Causa Diedrichs- Herrera: Con tres testigos concluyó la etapa testimonial

Durante una extensa  jornada se receptaron este miércoles los últimos testimonios. Ampliaron su declaración siete de ocho imputados que lo solicitaron. Se prevé que hoy concluyan, y arranquen lxs abogadxs  de la querella con los alegatos.

Por Katy García*

Este miércoles se escucharon los testimonios de Leonor Mercedes Alicia Luque en relación con los  secuestros de Viviana Real  y Bruno Castaña, militantes del PRT-ERP,. Oscar Abraham Guzmán, declaró como víctima. Fue secuestrado, puesto a disposición del PEN y encarcelado durante cuatro años hasta que le dieron  la opción del exilio.  Eddy Lillan Salles, declaró por los secuestros de su hermano Carlos (detenido desaparecido) de Hugo Oyarza y el propio. Los tres estudiaban arquitectura y no tenían militancia política.

Hoy se completarán las ampliaciones de declaración de los imputados para luego dar paso a los alegatos de los abogados representantes de la querella.

Secuestrados en una pensión de Unquillo

Leonor Mercedes Alicia Luque le contó al Tribunal presidido por Carolina Prado que Viviana Real  y Bruno Castaña antes de mudarse a una pensión en Unquillo habían vivido dos meses y medio en su casa. “El 24 de mayo de 1976, una semana después de que se cambiaran, fue secuestrado mi esposo Gustavo Adolfo Correa”, cuenta la testigo. Un grupo de tareas irrumpió de modo violento rompiendo las puertas de ingreso y de atrás, a los gritos.

Correa trabajaba en el frigorífico Mediterráneo y esa misma noche habían realizado varios secuestros. Algunos fueron llevados a la comisaría de Unquillo y luego a La Perla durante los meses de marzo y mayo. Al otro día, se enteró que dos horas después, habían sido secuestrados Viviana y Bruno.

Afirmó que de acuerdo a los testimonios de la sobreviviente Ana Iliovich quien dio a conocer una lista de víctimas, y de Guillermo Gambertolio, exsoldado que lo vio en el patio desde un camión, Gustavo estuvo en el campo La Perla.

Contó que en 1965 cursó el secundario con Viviana en el colegio de las Escolapias del Cerro de las Rosas, barrio donde ambas residían. La volvió a ver en 1976 cuando su esposo le preguntó si podían alojar en su casa a dos militantes del PRT-ERP como su esposo y ella que se alejó en 1975. Apenas se vieron se reconocen. La notó cambiada  con signos de estar embarazada o de haber atravesado un parto.  Estuvo con ellos hasta una semana antes del secuestro.

Antes de desconectarse agradeció que se lleven a cabo los juicios porque “le devuelven dignidad, y la identidad a la gente”.

“Me buscaba el Tercer Cuerpo del Ejército”

El 24 de marzo de 1976, Oscar Abraham Guzmán, regresaba de hacer sus tareas en el campo cuando ve que “mi casa estaba verde de militares y me dicen que me buscaba el Tercer Cuerpo del Ejército”. Fue secuestrado en el paraje Media Naranja. De ahí lo trasladaron a la comisaría de Cruz del Eje donde permaneció 24 horas junto a un grupo de presos.

Al día siguiente, las 13 personas detenidas fueron arrojadas a un camión y conducidas hasta la escuela de paracaidistas donde fueron vendados, maniatados y sometidos a un simulacro de fusilamiento. Enfrente, estaba apostado un grupo de soldados con armas largas. En ese momento, el testigo que hoy tiene 80 años, le dijo a la docente López también detenida: “nos van a matar y meter a los hornos”.

El 26, fueron llevadas al campo de la Ribera donde recibieron maltratos y golpes. En ese lugar a juzgar por “el sonido de las respiraciones” había muchas personas que al otro día cesan. Entonces grita, lo vienen a buscar y lo tiran “como bolsa de papas” al camión con destino a la Unidad Penitenciaria 1(UP1) donde son bien recibidos por el director.  Les dieron papel y lapicera para que escribieran a sus familias. Pero al otro día todo cambió.

