Carolina Vaca Narvaja: “Historias para traer a la memoria y reflexionar”

“Desde el Altillo. Historia de un exilio” es una obra teatral  de Tres Tigres Teatro que cuenta la  experiencia de vida del destierro y regreso, desde México,  de la actriz Carolina Vaca Narvaja, junto a su familia.  Un relato unipersonal, pero a su vez  colectivo, que rescata  la importancia de la vida de las infancias que padecieron y padecen el exilio.

Por Myriam Mohaded*

“Desde el Altillo. Historia de un exilio”, cuenta la vivencia de una niña de cinco años que, un 23 de marzo de 1976, junto a su familia, ante el inminente Golpe de Estado, tienen que salir del país y organizan un operativo para tomar la embajada y poder pedir asilo político en la Embajada de México en Buenos Aires. Allí viven diez días en el Altillo de la casa del embajador, hasta que pueden salir de Argentina y comenzar el camino hacia el asilo – exilio. Minutos antes que se perpetrara  en nuestro país el golpe cívico- militar-eclesiástico, e iniciaba  el terrorismo de Estado  con sus desapariciones forzadas, asesinatos, apropiaciones de bebés,  encarcelamientos, saqueos, vuelos de la muerte, y demás atropellos. El comienzo de una de las noches más oscuras y tenebrosas de nuestra historia.

“Un altillo, un viaje a lo desconocido, un nuevo lugar, un juguete, otro comienzo, una nueva despedida ¿otro exilio?… Una historia fragmentada como la que muchos niños y niñas transitaron durante la dictadura argentina, que se repite una y otra vez como un deja vú en otros lugares del mundo”, reseñan sus autoras Carolina Vaca Narvaja y Maria Nella Ferrez, un relato basado en el libro “Cono Sur” de Gustavo Vaca Narvaja.

“Es la historia mía, familiar, que se reconstruye a partir de un dispositivo y a través de un documental autobiográfico donde confluyen diferentes lenguajes: la actuación, la narración, el teatro de sombras, las proyecciones, el rescate de grabaciones de época que mis abuelos guardaron y también van a confluir documentaciones que conseguimos en distintos ámbitos”, comenta Carolina Vaca Narvaja, quien actúa la obra.

La propuesta se enmarca dentro del teatro documental y autobiográfico en donde confluyen la actuación, el teatro de objetos y el lenguaje audiovisual. “Una invitación a revisar las memorias de lo que fuimos para poder pensar este presente atravesado por una realidad compleja y llena de incertidumbre”.

“La dramaturgia se construye desde distintos tiempos cronológicos alternando el pasado y el presente en forma dinámica y discontinua. Llevando al espectador a completar los saltos propios de la memoria fragmentada”, expresan lxs autores.

Se estrena este miércoles 5 hasta el 9 de julio a las 21 horas en la sala  “Sindicato de Maravillas” (Libertad 326).

-¿Cómo fue posible reconstruir la historia? ¿De qué manera se involucra el texto de “Cono Sur” y la experiencia vivida?

Es un unipersonal en donde interactuamos con Nella Ferrez, haciendo una reconstrucción minuciosa de la memoria.  Yo tenía cinco años y, en verdad, me acuerdo de muy pocas cosas, entonces, es más lo que escuché, leí y me contaron. Por cierto, a medida que fuimos ensayando, sí aparecieron cuestiones que tienen que ver con lo corporal, las sensaciones.

Los objetos que usamos son quienes comienzan a contar la historia. Los traje desde México, los guardé y permanecieron todo este tiempo.

La historia comienza desde el momento en que decidimos regresar a Argentina y volvemos en el tiempo, para contar cuando se tomó la embajada, vivió en el Altillo y se salió del país. Esa es la estructura que se toma de “Cono Sur”, el libro de Gustavo Vaca Narvaja, de cómo se vivieron esos 10 días que estuvimos  encerrados en el altillo de la casa del embajador – actual cancillería- ,  y  el regreso de México. Luego estuvimos nosotros visitando, tomando fotos, hablando con la gente.

También están los relatos de Gustavo Vaca Narvaja y María Eugenia Wulff,  mi tía, que interactúan con los míos. Ella tiene muy buena memoria y se fue acordando qué hacíamos los chicos.

-La obra implica un relato de infancia, ¿qué posibilita para vos poner en escena el tema? ¿Qué implica la mirada de una niña sobre el exilio y el legado familiar?

-Esta puesta  que busca rescatar esas miradas de infancia; que si bien es una,  la mía, en cierta forma encierra todas las de hijos e hijas que salieron del país junto a sus padres y después regresaron. Esto fue como un segundo exilio, porque nuestras infancias estuvieron en aquel país, en esa geografía con aquellos amigos, aquel idioma, himno, ese lenguaje, esas comidas.

Volver fue como una nueva ruptura en nuestras vidas. Es esta historia individual que a la vez es colectiva, porque nos identificamos cuando  hablamos. Desde hace un tiempo formo parte de Hijas e Hijos del Exilio que es una organización, un movimiento de personas que nos pasan cosas similares que hablan de muchas historias  que, de algún modo, siguen sucediendo, por las guerras, el hambre, los estados políticos y sociales de los países, entre otras.

Ante todo, se trata de traerlas desde otra mirada, porque los adultos han escrito, contado, dado testimonio y las niñas y niños en ese momento pudimos resignificar esas historias y contarlas. En este sentido, el proceso con Nella fue enriquecedor, porque además en la puesta en escena  queda una interacción natural y necesaria para poder contarla.

Más allá de la actriz que cuenta, relata y se aleja un poco para poder hacerlo, es una historia en la que hay  momentos en los que es inevitable sentirse atravesada por lo que se está diciendo, porque habla de lo vivido. Y allí el cuerpo también actúa.

– ¿Qué significa poder compartir esta historia de exilio a cuarenta años de democracia?

-Fue casual, no lo planificamos. Pero, es impresionante que fuera así porque creemos necesario traer a la memoria algunos hechos desde una forma sensible, para pensar, reflexionar qué significa la democracia, qué implica sostenerla, cuidarla. Más allá que sea un sistema imperfecto la seguimos, definitivamente, eligiendo, y cuando una vuelve a estas historias decimos esto no puede volver a pasar, y también es necesario que no queden en el olvido.

– “Desde el Altillo” es un unipersonal, ¿de qué modo interviene lo colectivo?

-Era impensado hacerlo sino fuera en el marco del grupo (Ver Ficha técnica), donde  los cuatro integrantes Pico, Belén, Nella, yo,  Abril,  Anita Perez e  Ivana Fantin  en archivo y documentación. Ha sido una labor de muchas personas que además han contenido este trabajo, en donde me sentí acompañada. Un proceso colectivo, como es la historia.

Ficha técnica:

En escena: Carolina Vaca Narvaja.  Dirección: María Nella Ferrez. Voces en off: Gustavo Vaca Narvaja y María Eugenia Wulff. Edición de audios y diseño sonoro: Jorge “Pico” Fernández Goncalvez. Edición de audiovisuales y fotografía: Abril Fernández Ferrez – Producciones Anónimas. Diseño y realización de dispositivo escenográfico: María Nella Ferrez y Yanina Pérez. Carpinteria metálica: Matías Beltramo. Diseño de Luces: Rafael Rodríguez. Diseño gráfico: Mauricio Micheloud. Fotografía: Abril Fernández Ferrez. Asistencia técnica: Delia Perotti. Investigación d e archivo: Ivana Fantin. Producción: Tres Tigres Teatro.

* Periodista.