Lo dijo el primer testigo, cuñado de Palazzesi. Concluyó la etapa testimonial con las declaraciones de tres testigos. Hoy se realizará la inspección ocular en la Casa Quinta de Guiñazú. Ingresarán al predio el Tribunal y las partes. El jueves 30, a partir de las 12, alegarán los fiscales y los abogados de la querella.
Por Katy García*
Este martes con la declaración de tres testigos se completó la etapa testimonial del Juicio Barreiro que comenzó el pasado 8 de marzo en la Torre de Tribunales Federales. Howard George Sahadé, Consuelo Eufemia de Ardetti y Marcelo Ramón Ardetti (madre e hijo), aportaron información sobre los últimos días de Rubén Palazzesi.
El tribunal conformado por Julián Falcucci (Presidente), María Noel Costa y José Fabián Asís (vocales) informó que hoy tendrá lugar la inspección ocular en la casa quinta de Quiñazú donde fueron trasladados Rubén Palazzesi, Jaime García Vieyra y Teobaldo Cavigliaso luego de secuestrarlos. Según declaró Silvio Viotti, la audiencia anterior, el lugar usurpado por el ejército fue el último centro clandestino de detención que funcionó entre 1977 y 1979, bajo la órbita de la OP3 y de Menéndez.
El primero en testimoniar fue Haward George Sahadé (84) cuñado de Palazzesi. Trabajaba como viajante de accesorios para cortinas de bronce en Casa Sadicor.
Estaba trabajando en Córdoba en casa Gudiño cuando surge la posibilidad de viajar con personal de la firma que iban a colocar una cortina en James Craik y de paso lo llevaban a Oliva donde vivía.
En el camino los paró un grupo de militares que buscaban a “un señor Ramón”. Al llegar a su casa se encontró con un panorama desolador. “Una situación tensa porque el Teniente Ramón Carrizo fue a avisarles que Rubén Palazzesi había muerto”. Y había que ir a buscarlo a Campo de Mayo. “Mi suegro contrata una funeraria y me toca a mí acompañarlo porque era una persona grande”. También llegó un policía que “venía a detener a mi cuñada Stella Maris”. El clima era confuso, muchos nervios y dolor. Así, parten a Buenos Aires. Antes de ingresar a Campo de Mayo estacionaron “cerca de la plaza Falucho para dormir un rato”.

Un desaparecido más
Seguidamente “Nos llevaron hasta un juez (militar) que me vé a mí y me dice: voy a hablar con usted porque lo veo muy grande a su suegro. Me habló del fallecimiento de Rubén que lo llevaban en un auto –desde Córdoba a Bs As- y que la gente (represores) se bajó a estirar las piernas y que Rubén, esposado, se quiso escapar y que (el auto) se tumbó y quemó. Lo vi. No lo reconocí, estaba sin pies ni manos”, evocó consternado.
Les entregaron el cadáver en “una cajuela de cartón y volvimos a Oliva y lo velamos en la casa”. Si ese señor Ramón –reflexiona- por el que preguntaban en el piquete “lo hubieran interceptado y no hubiera llegado la noticia, sería un desaparecido más. Ato Cabos y creo que fue así”, le dice al Tribunal.
Y agrega “lo pudimos velar y eso fue un alivio espiritual al fin y al cabo que vino a juntarse con su familia y le doy gracias a Dios por esa oportunidad. Lo vio a Rubén por última vez en su campo en Losada y comieron un lechoncito.
Un ser especial
Seguidamente, declaró Consuelo Eufemia Orellana viuda de Ardetti (83). Su esposo permanece detenido desaparecido. “Lo conocí a Rubén Palazzesi porque era compañera de militancia. Me enteré de su muerte a través de otro compañero”, afirmó. Contó que el 6 de agosto a eso de las 5 de la tarde “llegan unas personas de civil” y le preguntaron al vecino (José) que se encontraba en el taller si era dueño o encargado del negocio. Su esposo escuchó y salió. La patota le informó que lo denunciaron por un precio excesivo. Le piden el libro contable. Se los entrega y le dicen que mejor vayan a la municipalidad para que lo explique. “Mi marido le dice al empleado ya vengo. No regresó y al otro día con mis hijos el mayor de 14 y el menor de 13 años decidimos irnos a Florencio Varela para ver que había pasado”, relató. Con los vecinos empezaron la búsqueda.