Empezaban las requisas,  golpes y hacinamiento. Compartió ese lugar con  funcionarios del gobierno de Obregón Cano y abogados de Cruz del Eje. Recordó a Chiaravino, Jaime Pompas y a los abogados Luna, Álvarez y Chazarreta; al ministro de economía Fierro y al concejal Facundo Quiroga. En total eran 200 personas hacinadas que tras el reclamo realizado por Pompas  los cambiaron a otro pabellón.

También aludió a Pedro López quien se presentó en el pabellón y preguntó quién era Nino (el sobrenombre del testigo) para avisarle que “dice Adrián Ferreyra que lo tienen afuera en el camión”. Se refiere a otro militante secuestrado en el mismo paraje mientras estaba de visita con la esposa embarazada en la casa de su abuela Pura . Ambos huían de la feroz persecución desatada. En rigor, no pudo aportar más porque hablaron muy poco, alambre de por medio, en el pueblo.

Tras estar preso a disposición del poder ejecutivo cuatro años en diferentes cárceles del país se exilió en Alemania.

“Nos sentamos a esperar que regresara Carlos; hasta  hoy”

Eddy Lilian Salles, hermana de Carlos Salles contó que junto a Hugo José Oyarza  (quien ya declaró) vivían en la casa de sus padres en barrio Alta Córdoba. Estudiaban en la Facultad de Arquitectura de la UNC. Ellos eran de Catamarca y Hugo de Rio Grande. Cursaban cuarto año en turno noche. La noche que los secuestran “patearon la puerta y Hugo se levantó a abrir la puerta del living donde estaban los tableros. No sé bien qué pasó pero yo sentía gritos y como un tropel de personas en el techo y que le gritaban a mi hermano que levante persiana”. Entraron a su habitación “dieron vuelta toda la casa y cargaron las pocas que teníamos de valor como material de estudio”, recordó. Le ordenan que se vista, la manosean, le roban el reloj y luego “nos sacaron atados y vendados” y la arrojaron en un auto junto a Hugo. Ingresan en un  pasillo donde “se escuchaba el ruido de máquinas de escribir, voces de personas y gente que lloraba”. Ahí escuchó la voz de su hermano.

Después la suben por una escalera a un lugar donde  escuchó un ruido “como que hubieran corrido una silla metálica y a Carlos que dice: qué me han hecho y de ahí no lo escuché más”. Al rato uno de los interrogadores que estaba a su lado le dijo que tenía información que en un acto público habló a “a favor de la subversión”. Al otro día la sacaron en una camioneta donde iba su cuñado Hugo a quien bajan primero. Siguen un trecho, se apartan de la ruta, y la dejan en un descampado “atada y vendada”.

Caminó descalza entre los yuyales hasta llegar a la banquina “y me puse a llorar”. En eso pasaron un hombre y una mujer que  “Me llevaron a un ranchito, me dieron mate cocido y dinero para el colectivo”, revivió. Estaba en la ruta que va de Alta Gracia y Córdoba. Llegó a su casa y con Hugo “nos sentamos a esperar que regresara Carlos. Hasta el día de hoy”.

Luego le contó al Tribunal la búsqueda que llevaron adelante sus padres  sin resultado. “Pasaron los años y jamás supimos nada; como si lo hubiera tragado la tierra”.

Evaluó que además de los militares “no me cabe duda que la colaboración de la política y de los civiles ayudó para que hagan el desastre que hicieron;  y la cantidad de gente y familias cercenadas. Desearía que esto no suceda más”, expresó.

Como estaba previsto ampliaron ayer su declaración siete de los ocho imputados anotados. Hoy se completará el mencionado acto procesal y comenzarán los alegatos de la querella.

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*Agencia Prensared|Imágenes: Prensa   TOF 1.

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