el proceso. Vale decir que “No se preocupa tanto de los contenidos que van a ser comunicados, ni de efectos en términos de comportamiento, sino de la interacción dialéctica entre las personas y su realidad, del desarrollo de sus capacidades intelectuales y de su conciencia social”.

Es este último modelo de educación y de comunicación que propone Mario Kaplún que ha sido conocido por promover el concepto de la comunicación transformadora en oposición a la educación bancaria.

En una entrevista realizada por la Revista Acción Crítica, le preguntan a Mario Kaplún ¿Qué vendría a ser entonces comunicación…? y su respuesta fue la siguiente:

“Para mí, hay comunicación, cuando hay intercambio. Cuando hay interacción; en tanto mantengamos esas categorías de un emisor y un receptor, que a lo sumo, recoge una reacción, todavía no estamos hablando de comunicación, estamos hablando a lo sumo, de información”.

“Nosotros planteamos una educación hecha en diálogo, y por eso creemos que la comunicación se imbrica directamente en esos procesos dialogales, tanto que sean hechos en forma interpersonal, o que sean hechos a distancia”.

II

Vivimos tiempos en que la concentración de la propiedad de los medios de comunicación sigue siendo muy marcada. Las familias más ricas de Chile son dueñas también de la mayoría de los grandes medios de comunicación. Mientras en dictadura teníamos medios de oposición tristemente cuando llegó la democracia alguien dijo, desde el gobierno, ya no es necesaria y se terminó quitándole la vida a esos medios: Revista Análisis, Apsi, Cauce, Fortín Mapocho, Diario La Epoca, Radio Umbral, Radio Tierra, después Punto Final y el Diario La Nación desaparecieron.

Nuestro querido Eduardo Galeano ha escrito que “El número de aquellos que tienen derecho a escuchar y a mirar no cesa de aumentar, mientras que se reduce vertiginosamente la cantidad de los que poseen el privilegio de informar, de expresarse, de crear. La dictadura única, impone en todas partes un mismo modo de vida, y confiere el título de ciudadano ejemplar al consumidor dócil, a escala planetaria, con arreglo a un modelo propuesto para la televisión comercial norteamericana”.

El relato predominante construye estereotipos, de los buenos y de los malos. ¿Se han dado cuenta quienes son los malos en las películas estadounidenses? los latinos, rusos, chinos, los musulmanes.

Hay otro libro, que me gustó su perspectiva, “Periodismo y Lucha de Clases. La información como forma del poder político” de Camilo Taufic quien dice, en pocas palabras, que hay que “destruir un mito: la inocencia de la información”. Se nos informa con determinado fin y la ideología predominante de una sociedad es la ideología de la clase dominante que impone sus relatos. Es muy verdad entonces, pienso, que debemos descolonizar al colonizador que hay dentro nuestro.

III

Pese a la concentración de los medios de comunicación, entre comillas “libre”, el acceso al ciberespacio ha posibilitado la existencia y creaciones de muchos medios populares, alternativos, ciudadanos, de contrainformación y rebeldes. En internet, hay muchos: El Ciudadano, Mapuexpress, Resumen, Piensa Prensa, El Quinto Poder, Liberación, Resumen Latinoamericano, Pressenza, Rebelión, Kaos en la Red, por ejemplo. Existe todavía Le Monde Diplomatique en Chile, que se sigue imprimiendo mensualmente. También en Youtube nosotros hicimos el Programa Que el Pueblo Viva.

En la población La Victoria, existe la Radio Primero de Mayo que sale al aire con nuestra música, historias y protestas: las que no existen, las que no caben, las que no le importan a los grandes medios.

En diciembre, por ejemplo, en ocasión de los 40 años del nacimiento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez se compartieron las historias de rebeldías y los nombres de los rebeldes que se alzaron en armas contra la dictadura militar de Pinochet, quienes ejercitaron el “supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión” como dice el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Nombres como Raúl Pelegrin, Cecilia Magni, José Valenzuela Levi, Esther Cabrera, y tantas y tantos, hermanas y hermanos, que entregaron sus vidas generosas para la libertad y para que un día la dignidad de Chile se eleve más alta que la cordillera de los Andes: ¡¡Presentes!!

IV

Junto al apoyo de diversas compañeras y compañeros tenemos una revista, “El Derecho de Vivir en Paz”, que sus temas son derechos humanos, militarización y paz.

Como dijo Noam Chomsky «La población general no sabe lo que está ocurriendo, ni siquiera sabe que no lo sabe».

Muchos no saben, y otros tantos no quieren saber, hastiados de las formas de hacer política y de la televisión. Sin embargo, quienes resistimos debemos seguir levantando nuestras voces en defensa de los derechos humanos y de la paz.

Debemos seguir denunciando el papel que sigue teniendo los Estados Unidos en los conflictos mundiales por ejemplo involucrado en la guerra de Israel contra la población palestina o en la guerra en Ucrania. Ayer, en el golpe de Estado en Chile.

V

Quiero terminar, volviendo a Mario Kaplún, quien en su libro nos interpela a la comunicación popular, al diálogo, a no hacer comunicación sólo para los convencidos, a no hacer sólo denuncias para el desahogo de nuestras rabias, a conversar con nuestros vecinos, a ser en la solidaridad con el otro y en nuestras comunidades.

“La verdadera comunicación no comienza hablando sino escuchando. La primera condición de un buen comunicador es saber escuchar”, nos dice.

¿Qué piensan ustedes?

*Periodista, editor de la Revista El Derecho de Vivir en Paz, y coordinador del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile. Texto leído durante la presentación del libro “El Comunicador Popular”, de Mario Kaplún. Fuente: rebelión rebelión.org/

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