Se quedaron a esperarlo a Villaflor que junto a Palazzesi y Ardetti eran la conducción de las FAP. “No apareció este compañero y lo veo a Pocho y los chicos señalan: Mirá mamá, Pocho. Fue como si se me abría el suelo” y ahí mismo lo pone al tanto de la situación. Palazzesi estaba en el lugar porque “Nuestra organización (el peronismo de base y las Fuerzas Armadas Peronistas) había evaluado lo que se venía y se decidió que había que defender a los compañeros, no exponerlos”. Pocho le propuso que se vayan a Córdoba pero decidieron quedarse en La Plata y acordaron comunicarse por teléfono. Lo hizo y escuchó una voz de mujer que podría haber sido Cristina, la esposa de Pocho, que le dice “no te conozco” y ahí colgó. “A los pocos días nos enteramos de la muerte de Pocho “un ser especial con unos sentimientos que ojala muchos tuviésemos. Lo reivindico porque si hubiera pensado en él no viene”.

Preservar a los compañeros
En su testimonio destacó que “En el ‘79 hubo una reunión previa y los compañeros evaluábamos que no había que exponer a los compañeros en los frentes fabriles y en los territorios y se decidió que no íbamos a dejar la política pero que no habría enfrentamientos armados porque eso debía surgir del pueblo, no de una élite. Y si miramos atrás vemos que fue así”, afirmó.
También narró lo vivido cuando fueron a buscarla (Enrique) Peyón integrante de la patota de la ESMA que la agarró de los pelos y le pegó una trompada que le hizo perder un diente. Y recordó que además estaba Pebrés.
Al finalizar dijo que ojalá sigan estos encuentros durante los juicios porque “Los tiempos de la ley y la rigurosidad tienen su forma. Y los que padecimos estas cosas desconfiamos”.
Lo vi salir
El último es declarar fue Marcelo Ramón Ardetti (57) hijo de Consuelo. “La última vez que lo vi a Pocho creo que fue en Diagonal 79 y 6, el 7 de agosto de 1979”, afirmó y recordó que el día anterior había llovido y su padre se iba a trabajar como todas las mañanas. “Lo vi salir desde mi cama y no lo vi más”, rememora. Tenía 13 años en aquél momento.
Por la madrugada fueron a lo de José (amigo de padre) para que los ayude. Recordó cómo lo secuestraron a su padre “unas personas que dijeron que el negocio estaba vendiendo caro” y lo llevaron en un Renault 12 y dos autos más. Continúan con la búsqueda en hospitales y en la comisaría de Florencio Varela, donde un hombre le advierte a José: “mejor no te metás porque hay zona liberada. Y nos quedamos en la esquina para verlo a Raimundo Villaflor y en eso lo vemos a Pocho. Se pone feliz, nos abraza, y le decimos lo que pasa”. Se volvieron en tren a la casa de José. “Mientras estaba anocheciendo le digo a mi madre que venía la policía Cuando ve que entran unas 8 o 9 personas que empiezan a revisar todo y les pegan.
Simulacro de fusilamiento
“Nos ponen contra la pared y nos hacen un simulacro de fusilamiento. Había varios chicos incluso un bebé”, cuenta Marcelo y agrega que en un momento dado “nos dicen que se la iban a llevar a mi madre porque mis padres habían cometido hechos de maldad y tenían que pagar”. Mientras tanto “otro le pegaba a mi madre, le sacó un diente. Y se la llevan”. Al otro día lo ven a Rubén que “quería que nos vayamos a Córdoba. Nos quedamos y fue la última vez que lo vi”. Más adelante supo que luego del secuestro de su padre a Palazzessi “lo siguieron desde acá, le pusieron una bomba y lo incendiaron”. También le contaron que “un grupo de represores viajó a Córdoba y que allá lo esperaba otro grupo”.
Para hoy a las 14:30 está planificada la inspección ocular. Ingresarán al predio el Tribunal y las partes junto a los testigos Viotti y García Vieyra. Por expreso pedido de los propietarios la prensa no ingresará. Podrán permanecer fuera del predio. Así lo informó el área de prensa.
*Periodista. Agencia Prensared.
www.prensared.org.ar